Desde el corazón del mundo, en el lugar del sol recto, en seguimiento a la I Cumbre de Teotihuacan, a los 25 días del mes de julio de 2004, los pueblos y nacionalidades indígenas de Abya Yala auto convocados y reunidos en la II Cumbre Continental, organizada por la Confederación de las Nacionalidades Indígenas del […]
Desde el corazón del mundo, en el lugar del sol recto, en seguimiento a la I Cumbre de Teotihuacan, a los 25 días del mes de julio de 2004, los pueblos y nacionalidades indígenas de Abya Yala auto convocados y reunidos en la II Cumbre Continental, organizada por la Confederación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), Organización de las Nacionalidades Quichuas del Ecuador (ECUARUNARI) y la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), con la participación de delegados de 64 pueblos y nacionalidades indígenas, expresamos nuestra palabra.
Somos pueblos originarios de Abya Yala. Nuestros antepasados, nuestros abuelos nos enseñaron a amar y venerar nuestra fecunda Pacha Mama, a convivir en armonía y libertad con los seres naturales y espirituales que en ella existen. Las instituciones políticas, económicas, sociales y culturales que tenemos, son herencia de nuestros antepasados y son la base para la construcción de nuestro futuro.
Los valles y las pampas, las selvas y los desiertos, los cerros y los nevados, los mares y los ríos, el águila y el cóndor, el quetzal y el colibrí, el puma y el jaguar, han sido testigos de nuestros sistemas socio políticos colectivos basados en la sustentabilidad humana y ambiental.
Fuimos despojados de nuestros territorios originales por los colonizadores y los estados nacionales; divididos para garantizar el control político y empujados a lugares inhóspitos. Los territorios que hoy habitamos se caracterizan por la conservación de la biodiversidad y existencia de recursos naturales que son ambicionados por las multinacionales por lo que nuevamente estamos sufriendo el despojo.
Los gobiernos nacionales, siguiendo los lineamientos del FMI, BM y el BID, nos devastan con el pago de la deuda externa y están revirtiendo nuestro derecho colectivo a la tierra , modificando legislaciones para permitir su privatización, la asociación con empresas y la apropiación individual.
Denunciamos que los gobiernos nacionales de América están empleando cada vez mas, la represión violenta caracterizada por violaciones de nuestros derechos humanos y derechos como pueblos; la criminalización de nuestros actos en defensa de la vida y ceremonias espirituales; la paramilitarización; los desalojos de nuestras tierras, la ocupación militar; la coptación y corrupción de autoridades locales y dirigentes; la promoción de proyectos que tratan de «compensar» los perjuicios que realizan empresas transnacionales; el supuesto reparto equitativo de beneficios; la migración forzada; y, promueven la división, la confrontación y el enfrentamiento armado entre comunidades, para imponer su política excluyentes, racistas y opresivas.
Nos oponemos tajantemente al establecimiento de planes como el de Integración de Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA); el Plan Puebla Panamá (PPP); el Plan Patriota; Plan Colombia; Plan Dignidad, Plan Andino, la creación de bases militares; así como al establecimiento del ALCA y los TLC’s, que son impulsados en el marco de la OMC y para el beneficio de los países saqueadores del planeta; ya que lo único que pretenden es la creación de infraestructura para la circulación de sus mercancías, el despojo de los recursos naturales de nuestras tierras y territorios y la protección de las empresas transnacionales. Los caracterizamos como planes de invasión para el saqueo, la destrucción y la muerte.
Rechazamos la realización de planes de ordenamiento territorial, prospección y explotación de minerales e hidrocarburos, establecimiento de Áreas Naturales Protegidas y plantaciones forestales; pago por servicios ambientales, privatización del agua y aire, fumigaciones, establecimiento de patentes sobre recursos naturales y culturales, y uso de semillas transgénicas que se realizan en nuestros territorios, ya que solo están orientados a garantizar la reproducción del gran capital transnacional en detrimento de nuestra vida.
Denunciamos que los estados nación de América se han caracterizado por violar instrumentos jurídicos nacionales e internacionales en detrimento de los derechos colectivos de nuestros pueblos, como el Convenio 169 de la OIT, del cual exigimos su ratificación inmediata por todos los países de América y del resto del mundo.
Reclamamos a la OEA, su falta de disposición para modificar la Declaración Americana de los Derechos de las «Poblaciones» Indígenas con la participación y decisión de los pueblos indígenas.
Reclamamos al sistema de naciones unidas por haber declarado un decenio de las poblaciones indígenas hueco, ya que no realizó las acciones necesarias para aprobar la declaración universal de los derechos de los pueblos indígenas.
Ante la situación de despojo que caracteriza la existencia de nuestros pueblos:
Resolvemos
Crear un espacio permanente de enlace e intercambio, donde converjan experiencias y propuestas, para que nuestros pueblos y nacionalidades enfrenten juntos las políticas de globalización neoliberal.
Trazar una agenda común de acciones y movilizaciones que manifiesten nuestro rechazo al modelo excluyente y de acción conjunta y concertada ante los organismos que acordemos participar.
Establecer alianzas con otros sectores de la sociedad que nos permitan enfrentar las políticas que nos oprimen, en especial con los movimientos sociales.
Exigir la libertad incondicional de líderes y autoridades indígenas detenidas injustamente por la defensa de la tierra y el ejercicio de la autonomía; y, la reparación del daño moral ocasionado a pueblos y nacionalidades indígenas por los asesinatos perpetrados en contra de sus habitantes, así como la indemnización a las familias.
Exigir a los estados nacionales, la repatriación sin condiciones de los recursos genéticos y culturales que se han extraído legal e ilegalmente de nuestras tierras y territorios; la restitución de las tierras despojadas; el libre tránsito de personas indígenas en sus territorios cuando estos estén comprendidos entre fronteras nacionales, la indemnización a los pueblos afectados por impactos de todo tipo y despojos, así como la restitución de las condiciones iniciales de sus tierras y territorios; el respeto irrestricto a los territorios de nuestros pueblos y nacionalidades indígenas, en especial de los no contactados y en aislamiento voluntario.
Exigimos que los gobiernos solucionen todos los conflictos causados por la explotación de los recursos naturales y la falta de garantía territorial y de vida cuando se ejecutan políticas estatales y transnacionales tales como los casos de Sarayaku, Raposa Sierra del Sol, Plan Colombia, Río Pilcomayo, Montes Azules, Camisea, Caso del Gas de Bolivia y Margarita, Ashánica.
Participar en los Foros Internacionales como los Foros Sociales Mundial y de las Américas, con propuestas comunes que reflejen la posición del movimiento indígena.
Solidarizarnos con la CONAIE ante la grave arremetida emprendida en su contra por el gobierno ecuatoriano del Coronel Gutiérrez que trata de socavar su lucha por la construcción de un estado plurinacional.
Solidarizarnos con el pueblo de Venezuela y el presidente Hugo Chávez, que se han caracterizado por la defensa de su soberanía nacional, ante la grave arremetida emprendida en su contra por el gobierno de los Estados Unidos, los convocamos a realizar acciones en contra del referéndum del 15 de agosto de 2004.
Solidarizarnos con el pueblo Cubano por su permanente lucha antimperialista.
Ante todo esto afirmamos
Que los territorios que habitamos son nuestros por tiempo, por historia y por derecho y por lo tanto son inalienables, imprescriptibles e inembargables
Que poseemos modelos propios que garantizan la reproducción de nuestros pueblos y nacionalidades en armonía con la naturaleza y tienen como base nuestra herencia cultural ancestral.
Que no necesitamos el reconocimiento legal para crear los espacios autonómicos que nos permitan el ejercicio de la libre determinación de nuestros pueblos y nacionalidades.