En su primer mensaje al Congreso al asumir la Presidencia de Estados Unidos, Joe Biden sostuvo que “la inversión pública en el desarrollo de las comunicaciones, la educación, las vacunas (…) y mucho más” hizo posible la transformación de su país en una potencia. Llegando al final de su mandato, su consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, profundizó estas definiciones proponiendo la sustitución del Consenso de Washington que rigió desde los ’80 por un nuevo Consenso en el que el mercado será reemplazado por el Estado en la asignación de recursos a sectores de importancia estratégica para la “resiliencia” de la economía y “la seguridad nacional” [1].