Al echar una mirada retrospectiva a los acontecimientos que se viene desarrollando en la geografía del sudeste asiático y el conflicto suscitado con Corea del Norte (CdN), con un entramado de juego de palabras cada más virulento, pero de insospechadas consecuencias para la paz y el futuro del planeta a escala global, no suelen ser […]
Al echar una mirada retrospectiva a los acontecimientos que se viene desarrollando en la geografía del sudeste asiático y el conflicto suscitado con Corea del Norte (CdN), con un entramado de juego de palabras cada más virulento, pero de insospechadas consecuencias para la paz y el futuro del planeta a escala global, no suelen ser muy halagadores, puesto que reflejan no tener la disposición efectiva para arribar a buen puerto en este sentido, así al menos lo dejan entrever los actores e intereses que están en juego en la región del Mar de Japón, o la disputa por el control de varias islas en disputas que se arrogan diversos países de la región.
En este sentido observamos que ninguna de las partes tiene la voluntad suficiente y adecuada, para resolver el conflicto con CdN y sus ensayos con misiles de diverso calibre, que además están relacionados con el derecho a la autodefensa de su propio país. Las amenazas van y vienen, en otras palabras se podría decir que «va tanto el cántaro al agua, que al final este termina por romperse», marginando la posibilidad de la distensión para encaminarnos hacia una guerra nuclear con consecuencias catastróficas para todos y el único planeta que tenemos.
Al respecto cabe destacar las declaraciones vertidas recientemente a la prensa por la representante permanente de los Estados Unidos en la ONU, Nikki Haley, la cual ha señalado que ya se habrían agotados todas las opciones para que CdN desista de seguir desarrollando su programa nuclear. Para luego enfatizar que el gobierno de Trump estaría optando por la acción militar, que significaría la destrucción de CdN. Dichas declaraciones fueron reiteradas por el presidente Trump en su primera intervención ante la 72ª Asamblea General de la ONU, para posteriormente exigirles a los países del mundo que deben hacer mucho más para castigar a Pyongyang, «considerando que sus armas nucleares y misiles balísticos representan una gran amenaza para el mundo», es como si el armamento nuclear de los Estados Unidos y otros países, no fueran una amenaza a la paz mundial, es la paradoja y el doble rasero de aquellos que de forma unilateral pretenden imponerle su propia hegemonía al resto del mundo, en función de sus propios intereses. La intervención de Trump en la ONU se producen un día después de que el secretario del Departamento estadounidense de Defensa (el Pentágono), James Mattis, comunicara de que la opción militar contra Pyongyang continua en la mesa, y reconociera planes incluso para desplegar armas nucleares en la península coreana, lo que constituiría el colmo de los colmo de la barbarie imperial estadounidense.
Ahora el secretario de estado de los EE.UU., Rex Tillerson en entrevista concedida para CBS, expreso que «si nuestros esfuerzos diplomáticos respecto a Corea del Norte fracasan, la opción militar será la única que quedará», enfatizo. Ya anteriormente Tillerson había afirmado que «ya no queda mucho tiempo», reflejando que para los Estados Unidos la única opción posible para detener a CdN, es la barbarie, el genocidio y repetir lo de Hiroshima y Nagasaki, que al parecer los propios japoneses parecen haber olvidado, como la solución final a sus intentos imperiales globales.
Pero los Estados Unidos no solo no opta por la distensión real o por la negociación efectiva, sino que busca siempre alternativas de fuerzas, como la estrangulación de la economía de Corea del Norte o movilizando todo un arsenal bélico a la península coreana, además de utilizar la prensa occidental para satanizar a CdN y desatar un escalada de guerra que justifique y legitime la intervención militar, dando por obsoleta la vía diplomática.
El presidente Trump que acostumbra referirse a algunos temas de orden global, vía Twitter expresaba en agosto pasado que el arsenal nuclear de Estados Unidos es «mucho más fuerte y poderoso que nunca». Para luego agregar que «mi primera orden como presidente fue renovar y modernizar nuestro arsenal nuclear, ahora es mucho más fuerte y poderoso que nunca…», ha señalado. «Esperemos que nunca tengamos que usar este poder», prosiguió, «pero nunca habrá un tiempo en que no seamos la nación más poderosa del mundo!», mensaje no solo dirigida a CdN, sino que prácticamente a todos los países del mundo.
El lunes recién pasado (18.09.17) el senado estadounidense aprobó el proyecto de ley de defensa, destinando para el año fiscal 2018, la suma de 620.000 millones de dólares, con los cuales ampliara su defensa antimisiles estadounidense como una forma de responder a la actividad de Corea del Norte. Parte de ese dinero, vale decir 60.000 millones de dólares estarán destinado al apoyo de los mercenarios, grupos terroristas y personal militar que operan en Corea del sur, Afganistán; Irak, Yemen, Siria y otros países fortaleciendo así la maquinaria de la muerte. La intervención de Trump en la ONU se produce un día después de que el secretario del Departamento estadounidense de Defensa (el Pentágono), James Mattis, comunicara de que la opción militar contra Pyongyang continua en la mesa, y reconociera planes incluso para desplegar armas nucleares en la península coreana lo que constituiría el colmo de los colmo de la barbarie imperial estadounidense.
Pero lo cierto es que Trump y el Pentágono no las tiene todas consigo en sus intentos belicistas, pues en la medida que se va delineando una nueva situación geopolítica mundial, le es cada vez más difícil controlar a sus aliados estratégicos como coyunturales. Es el caso de la OTAN, entidad que se encuentra divida ante como enfrentar el conflicto en la península de Corea e incluso ante la histeria anti rusa de algunos de sus países miembros, puesto que ante el escenario de un conflicto nuclear, la OTAN como los países que conforman la Unión Europea, tienen mucho más que perder que ganar en esta aventura bélica. Todo parece indicar que los gobernante de la mayor parte del UE, nada han aprendido de las dos conflagraciones bélicas mundiales del pasado reciente y la tragedia vivida por sus respectivos pueblos.
Lo cierto es que la tensión que generan los medios de prensa occidentales, en nada contribuye a apaciguar los ánimos, puesto que la «solución militar» no debería contemplarse en ningún momento, sino que las propuestas debieran estar todas encaminadas a privilegiar y «potenciar el diálogo y la distensión».
Recordemos además que una agresión militar de proporciones de parte de los Estados Unidos contra CdN, afectará directamente los intereses de Rusia y China respectivamente. Rusia tiene fronteras con CdN y en su territorio trabajan muchos coreanos (Vladivostok), en el caso de China existen acuerdos históricos de colaboración mutua ante cualquier agresión extranjera. De allí la complejidad de una presunta agresión militar estadounidense, que puede culminar rápidamente en una guerra nuclear.
Al respecto el presidente del Comité de Exteriores del Consejo de la Federación de Rusia, Konstantín Kosachev, en declaraciones a la prensa expresaba que «Rusia no permitirá que Washington experimente cerca de sus fronteras, para luego agregar que no existe una solución militar para la crisis coreana, ahora si Corea del Norte hace uso de «las posibilidades que tiene», todo esto -señala- «terminará muy mal, no solo para la región, sino también para todo el mundo, incluido EE.UU.». Kosachev ha señalado además que Rusia no esta para bromas y que no puede permitir acciones militares en la península coreana.
Mientras tanto el embajador chino ante la ONU, Liu Jieyi expreso que la resolución 2375 del Consejo de Seguridad de la ONU expresa el «consenso de la comunidad internacional» en cuanto al «rechazo del programa nuclear norcoreano». Sin embargo, el político chino sostuvo que «la prioridad número uno para todos» en el momento actual consiste en «cumplir plenamente» con la resolución recientemente aprobada y no en «agravar la situación, creando nuevos problemas«. Las declaraciones del diplomático chino fueron realizadas en respuesta a las palabras de la embajadora de EE.UU. ante la Organización de las Naciones Unidas, Nikki Haley, que suele usar un vocabulario agresivo y virulento cuando de asuntos internacionales se trata.
De allí que se puede concluir que China ni Rusia, están dispuestas apoyar peligrosas acciones militares de cualquiera de las dos partes, insistiendo en la necesidad del dialogo, la negociación y la vía diplomática, para resolver el conflicto de la península de Corea. En este aspecto la ONU y su consejo de seguridad, además de los gobernantes de todos los países tienen una responsabilidad histórica ante la humanidad, al optar por la distensión o la tragedia de una guerra nuclear, de la cual nadie saldrá beneficiado.
En el entendido que estamos hablando de armamento nuclear que, desgraciadamente, tiene hoy la capacidad para destruir no solo a CdN, sino que la geografía de prácticamente todo el planeta. Hoy más que nunca todos los amantes de la paz en el mundo deben hacer el esfuerzo pertinente para poner fin a esta locura y escalada de proliferación nuclear, y la mejor forma es distender esta situación. Acabando con las armas nucleares, sean quienes sean sus propietarios, además de exigirle a la prensa occidental el termino de la promoción de la escalada militarista a la que están abocados y se hagan responsables ante el mundo de la catástrofe que pueda ocurrir azuzando a los perros de la guerra que se alinean con las políticas genocidas del eje anglosajón-israelí, además de Arabia Saudita.
Eduardo Andrade Bone. Comunicador Social. Corresponsal de prensa.
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