El colapso financiero del 2008 todavía impacta al mundo y muchos lo llaman una Gran Depresión. Rescatar a las grandes corporaciones, en lugar de salvar la economía real, hizo que las estafas y los saqueos parecieran casi aceptables. La concentración del dinero y la política, y el poder genera bien, es un desafío global que impulsa una agenda particular de privatización de los comunes y de hacer dinero con todo: prisioneros, inmigrantes, mujeres, niños, adicciones, abuso sexual y eso sin límites.