Lo dijeron desde Washington: el principal contendiente a la presidencia de México debe ser detenido, a cualquier costo, en su intento de llevar adelante su candidatura. Un nuevo tipo de golpe de Estado se ha tramado para parar al alcalde activista de la ciudad de México Andrés Manuel López Obrador -el más popular líder político […]
Lo dijeron desde Washington: el principal contendiente a la presidencia de México debe ser detenido, a cualquier costo, en su intento de llevar adelante su candidatura.
Un nuevo tipo de golpe de Estado se ha tramado para parar al alcalde activista de la ciudad de México Andrés Manuel López Obrador -el más popular líder político del país, de acuerdo a todas las encuestas nacionales de opinión pública- en su derecho a contender por la presidencia en las elecciones de julio de 2006.
El intento golpista se volvió política oficial la semana en que Condoleeza Rice tomó el mando del Departamento de Estado el mes pasado, y las más confiables marionetas de Washington en dos de los partidos políticos nacionales de México saltaron inmediatamente para acatar las órdenes de su amo.
Los oponentes a López Obrador -internos y foráneos- temen que el líder de la izquierda electoral sea imparable en las urnas dentro de 16 meses. Y así las fuerzas acostumbradas a robar y arreglar elecciones por 75 años en este país están usando un último recurso: una sucia conjura para remover su nombre de la boleta electoral.
Pero, como en Venezuela en abril de 2002, los planes antidemocráticos del gobierno de Bush pueden muy bien incendiarse, provocando una explosión sin precedentes de la democracia auténtica (esa forma de gobierno-desde-abajo que es más grande que la apatía conocida como «esperar las próximas elecciones») en el vecino país del sur.
Si el plan de sacar a López Obrador de la boleta tiene éxito, la elección de 2006 en México carecerá de legitimidad entre gran parte de los 100 millones de habitantes en este país, especialmente entre la juventud de esta nación. Esto, en cambio, sería como llevar a una resistencia civil masiva y a la desobediencia, incluyendo bloqueos efectivos de carreteras y comercio fronterizo, similares a los eventos en años recientes en Bolivia. Y eso, repito, podría terminar paralizando el país, lanzando una crisis económica y política a nivel internacional.
En el centro de la estrategia de Washington se encuentra una doctrina arcaica de ley mexicana conocida como «fuero». No tiene contraparte en las leyes de Estados Unidos, ni en muchos otros países, así que tenemos que explicarla…
Una escapatoria del tamaño de una dictadura
El «fuero» -un privilegio dado a todos los funcionarios mexicanos electos- garantiza inmunidad contra la persecución en cualquier crimen a quienes ocupen un cargo político. El fuero pone literalmente al político fuera del alcance de la ley, pero eso es solamente la mitad de la historia.
El fuero es también un arma de doble filo que se suspende sobre el cuello de cada funcionario electo (así que no es sorpresa que muy pocos levanten su cuello contra intereses poderosos). El Congreso (por así decirlo, otros políticos) puede quitar a cualquier político mexicano la protección legal a su capricho, quitando el derecho a contender por un cargo de elección.
Enlodando más todavía la situación está la facilidad por la que, bajo las leyes mexicanas, un ciudadano acusado en espera de juicio puede permanecer preso sin la oportunidad de salir libre bajo fianza. Esto podría terminar con el candidato presidencial más importante del país al ponerlo en la cárcel por lo que es, esencialmente, una disputa administrativa.
Así, el privilegio de inmunidad se vuelve un mecanismo de control. Si el Congreso Nacional vota para quitar el fuero a un funcionario (un proceso llamado desafuero), el funcionario pierde más que solamente su inmunidad frente a las causas legales. También pierde su derecho a mantener o buscar un cargo público -inclusive si no ha sido sentenciado por ningún crimen.
El Procurador General de la República -Rafael Macedo, nombrado por el Presidente Fox- está por tanto a punto de abusar de este arbitrario mecanismo para desmantelar el derecho del pueblo mexicano a votar por López Obrador para presidente en 2006. La sentencia podría llegar en cualquier momento luego del 18 de febrero, aunque la mayoría de los conocedores en el Congreso predicen que el telúrico evento ocurriría más o menos en algún momento de abril.
El pretexto para bloquear la candidatura de López Obrador es su desafío de 2003 a una orden federal sobre un proyecto vial relativamente pequeño en el barrio de El Encino, en la ciudad capital que gobierna. Su supuesto crimen: tratar de construir una vía para proveer acceso a un hospital. Es un tipo de disputa común en la que el gobierno local riñe con el federal sobre el tamaño exacto y la forma de un trozo de propiedad privada, y si dicha propiedad está situada donde el gobierno local quiere construir una vía (un reportaje de Associated Press decía esta semana que la disputa es en torno a un «problema de terrenos», pero es realmente sobre la construcción de un camino… para que los ciudadanos puedan ir a… un hospital). Esta clase de batalla jurisdiccional entre gobiernos estatales y nacionales ocurre frecuentemente en México. Pero esta es la primera vez que un Procurador General de la República ha tratado de utilizar tal conflicto como excusa para quitarle el fuero a un gobernador. Que, en este caso, el gobernador sea el principal candidato presidencial de este país (y uno con una larga historia de activismo y revuelta) crea una situación explosiva con consecuencias potencialmente graves para ambas partes.
Debe notarse que López Obrador no ha sido acusado de forma alguna de corrupción, ni de enriquecerse con fondos del gobierno o privados (prácticamente un pasatiempo nacional para los políticos locales). Es también conocido por su forma de vida espartana, por rehuir a sus guardaespaldas, por estar disponible para preguntas diariamente a las 6:30 am por parte de la prensa (también en contraste con otros líderes nacionales). Esa frugalidad, y su conducta de habla suave, son parte de lo que lo hace masivamente popular entre el público. Como reportó Scott Johnson hoy en Newsweek: «Mantiene un humilde departamento en la ciudad de México y conduce un viejo y golpeado sedán. Mantiene una intensa agenda de eventos, incluyendo un encuentro diario a las 6:30 am con los periodistas mexicanos, con los que siempre bromea, aún en las más difíciles circunstancias».
«Tener un corazón tropical… y una cabeza fría» ha sido el credo por mucho tiempo de este político del estado sureño de Tabasco, que creció en Palenque, Chiapas, donde su familia tenía un restorán en la vieja estación ferroviaria. Cuando joven, López Obrador editó un periódico, El Chol, nombrado a partir de un pueblo indígena con raíces en las famosas ruinas mayas de la región. Esa pasión continúa hasta el día de hoy a través de sus frecuentes admoniciones a los miembros de su partido, el Partido de la Revolución Democrática, para «nunca traicionar al movimiento indígena». En ese sentido, la plataforma presidencial de López Obrador, recientemente publicada en un libro Un proyecto alternativo de nación (2004, Grijalbo), asienta la necesidad de que el estado mexicano que cumpla los Acuerdos de Paz de San Andrés de 1996 que signó con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional para levantar una nueva era de autonomía política para los 62 grupos étnicos de México.
Cuando le robaron la elección para gobernador de Tabasco en 1994 con fraude electoral, López Obrador lideró una marcha de cientos de kilómetros desde la capital del estado, Villahermosa, hasta la capital del país, y escribió un libro acerca de ello: Entre la historia y la esperanza: Corrupción y lucha democrática en Tabasco. Y fue López Obrador quien expuso el masivo fraude bancario conocido en México como el escándalo de Fobaproa, publicando archivos secretos que documentaban el robo de cientos de miles de millones de dólares al pueblo mexicano, el crimen más cuantiosos en la historia de México.
La historia nos presenta así a una de esas raras figuras políticas que es más un luchador social que un político. En 2003, cuando López Obrador se mudó de Tabasco a la ciudad de México para contender para alcalde, sus oponentes fueron a los juzgados para tratar de sacarlo de la boleta electoral, afirmando que no era un residente de esta capital hecha ampliamente con emigrantes de las empobrecidas provincias. Ganó la batalla legal y fue electo alcalde, un puesto desde el que ha gobernado bajo el lema «Primero los pobres», creando nuevos programas sociales -mientras también conseguía inversiones nacionales e internacionales para la más grande metrópolis del hemisferio- y reformando las tradicionalmente corruptas fuerzas de policía, lo que resultó en una dramática caída de la tasa criminal de la urbe.
Sus batallas políticas a nivel local se han vuelto pan de diario para los medios masivos de México. Como los ciudadanos de la tercera edad, los campesinos desplazados, las juventudes desempleadas y otros sectores de la mayoría empobrecida de México han observado lo que López Obrador ha hecho por sus conciudadanos en la Manzana más Grande, comenzaron a anhelar y querer las mismas reformas a nivel nacional. Es por eso que sus enemigos lo perciben como invencible en una elección. Y es por eso que podría probar serlo en la actual guerra sucia para sacarlo de la carrera electoral al 2006.
El factor Condoleeza
Hace unos cuantos meses, el gobierno de Bush parecía listo a aceptar una victoria electoral de la izquierda mexicana y a López Obrador como Presidente.
Durante una visita el 9 de noviembre de 2004 a la ciudad de México, el entonces Director de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Tom Ridge, dijo a la prensa que Washington daría la bienvenida a cualquier victoria en la contienda presidencial mexicana de 2006, diciendo: «… independientemente de la filosofía del candidato vencedor, si es un gobierno elegido democráticamente, nosotros seguiremos este proceso y lo honraremos, porque es un proceso que ya hemos comenzado en este gobierno sin importar con quién estamos trabajando».
Durante la misma visita de noviembre pasado de funcionarios estadounidenses a la ciudad de México, el ex Secretario del Departamento de Estado Colin Powell dijo, de acuerdo a esta nota de prensa en inglés: «El Presidente Bush recibiría a un líder mexicano [de izquierda] tan cálidamente como recibiría a cualquier otro líder de México».
Pero todo eso cambió en enero de 2005 cuando Condoleeza Rice remplazó a Powell. La primera «advertencia de viaje» del Departamento de Estado lanzada bajo su mando fue contra México. La «advertencia de viaje» y la campaña de los medios comercials para apoyarla –rebatida por Narco News el 27 de enero– pintaba un inquietante retrato de un país estragado por lo que el embajador estadounidense Tony Garza llamó «una creciente ola de crímen». Los funcionarios de Estados Unidos y su banda de periodistas insistieron más aún, en que el así llamado desorden mexicano era causado por los narcotraficantes.
Con esa advertencia, el mesaje fue enviado al poder ejecutivo del Presidente Vicente Fox, del Partido Acción Nacional (PAN) y un Congreso dominado por el PRI (Partido Revolucionario Institucional), que ha mandado en México por setenta años antes de la victoria electoral de Fox en 2000. Las palabras desde arriba: Washington va a estar mucho más implicado en los asuntos soberanos de México de lo que ha estado durante los pasados cuatro años, y si México no obedece, la guerra contra las drogas será la lanza con la que los funcionarios estadounidenses podrán acusar y encausar a los políticos mexicanos a voluntad.
Un funcionario público honesto tiene mucho menos que temer de tal ruido de sables estadounidense que aquellos que en verdad están envueltos con la narco corrupción. Pero los miembros del históricamente corrupto PRI, y los del PAN de Fox (quien, se supo recientemente, contaba con un allegado narcotraficante como director de giras presidenciales), captaron el mensaje fuerte y claro. En apenas dos días estos dos partidos rivales se unieron en un comité del Congreso para acelerar el desafuero contra López Obrador que había hasta entonces languidecido lleno de telarañas. Condoleeza, con su simple «advertencia de viaje», los tuvo saltando a su ritmo, y el golpe de Estado comenzó a emerger de veras.
«Vivimos el nacimiento de la verdadera democracia», dijo Fox en su programa de radio semanal el 12 de febrero.
Oh, ironía, Fox está técnicamente en lo correcto -México está a punto de experimentar un tipo de democracia auténtica que ha permanecido dormido durante décadas. Pero no viene de las maniobras antidemocráticas del PAN de Fox y el todavía fromidable PRI, ni de Condoleeza Rice o de sus intentos por sacar a un candidato de la carrera presidencial. La democracia auténtica viene, más bien, de una rápida reacción popular contra el desafuero, trayendo una verdadera explosión para las próximas semanas y meses, del tipo de democracia que la falsa democracia de Washington teme más, subiendo desde la casa de al lado…
La caballería de los de abajo
Un movimiento juvenil ha iniciado este fin de semana en México, construyéndose ampliamente a través de Internet, y declarando su independencia de todos los partidos poíticos, incluyendo al Partido de la Revolución Democrática (PRD) de López Obrador. Pretende organizarse horizontal y autónomamente en cada rincón de la República Mexicana para salvar su novata democracia.
Para comprender por completo la marcha de este movimiento de base en oposición al desafuero de López Obrador, hay que leer la columna, publicada en La Jornada el sábado pasado, de Jaime Avilés, el columnista político nacional históricamente más cercano a López Obrador (él escribió la introducción al libro Entre la historia y la esperanza). La columna incluye además el http://plandelos3puntos.org/ Plan de los Tres Puntos de Avilés para revertir el intento de golpe de Estado y asegurar su derrota.
Varias organizaciones juveniles nacionales, sindicatos y otras redes se reunieron recientemente en la ciudad de México y lanzaron una red horizontal no jerárquica de grupos locales autónomos -muy al estilo de la campaña presidencial de Howard Dean el año pasado (y de la resistencia civil en Venezuela que revirtió en 2002 un golpe de Estado), utiliza Internet y los celulares como sus armas de comunicación. Agreguen a esa mezcla que este movimiento será independiente del partido de López Obrador, el PRD, por lo que será incontrolable para toda fuerza política, y tendrán un potente clado político fermentando al sur de la frontera.
Aunque aparecen en la columna de Avilés, les presentamos aquí las doce claves tácticas implementadas por este gran movimiento juvenil:
- Formar brigadas y establecer puntos de encuentro en los pueblos, barrios, colonias y delegaciones de la ciudad de México, para que los habitantes de la capital del país puedan informarse y protestar sin tener que alejarse mucho de sus domicilios.
- Instalar campamentos en las plazas y parques de las principales ciudades y pueblos del interior del país, para que la gente sepa a donde acudir cuando necesite informarse.
- A las comunidades de mexicanos residentes en el extranjero las exhortamos a formar comités de solidaridad y llevar a cabo acciones de protesta frente a las embajadas y consulados de México en el mundo entero.
- Desarrollar mecanismos de comunicación instantánea a través de internet y mensajitos de teléfonos celulares.
- Realizar festivales artísticos, subastas, colectas y ventas de garage para obtener recursos económicos que serán invertidos en los gastos de propaganda. Como no habrá una estructura central, cada lado deberá resolver sus problemas de finanzas por su cuenta.
- Organizar caravanas automovilísticas para recorrer las zonas de mayor densidad habitacional y así invitar cada día a más y más personas a incorporarse a la lucha.
- Cubrir con mantas de repudio al desafuero todas las estatuas de la ciudad de México y de las ciudades y pueblos del interior del país, así como las fachadas de unidades habitacionales, edificios multifamiliares, vecindades, casas particulares y negocios que se adhieran al movimiento.
- Fijar carteles y calcomanías de repudio al desafuero en automóviles, taxis, microbuses, autobuses, camiones de carga y de pasajeros, así como pegatinas en baños de establecimientos públicos, casetas de teléfonos, butacas de cines y en fin, todo espacio disponible.
- Hacer plantones frente a las casas de todos los funcionarios públicos involucrados en la conspiración golpista del desafuero y señalarlos con escarnio en todos los lugares públicos donde los encontremos.
- Organizar comisiones de seguridad para neutralizar a los provocadores pagados por el gobierno federal que tal vez tratarán de desorganizarnos y desacreditarnos a los ojos de la opinión pública desvirtuando el carácter pacífico de este movimiento.
- Efectuar, con carácter de urgencia, un encuentro de todos los lados, comités, redes y otras instancias afines, para discutir y coordinar acciones de más largo alcance cuando la coyuntura política así lo exija.
- Preparar desde ahora el Congreso de los Ciudadanos Unidos, porque después de esta etapa de lucha, que será breve, intensa y victoriosa, tendremos que pasar a la discusión de los 20 puntos del Programa Alternativo de López Obrador a fin de enriquecerlo con nuestras propuestas.
¿Captan? La energía de la juventud en una revuelta pacífica con caravanas de autos, celulares, anuncios e Internet como armas, con el potencial de ir no solamente dentro del territorio mexicano sino a cualquier parte del mundo donde viven los mexicanos (ahora, ¿qué lugares podrían ser?)… un movimiento político auténtico sin estructura central ni jerarquías. En suma, una red (como se describe en el libro We Are Everywhere, publicado en parte por Narco News)… un enjambre pro democrático para detener el golpe de Estado…
Esta revuelta juvenil de alta tecnología cuenta, ya, con algunos simpatizantes con poder de convocatoria nacional, incluyendo, aquí en la selva Lancandona, la voz de los indígenas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). En un comunicado en septiembre pasado, el subcomandante zapatista Marcos escribió sobre la conjura para sacar a López Obrador de la carrera presidencial, y la oposición de los zapatistas a esto:
En el México de hoy, todos los políticos, aún aquellos que vayan arriba en las encuestas, en las principales de los noticiarios o en el número de manifestantes, sin importar el color de la retórica que enarbolen o el signo de su organización partidaria, contarán con la hosca desconfianza de nosotros los zapatistas, con nuestro escepticismo e incredulidad
Aún con todo esto, no podemos avalar, con nuestro silencio, las suciedades jurídicas con las que se pretende impedir que quien encabeza el gobierno en la ciudad de México se presente en 2006 a competir por la Presidencia del país. Nos parece que se trata de una acción ilegítima, mal arropada por falacias legales, que atenta contra el derecho de los mexicanos a decidir si uno u otra o nadie es gobierno. La concreción de una felonía de tal naturaleza significaría, ni más ni menos, la invalidación del artículo 39 de la Constitución mexicana, el cual consagra el derecho del pueblo a decidir su forma de gobierno. Sería, para ponerlo en términos llanos, un golpe de Estado «blando».
En este periódico hemos reportado y roto los bloqueos informativos durante el golpe de 2002 en Venezuela y los levantamientos de la sociedad civil en Bolivia. Repentinamente, en México, ambos tipos de historia están emergiendo al mismo tiempo: un intento de golpe de Estado y una resistencia civil que -sin importar qué fuerzas triunfen- cambiará inalteradamente la historia, no solamente de México, sino del hemisferio entero.
México se encuentra ahora en una encrucijada histórica: entre la dictadura de dos-partidos-impuesta-por-Washington labrada con un golpe de Estado llamado desafuero… o la ruptura definitica con esos tipos de imposición desde arriba, que restauraría el derecho de nacimiento de México como miembro de la comunidad latinoamericana de nacionaes que están moviéndose cada vez más juntas hacia la auténtica democracia.
Pero no nos crean así nada más. Observen su progeso (y participen si quieren) vía Internet:
- «Nace el Lado Izquierdo Opositor» por Jaime Avilés, La Jornada, Sábado 12 de febrero de 2005
- Plan de los Tres Puntos de Avilés
- Red Nacional de Jóvenes con Andres Manuel López Obrador