«Pues de lo mayor -del cumplimiento y consumación de la utopía- no se puede hablar, sino dar testimonio solamente». – Walter Benjamin «La sociedad de la abundancia halla su respuesta natural en el saqueo». – Guy Debord «Somos el 1%» Leyendo sobre los «disturbios raciales» ocurridos recientemente en Ferguson, Missuri (USA), donde un chico negro […]
– Walter Benjamin
«La sociedad de la abundancia halla su respuesta natural en el saqueo».
– Guy Debord
«Somos el 1%»
Leyendo sobre los «disturbios raciales» ocurridos recientemente en Ferguson, Missuri (USA), donde un chico negro es asesinado por la policía blanca de la ciudad, llego a un artículo publicado en 1966 en el número 10 de la revista Internationale Situationniste, sobre otras revueltas ocurridas ese año en Watts, Los Ángeles (USA). A diferencia de lo ocurrido en Ferguson, los insurgentes de Watts procedieron al saqueo generalizado de los supermercados y armerías y les prendieron fuego. Varios miles de soldados y policías -la fuerza militar de una división de infantería, apoyada por tanques- (similar en número a Ferguson) tuvieron que entrar en combate para impedir que la revuelta desbordara los límites del barrio de Watts y luego reconquistarlo en numerosas batallas callejeras que se prolongaron durante varios días. Los disturbios se saldaron con treinta y dos muertos, de los que veintisiete eran negros, con más de ochocientos heridos y tres mil encarcelados. Hasta ese momento, las manifestaciones de los negros a favor de los «derechos civiles» habían sido mantenidas por sus jefes dentro de una legalidad que toleraba los peores actos de violencia de las fuerzas de orden y de los racistas. El propio Luther King tuvo que admitir que se habían rebasado los límites de su especialidad, al declarar en octubre en París que «éstas no eran revueltas raciales, sino de clase».
El saqueo, mediante el cual se desmorona inmediatamente la mercancía en cuanto tal, es dónde se muestra también la última ratio de la mercancía: el ejército, la policía y demás cuerpos especializados que ostentan en el Estado el monopolio de la violencia armada.
«La turba»
La revuelta de Los Ángeles no fue ningún conflicto racial: los negros no atacaron a los blancos que encontraron a su paso, sino solamente a los policías blancos, lo mismo que la comunidad negra no llegó a incluir a los tenderos negros, ni tan siquiera a los automovilistas negros. Según el filósofo Guy Debord, autor del artículo, «lo ocurrido en Watts fue una revuelta contra la mercancía, contra el mundo de la mercancía y del trabajador-consumidor jerárquicamente sometido a las medidas de la mercancía donde tomaron al pie de la letra la propaganda del capitalismo moderno y su publicidad de la abundancia. Ellos quieren enseguida todos los objetos expuestos y disponibles en abstracto, porque los quieren usar. Por eso mismo recusan su valor de cambio, la realidad mercantil que es su molde, su motivación y su finalidad última […] Mediante el robo y el regalo encuentran un uso que desmiente enseguida la racionalidad opresora de la mercancía, sacando a la luz lo arbitrario e innecesario de sus relaciones y de su misma fabricación […] El saqueo del barrio de Watts mostró la realización más sumaria del principio bastardo «A cada uno según sus falsas necesidades»». En las llamas de Watts se dio el paso del consumo a la consumación.
Nota:
El artículo es La decadencia y caída de la economía espectacular-mercantil (AQUÍ) y fue escrito por el filósofo, escritor y cineasta francés Guy Debord, autor del libro y del documental La Sociedad del Espectáculo.
Fuente: http://www.revistaelobservador.com/opinion/43-litoral-grafico/9200-del-consumo-a-la-consumacion