Recomiendo:
0

Cumbre por la Paz

Fuentes: Rebelión

En medio de la compleja coyuntura que vive hoy el mundo, guerras, agresiones, carrera armamentista sin freno, crisis económicas, padecimientos de millones de emigrantes y el calentamiento global, entre otros tantos males, la palabra Paz ha sido la más escuchada en la XVII Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), que se escenifica en […]

En medio de la compleja coyuntura que vive hoy el mundo, guerras, agresiones, carrera armamentista sin freno, crisis económicas, padecimientos de millones de emigrantes y el calentamiento global, entre otros tantos males, la palabra Paz ha sido la más escuchada en la XVII Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), que se escenifica en Isla Margarita, Venezuela.

Y tienen razón los representantes, cancilleres y dignatarios de las 120 naciones integrantes del MNOAL que han reiterado la imperiosa necesidad de acabar de forjar un mundo de concordia, cuando nuestro planeta Tierra es asechado por un eventual holocausto, y en peligro de desaparecer.

Sin Paz, que significa distensión, respeto por el prójimo y sus derechos humanos fundamentales, solidaridad y cooperación, entre otras muchas cosas más, jamás podrán resolverse los graves problemas que padece la humanidad en este siglo XXI., y que dañan básicamente a las naciones y pueblos más pobres, los llamados del Sur, que precisamente son en su inmensa mayoría los que conforman el MNOAL.

Esos países, expoliados desde siempre por los ricos del Norte, son los que demandan una vez más en Isla Margarita su derecho a vivir en armonía, con independencia y autodeterminación, e impedir a tiempo que la especie humana desaparezca en un futuro no muy lejano por las desmedidas ambiciones de los poderosos.

La codicia sin límite del Norte por hacerse de los recursos naturales del Sur y continuar dominándolo, especialmente por parte de Estados Unidos y sus «aliados» de Europa, es la causa principal de los problemas que aquejan al mundo.

Con el propósito de mantener su hegemonía a toda costa, el Imperio de Washington, apoyado por sus cada vez menos «amigos», acude a todos los métodos habidos y por haber, desde sus conocidas guerras, invasiones, aliento de conflictos entre pueblos vecinos, hasta bloqueos, sanciones, e impensables artimañas políticas dirigidas a derrocar gobiernos, además de a violaciones flagrantes de las leyes internacionales y los derechos humanos.

Ejemplos de esas actuaciones de Estados Unidos son sobrados y no acabaríamos nunca de relacionarlos. Solo hay que mirar de soslayo al convulso Oriente Medio, a la discriminada África o la saqueada América Latina para percatarse de ello.

Precisamente Venezuela, sede de la vigesimoséptima cita del MNOAL, es blanco de una de las más grandes conspiraciones que en la Patria Grande protagonizan actualmente el Pentágono y la Casa Blanca para conseguir derrumbar la Revolución Bolivariana y Chavista, y hacerse nuevamente con el petróleo de la nación sudamericana.

Washington ha silenciado e intentado desacreditar la Cumbre del MNOAL por dos razones principales: Impedir u obstaculizar lo que será una activa presidencia de Venezuela en los venideros tres años de esa importante organización, y por supuesto callar una vez más las demandas del Sur, y también de millones de ciudadanos del Norte, de que un mundo en Paz es mejor, y es posible.

Desde su fundación, el MNOAL siempre ha molestado a las administraciones norteamericanas porque defiende el principio, como indica su nombre, de la No Alineación a imperio alguno.

Ahora le incomoda más, en momentos en que la geopolítica internacional sufre transformaciones con nuevos bloques regionales e interregionales, y el despunte de potencias emergentes en el Sur, lo que Estados Unidos ve como un peligro para su hegemonismo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.