1. Esta es la triste historia del empobrecimiento de los adivasis. Algunos ejemplos bastarán: Gladson Dungdung es un joven escritor y activista por los derechos humanos. Su familia tenía veinte acres de tierra fértil en el distrito de Simdega (Jharkhand). El gobierno, que necesitaba el terreno para la construcción de una presa, se lo compró […]
1. Esta es la triste historia del empobrecimiento de los adivasis. Algunos ejemplos bastarán: Gladson Dungdung es un joven escritor y activista por los derechos humanos. Su familia tenía veinte acres de tierra fértil en el distrito de Simdega (Jharkhand). El gobierno, que necesitaba el terreno para la construcción de una presa, se lo compró por la fuerza a un precio muy bajo: 11.000 rupias, cuando un precio muy barato hubiese sido por lo menos 2 millones. Este es solo un ejemplo entre muchos. ¿Acaso no es una forma deliberada de empobrecer a un pueblo?
2. En Chandil (Jharkhand), el proyecto Suvernrekha desplazó 120 aldeas y compró por la fuerza 43.500 acres de tierra a las comunidades adivasis y moolvasis. Hace 27 años se estableció un programa de rehabilitación, pero en la mitad de las aldeas no se ha puesto en práctica y sus habitantes han perdido todo lo que tenían. Por si fuera poco, los promotores del proyecto pretenden ahora cerrar las esclusas de la presa, lo que provocará la inundación de 44 aldeas que aún están a la espera de su rehabilitación. ¿Acaso no es esto la desposesión deliberada de un pueblo?
3. La Heavy Electricals Company (HEC) desplazó 12.990 familias en Ranchi y compró por la fuerza 9.200 acres de tierra a las comunidades adivasis y moolvasis. 2.000 de estos acres permanecen yermos desde hace medio siglo. De acuerdo con la ley, esta tierra sobrante ha de ser devuelta a sus propietarios originales, pero el gobierno la ofrece al mejor postor para la construcción de viviendas de lujo. ¿Acaso no es esto una violación deliberada de los derechos de un pueblo?
4. Durante las pasadas cinco décadas, aproximadamente 1,7 millones de adivasis y moolvasis han sido desplazados y han perdido la propiedad de aproximadamente 2,4 millones de acres de tierra a cambio de una compensación económica mínima. Únicamente 25% de los desplazados fueron reubicados en otro lugar; el 75% restante cayó en el olvido. Este proceso de desposesión tuvo lugar sin que se estableciese ninguna política de rehabilitación. ¿Acaso no es esto una desposesión deliberada de un pueblo?
5. Esta es la triste historia de la aniquilación de los adivasis: en la actualidad, gigantescas compañías nacionales y multinacionales, como leones hambrientos, están haciendo su aparición en Jharkhand, Chattisgarh y Orissa, deseosas de apropiarse de áreas inmensas de territorio adivasi y moolvasi para saquear su riqueza mineral. Tan solo en Jharkhand el gobierno y las compañías han firmado más de 100 escrituras públicas de acuerdo bilateral (Memorandums of Understanding), con las que se cierne la amenaza de adquisición forzada de 104.000 acres de tierra. No se ha calculado cuántos centenares de pueblos, cuántos miles de familias, cuántos miles de personas se verán desplazados. Todo esto se hace a espaldas de los Gram Sabha (a saber, las decisiones que toman todos los varones y mujeres mayores de 18 años, reunidos en consejo, sobre cualquier hecho que afecte a la aldea). ¿No es esto acaso un movimiento calculado por la clase capitalista dirigente para empobrecer aún más a los pueblos adivasis y moolvasis?
6. Los pueblos adivasis y moolvasis, acorralados entre la espada y la pared durante todas estas décadas, han decidido tomar las riendas de su destino. Están surgiendo Movimientos de Resistencia que empiezan a negarse a ceder ninguna de sus tierras. Y las gigantescas compañías que exigen enormes áreas de territorio no han podido establecerse en Jharkhand. He aquí una clara muestra de la fuerza del poder popular.
7. Eso es justamente lo que la clase política dominante, el gobierno indio, las corporaciones, la clase media urbana y la burocracia no pueden tolerar. No son capaces de entender cómo y por qué los pobres campesinos adivasis y moolvasis pueden desafiar el implacable poder del Estado y a las poderosas corporaciones. Por ello han pedido al gobierno indio que declare la Operación Cacería Verde en contra de los adivasis y los moolvasis. Se trata de una cacería para hacerse con los verdes campos y los verdes bosques de la región tribal del centro de la India, ya que debajo de ese verdor se encuentra un tesoro de toda clase de minerales. Asimismo, las corporaciones están dispuestas a saquear dichas riquezas a como dé lugar. Es la gota que derrama el vaso, el paso decisivo para eliminar a las tribus del centro de la India. ¿Acaso no es esta una medida maliciosa en contra de los pueblos originarios de la India?
8. Ahora bien, ¿cómo consumar estas medidas que apuntan a la aniquilación? Hay que echar mano de una buena estrategia de manipulación para que la mayoría de una población por lo general apática se deje llevar por la idea de que el exterminio está aparentemente justificado. Los medios impresos y electrónicos bombardean a ese público apático con palabras como terrorismo, extremismo, maoísmo, naxalismo y la urgente necesidad de actuar ante esas amenazas, así que la opinión pública acabará por aceptar que la aniquilación es legítima. El escenario está listo para acabar con los extremistas con miles de fuerzas paramilitares, equipadas con armamento sofisticado, particularmente en aquellas zonas pletóricas de reservas minerales.
9. Las aldeas dentro de la selva o en las selvas colindantes ya están bajo ocupación de las fuerzas mercenarias. Las escuelas se encuentran bajo ocupación, lo que ha puesto fin a la educación de los niños rurales y ha echado por la borda la práctica de brindar a los pequeños un almuerzo (alimento que, en muchos casos, constituye la única comida del día). Todos los varones jóvenes de las aldeas se consideran sospechosos: son levantados, agredidos, torturados o arrestados so pretexto de ser ‘naxalitas’. Las mujeres jóvenes que llevan ropas salwar-kamiz son agredidas por considerárseles asistentes de naxalitas, y se les obliga a portar uniformes escolares o saris. Los varones adultos reciben golpes al no responder a las preguntas de las fuerzas de ocupación. Nadie tiene derecho de reunirse en grupos pequeños ni a salir de sus aldeas. Se ha advertido a las mujeres y los niños que no se adentren en la selva en busca de frutos o verduras. Por primera vez en la historia tribal los bazares cierran porque nadie tiene productos frescos que vender. El ánimo que prevalece en todas las aldeas es de tensión y miedo.
10. ¿Cuánto tiempo más vivirá la gente de esta manera? La triste realidad es que la pobreza crece entre las tribus rurales. Además, el monzón no se ha presentado en dos años consecutivos, de manera que los pueblos cuya supervivencia depende de monocultivos de monzón se han quedado sin comer. El hambre y la desnutrición conforman una realidad dolorosa. El índice multidimensional de pobreza (IMP) recientemente elaborado por la Universidad de Oxford señala que los ocho estados centrales de la India concentran más gente pobre que todos los países del África subsahariana juntos. El IMP calcula que la pobreza en la India es: 81% de las tribus objeto de disposiciones legislativas especiales, 66% de las castas objeto de disposiciones legislativas especiales y 58% de otras castas atrasadas son pobres conforme a las mediciones del IMP. ¿Por qué el gobierno, en lugar de cazar al hambriento pueblo adivasi so pretexto de los ‘naxalitas’, atiende este asunto?
11. Por último, la policía y las CRPF aplican indiscriminadamente la Ley de Prevención de Actividades Ilegales (UAPA) para llevarse a jóvenes que viajan en autobús o se encuentran en los bazares de las aldeas, e incluso para sacarlos de sus casas. Por lo general no se sabe adónde los llevan ni cuál es su suerte, pues se prescinde del proceso judicial que exige presentar a toda persona arrestada ante un magistrado en el transcurso de 24 horas. Las zonas tribales de Jharkhand, Chattisgarh y Orissa parecen estar bajo ‘estado policíaco’, y los medios impresos y electrónicos bailan al son que toca el gobierno. La situación es para atemorizar a cualquiera. Al mismo tiempo, se han dejado de aplicar las leyes que favorecen a los adivasis y los moolvasis, como la Ley Panchayats (ampliación de las zonas ordenadas) de 1996 y la Ley de Derechos Forestales de las Castas Objeto de Disposiciones Legislativas y otros Habitantes Rurales Tradicionales de 2006. Todo indica que el principio rector es «hambrearlos, fusilarlos y acabar con ellos».
Es difícil predecir cuál será el futuro inmediato o lejano que espera a los adivasis y moolvasis de la India central. Pero una cosa es cierta: las compañías, la clase capitalista dirigente, el Estado indio y la clase media urbana están dispuestos a terminar con los pueblos originarios de la India.
Fuente: http://sanhati.com/articles/2624/
Traducido por Manuel Talens – Atenea Acevedo