Año tras año se repite el mismo ritual: llega Navidad y con ella los cánticos al consumo y a la compra sin límites. Nos dicen que necesitamos más para ser más felices. Pero, ¿es eso cierto? En realidad, y en un contexto de crisis ecológica y climática global, de desbordamiento de los límites del planeta, […]
Año tras año se repite el mismo ritual: llega Navidad y con ella los cánticos al consumo y a la compra sin límites. Nos dicen que necesitamos más para ser más felices. Pero, ¿es eso cierto? En realidad, y en un contexto de crisis ecológica y climática global, de desbordamiento de los límites del planeta, de despilfarro colectivo…, deberíamos replantearnos nuestro modelo de consumo y avanzar hacia una cultura del «mejor con menos», combatiendo un consumismo excesivo, antiecológico, superfluo e injusto, promovido por el mismo sistema capitalista.
Pero más allá de la acción individual, que tiene un valor demostrativo importante y que aporta coherencia a nuestra práctica cotidiana, es fundamental la acción política colectiva, rompiendo el mito de que nuestras acciones individuales por sí mismas generarán cambios estructurales. En el ámbito del consumo, por ejemplo, podemos participar en grupos y cooperativas de consumo agroecológico, que a partir de un trabajo autogestionado, establecen relaciones directas entre consumidores y campesinos locales, evitando intermediarios, promoviendo unas relaciones de confianza y llevando a cabo un consumo ecológico, solidario y de apoyo al mundo rural.
Pero es fundamental que esta acción política trascienda el ámbito del consumo, ir más allá, y establecer alianzas entre distintos sectores afectados por la globalización capitalista y actuar políticamente. La situación de crisis sistémica del capitalismo, con sus distintas facetas: ecológica, financiera, alimentaria, de los cuidados, energética… hace más necesario que nunca esta acción política colectiva. La creación de alianzas entre campesinos, trabajadores, mujeres, inmigrantes, jóvenes… es una condición indispensable para avanzar hacia ese «otro mundo posible» que preconizan los movimientos sociales.
Con este objetivo distintas organizaciones han convocado una huelga de consumo para el próximo 21 de diciembre. Se trata de no adquirir ningún producto o servicio durante ese día para expresar un rechazo claro a un sistema capitalista que nos ha conducido a una crisis global sin precedentes, y que ha contado con el apoyo explícito de gobiernos e instituciones, más interesadas en privatizar los servicios públicos, recortar los salarios y ayudar a la banca y a la empresa privada, que en apoyar a quienes más lo necesitan.
De motivos para salir a la calle no faltan, sino que sobran.
Esther Vivas es coautora de Del campo al plato (Icaria ed., 2009).
Fuente: El Punt, 18/12/2010.
+ info: http://esthervivas.wordpress.