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Disputas Detrás Del Día D

Fuentes: Rebelión

La celebración del 60 aniversario del desembarco aliado en Normandía viene siendo utilizada para reunir a Bush con los mandatarios europeos. El presidente norteamericano quiere hacer recordar al Viejo Continente de la deuda que sus países tienen hacia su país por el rol que EEUU ha tenido en liberarlos primero del nazismo y luego de […]

La celebración del 60 aniversario del desembarco aliado en Normandía viene siendo utilizada para reunir a Bush con los mandatarios europeos. El presidente norteamericano quiere hacer recordar al Viejo Continente de la deuda que sus países tienen hacia su país por el rol que EEUU ha tenido en liberarlos primero del nazismo y luego de la amenaza soviética.

Washington fue quien, con su poderío humano, militar y económico, inclinó el balance en contra del Eje. Su intervención fue crucial para definir el futuro de las dos guerras mundiales. Luego lideró el llamado ‘Mundo Libre’ que tras 4 décadas de guerra fría pudo doblegar y desmantelar a los regímenes de economías planificadas timoneadas por partidos únicos comunistas.

Al concluir la bi-polaridad los EEUU quisieron mantener su rol de paladín de la liberalización global con la doctrina del intervensionismo humanitario. Su mayor éxito en los 1990s fue socavar al yugoslavo Milósevic. Los bombardeos humanitarios se hicieron aduciendo proteger a musulmanes bosnios y kosovares de limpiezas étnicas serbias, aunque el pueblo que acabó sufriendo los mayores traspasos forzosos fueron los propios serbios. La República Serbia de Krajina fue el único estado en el último medio siglo donde casi toda su población fue removida.

Para Bush el nuevo enemigo que debe unir a los aliados (entre los cuales ahora se encuentran los antiguos miembros del Pacto de Varsovia hoy transformados en socios plenos u observantes de la OTAN) es el de la lucha contra el terrorismo islámico. Para él la ‘liberación’ de Iraq es tan importante como la que hace 60 años hicieron de Europa.

El problema es que la lucha contra este enemigo no logra mantener cohesionado dicho bloque. Quienes mantienen una actitud de cierta incondicionalidad ante la Casa Blanca son los gobiernos de Italia y de la mayor parte del este que ha virado de su sumisión al oso soviético por la que hoy hace ante el Tío Sam.

Mas, París, Berlín y Madrid muestran distancias ante Bush. La guerra iraquí marcó la primera vez en que un sector del campo aliado no solo se mantuvo ‘neutral’ o ‘expectante’ (como en Vietnam) sino abiertamente hostil a una intervención norteamericana.

El peligro fascista y comunista ya no es tal para las democracias capitalistas. Al Qaeda no es un estado contra el cual guerrear. Se trata, en el peor de los casos, de una red de terror compuesta por menos de 20,000 combatientes, los mismos que, si bien pueden producir una matanza contra cientos o pocos miles de civiles, carecen de armas sofisticadas o posibilidad de invadir o avasallar cualquiera de los países de Europa o las Américas.

Bin Laden jamás podrá equipararse a estadistas como Hitler o Mussolini, o como Stalin, Kruschov o Gorbachov. No se trata de una cuestión de capacidades sino de fuerzas que están tras suyo. Ninguno de los estados islámicos está en la posibilidad de transformarse en una super-potencia internacional.

La cuestión Al Qaeda genera cismas entre Europa y EEUU por otras razones. Este organismo inicialmente fue creado y alentado por la CIA contra Moscú. Segundo, es el intervensionismo bushista quien tiende a darle más peso y fuerza a tal movimiento. La guerra iraquí es la que ha proporcionado mayor justificación y reclutas al binladenismo,.

Lo acontecido en Madrid muestra, para algunos, que Europa podría estar mejor protegida si se distanciase del paraguas bushista. El 11-M mostró la posibilidad de Al Qaeda para influir el destino electoral de una potencia europea. También mostró un camino: si no se retiran de Iraq les atacamos y si lo hacen le damos tregua. Francia y Alemania, con fuertes minorías árabes o turcas, podrán hablar muy mal del fundamentalismo, pero han optado por no intervenir en Bagdad a fin de, entre otras cosas, evitar un macro-atentado en casa.

Las celebraciones del Día D, que deberían festejar el ‘triunfo de la libertad’, evidencia los límites que vienen adquiriendo la lucha anti-terrorista. Roma aparece semi-militarizada ante la visita de Bush y el acontecimiento central en Francia estará patrullado por unos 20,000 uniformados. Una cifra nada despreciable si se tiene en cuenta que las tropas que anclaron en Normandía el 6 de Junio de 1944 eran unas 150,000.

Estos actos se dan a días en que en la Unión Europea se realizan elecciones para su Parlamento. Chirac, anfitrión del cónclave, es partidario junto a los socialdemócratas Zapatero y Shroeder para ir hacia una UE más unida que vaya moviéndose en la dirección de un supra-estado que haga de contrapeso a EEUU. El Reino Unido, por otro lado, se encuentra en un gran dilema. Blair quiere mantener el rol de su país como constante escudero de Norteamérica pero su conducta es cuestionada por quienes le acusan de sacrificar un mayor acercamiento a Europa (los liberales) como no mantener una propia independencia en la diplomacia mundial (Howard, líder conservador).