China abrió este domingo su cumbre internacional sobre el proyecto de Nueva Ruta de la Seda, una cita perturbada por el lanzamiento de un misil norcoreano pese a las advertencias de Pekín. El presidente chino, Xi Jinping, inauguró oficialmente la cumbre, que quiere resucitar la antigua ruta comercial utilizada en las transacciones entre Europa y […]
China abrió este domingo su cumbre internacional sobre el proyecto de Nueva Ruta de la Seda, una cita perturbada por el lanzamiento de un misil norcoreano pese a las advertencias de Pekín.
El presidente chino, Xi Jinping, inauguró oficialmente la cumbre, que quiere resucitar la antigua ruta comercial utilizada en las transacciones entre Europa y el Lejano Oriente.
Una treintena de dirigentes participaron en la iniciativa, que termina el lunes.
Pero horas antes de que comenzara la cumbre, Corea del Norte disparó un misil balístico que recorrió unos 700 kilómetros hasta estrellarse en el mar de Japón, anunció el ejército surcoreano.
«China se opone a las violaciones de Corea del Norte de las resoluciones del Consejo de Seguridad» de Naciones Unidas, reaccionó el Ministerio chino de Exteriores.
En los últimos meses, Pekín ha advertido sin cesar a Pyongyang contra nuevos ensayos de misiles o de municiones nucleares.
En una reunión, Xi Jinping y su homólogo ruso, Vladimir Putin, «expresaron su preocupación por la escalada de tensiones», indicó el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, a finales de enero, la tensión en la península coreana ha aumentado y la administración estadounidense advirtió de que la opción militar estaba «sobre la mesa» para obligar al régimen de Kim Jong-un a abandonar su programa nuclear, un objetivo para el que espera contar con el respaldo de Pekín.
Pero China se ha mostrado reacia a cualquier uso de la fuerza contra Pyongyang, temerosa de las consecuencias que un conflicto en la península coreana pueda tener en su frontera, si bien sí que aplica las sanciones internacionales contra Corea del Norte.
Este asunto empañó la apertura de la cumbre, en la que participan delegaciones de Estados Unidos y de Corea del Norte, en ausencia de los principales dirigentes occidentales.
‘Cinturón’ terrestre y ‘ruta’ marítima
Xi Jinping lanzó la iniciativa de Nuevas Rutas de la Seda en 2013, poco después de llegar al poder.
La versión de 2017 del proyecto tiene el objetivo de crear un «cinturón» terrestre acompañado de una «ruta» marítima a través de inversiones en proyectos ferroviarios, de carreteras, portuarios o energéticos, que incluirán la creación de parques industriales y zonas francas en Asia, Europa Central, Oriente Medio y África.
La iniciativa, que reúne a 65 países, tiene el apoyo ilimitado de Pekín y el Banco de Desarrollo de China ha previsto invertir más de 800.000 millones de euros en la ejecución de 900 proyectos.
El gigante asiático busca garantizarse el abastecimiento de materias primas y la llegada de sus productos a sus principales mercados, principalmente Europa.
De paso, China trata consolidar su posición a nivel internacional frente al giro aislacionista del presidente estadounidense.
«El aislamiento conduce al retraso. La apertura es como el combate de una crisálida que sale de su capullo. Esto se acompaña del sufrimiento, pero un sufrimiento que crea una nueva vida», declaró Xi Jinping en su discurso de apertura.
«Las ideas de apertura y libertad comercial son cada vez más rechazadas, muchas veces por los que fueron sus propios seguidores no hace mucho tiempo», observó Vladimir Putin.
Por la parte occidental, algunos observadores sospechan que China, la segunda economía mundial, quiere reforzar su influencia en el comercio internacional a través de inversiones que la enlazarían con los países implicados, particularmente en Asia central.
La ministra alemana de Economía, Brigitte Zypries, insistió para que las rutas de la seda sean en doble dirección y no solamente en el sentido de las exportaciones chinas.
«Es muy importante para nosotros y nuestras empresas que las llamadas a proyecto (…) sean transparentes, que no haya discriminación y que se respeten las normas internacionales. Creo que habría margen de progreso con esta consideración»
El representante de Donald Trump, Matt Pottinger, aseguró que las empresas estadounidenses están listas para participar en la iniciativa, pero también insistió sobre la necesaria transparencia de las llamadas a licitación.