Investigador en la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de París, Hamit Bozarslan es uno de los mayores especialistas en radicalización de sociedades islámicas, como la iraquí y la afgana. Es autor de «Una historia de la violencia en Oriente Medio. Del fin del Imperio Otomano a Al Qaeda», publicado el año pasado en España […]
Investigador en la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de París, Hamit Bozarslan es uno de los mayores especialistas en radicalización de sociedades islámicas, como la iraquí y la afgana. Es autor de «Una historia de la violencia en Oriente Medio. Del fin del Imperio Otomano a Al Qaeda», publicado el año pasado en España (Península).
Casi diez años tras el inicio de la guerra, ¿cómo analiza la situación en Afganistán?
Hay un bloqueo total, porque el régimen del presidente Hamid Karzai no funciona y es muy criticado. No controla la mayor parte del país y la guerra es muy sangrienta. Karzai no supo imponer un poder legítimo.
Sin embargo, se han hecho cosas: mejora la educación, hay carreteras… «Karzai no controla la mayor parte de su país y la guerra es muy sangrienta»
Hay ahora cines y centros comerciales en Kabul, lo que no existía hace una década. Pero basta con salir de la capital: el país está en ruinas. E incluso en Kabul, la gente tiene Internet, pero vive en chabolas. La pregunta más importante es: ¿en qué medida los afganos son dueños de sus elecciones?
¿Qué se puede esperar entonces de la conferencia internacional de hoy?
Los líderes harán como siempre bonitas declaraciones, pero ya lo hacen desde hace años. Karzai busca en este evento su legitimidad ante la población y la comunidad internacional. Porque el mayor problema sigue siendo un bloqueo estructural de su gobierno.
¿Se ha tirado el dinero por la ventana?
Las conferencias como la de Kabul no representan nada: se ha donado unos 40.000 millones de dólares para la reconstrucción desde 2002, pero también se ha gastado más de 100.000 millones en esfuerzos militares. El error siempre es el mismo: se invierte una fortuna en la guerra y luego no queda ni un céntimo para construir escuelas.
¿Cómo desbloquear la situación?
No tengo soluciones. Pero la estrategia de integrar a los actores del país, incluso a los talibanes, quizá no sea la buena. Porque ellos son conscientes de la debilidad de Karzai y tienen tiempo.
¿Qué busca el presidente afgano cuando libera a insurgentes o cuando negocia con ellos?
Karzai sabe que es minoritario y sus contactos con grupos de la insurgencia han sido confirmados. No tiene el respaldo de la población ni de los líderes tribales. Su estrategia es contar con todos los actores.
Pero ¿cree que los talibanes podrían llegar a tomar Kabul y a gobernar de nuevo el país?
No podemos decirlo ahora. Tenemos a tres actores: Karzai, que sólo controla su palacio real… ¡Perdón, fue un lapsus! Quería decir «presidencial»; los talibanes que, a pesar de la violencia contra los civiles, consiguen apoyos, y los señores de la guerra y líderes de tribus. Los talibanes no quieren compartir el poder y para que ganen, Karzai debe estar totalmente debilitado; es decir, sin fuerzas de la OTAN desplegadas.
¿La retirada de las tropas internacionales causaría graves problemas?
Estados Unidos planeaba retirarse en 2011, ahora se habla de 2014. Porque saben que la retirada puede generar una importante inestabilidad. No hay que olvidar que los talibanes están bien organizados y estructurados. Todo puede acabar como en Vietnam, en 1975, cuando los últimos estadounidenses y sus aliados se fueron en helicóptero.