Se esperaba que el informe anual de la ONU sobre los niños y los conflictos armados “nombrara y avergonzara” a algunos de los peores violadores de los derechos humanos del mundo, en particular a los que abusan de la población infantil. Pero estos violadores fueron protegidos -y nunca estigmatizados- en el informe del secretario general […]
Se esperaba que el informe anual de la ONU sobre los niños y los conflictos armados “nombrara y avergonzara” a algunos de los peores violadores de los derechos humanos del mundo, en particular a los que abusan de la población infantil.
Pero estos violadores fueron protegidos -y nunca estigmatizados- en el informe del secretario general António Guterres ante la 75 Asamblea General, el lunes 21, a pesar de los cientos de niños asesinados por las partes beligerantes en los conflictos actuales, en particular en Yemen, Siria y Myanmar, en los que participan Estados Unidos, Rusia y China como proveedores de armas.
Una postura que desencadenó las críticas de los observadores de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y las organizaciones de derechos humanos.
Jo Becker, directora de defensa de los derechos de los niños en Human Rights Watch (HRW), dijo a IPS: “Seguimos estando decepcionados de que el secretario general no esté utilizando la ‘lista de la vergüenza’ para hacer que todas las partes rindan cuentas por sus graves violaciones contra los niños”.
El mensaje que está enviando a la coalición liderada por Arabia Saudí con respecto a sus operaciones en Yemen es que “mientras maten y mutilen a menos niños que el año anterior, pueden permanecer fuera de la lista”, sentenció.
“También vimos en el caso de Myanmar lo desastroso que fue eliminar a las Tatmadaw (las fuerzas armadas del país) de la lista mientras seguían reclutando y utilizando niños; el número se triplicó al año siguiente”, criticó la activista de derechos humanos.
A juicio de Becker, el secretario general no debería tomar decisiones sobre la lista basándose en sus esperanzas de una futura mejora, sino fundamentar sus actuaciones en los hechos documentados sobre el terreno.
“Su reiterada omisión de basar su lista, en las propias pruebas de la ONU, traiciona a los niños y alimenta la impunidad. Ahora que su segundo mandato como secretario general está asegurado, debería abandonar este enfoque y garantizar que su lista refleja los hechos”, insistió Becker, al recordar que Guterres fue reelegido este mes para el periodo 2022-2027.
A juicio de la directora de HRW, “el Consejo de Seguridad de la ONU debería insistir en que el secretario general enumere a todos los infractores, sin excepción”. Pero esto resulta difícil porque entre los miembros permanentes de ese directorio de la ONU están grandes violadores de los derechos de los niños en los conflictos actuales.
Arabia Saudí, bendecida por el petróleo y que lidera una coalición en el conflicto militar de Yemen, es un antiguo aliado político y militar de Estados Unidos, que junto con China, Francia, Reino Unido y Rusia cuenta con poder de veto en el Consejo de Seguridad.
Rusia proporciona apoyo político y militar a la Siria asolada por la guerra, mientras que China, uno de los mayores proveedores de armas de Myanmar, ha socavado los intentos del Consejo de Seguridad de imponer un embargo de armas en el país hundido en el conflicto tras el golpe de Estado militar de abril.
Ian Williams, presidente de la Asociación de Prensa Extranjera (FPA), con sede en Nueva York, y autor de “La ONU habla: La real historia de las Naciones Unidas en la paz y en la guerra”, dijo a IPS que Guterres “ha adoptado un perfil de derechos humanos lo suficientemente bajo como para considerarse subterráneo”.
La historia sugiere que una de las pocas armas de las que disponen el secretario general y la ONU en su conjunto es la de “nombrar y avergonzar”, dijo.
Pero también es cierto, reconoció, que muchos Estados miembros del foro mundial carecen de principios para criticar que no usen esa prerrogativa, y citó como ejemplo el caso de los 57 países que integran la Organización de la Conferencia Islámica (OCI), que se niegan a apoyar a los uigures.
“Su reiterada omisión de basar su lista, en las propias pruebas de la ONU, traiciona a los niños y alimenta la impunidad. Ahora que su segundo mandato como secretario general está asegurado, debería abandonar este enfoque y garantizar que su lista refleja los hechos”: Jo Becker.
Pero pese a los obstáculos y temor a molestar a las grandes potencias que dominan el presupuesto de la ONU y el Consejo de Seguridad, Williams consideró que un “secretario general ético y directo, como tribuno de la Carta de la ONU, podría cambiar las tornas”, o al menos intentarlo.
“Si Guterres está más preocupado por la posteridad que por su pensión, y si quiere pasar a los libros de historia y no a las notas a pie de página, debería… decir la verdad al poder”, dijo Williams, antiguo presidente de la Asociación de Corresponsales de la ONU (UNCA, en inglés).
Recordó que los secretarios generales de la ONU han ensayado diferentes formas de mandato, aunque ninguno ha sido del todo exitoso.
“Kofi Annan (1997-2006) probó el enfoque amable. Ban Ki-moon (2007-2016) intentó ser amable en público, firme en las reuniones con los jefes de Estado, y colérico en privado con los insultos gratuitos que le lanzaban”, dijo Williams predecesores de Guterres.
Quizá los comentarios más contundentes sobre la posición de Guterres en su informe fueron los de Kenneth Roth, director ejecutivo de HRW.
“El primer mandato de Guterres se caracterizó por el silencio público sobre las violaciones de los derechos humanos por parte de China, Rusia y Estados Unidos y sus aliados”, dijo, refiriéndose a tres miembros de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU con derecho a veto.
Tras su reelección, “Guterres debería aprovechar los próximos cinco años para convertirse en un firme defensor de los derechos. Su reciente disposición a denunciar los abusos en Myanmar y Bielorrusia debería ampliarse para incluir a todos los gobiernos que merecen ser condenados, incluidos los que son poderosos y están protegidos”, afirmó.
Desde que asumió el cargo en enero de 2017, el político y diplomático portugués rara vez ha criticado o pedido la rendición de cuentas de gobiernos específicos o de sus líderes, dijo Roth.
Guterres, recordó como ejemplo, “adoptó un enfoque de no confrontación hacia los esfuerzos del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, para dejar de lado los derechos humanos al socavar las organizaciones multilaterales como la ONU y abrazar a los líderes autoritarios”.
Un enfoque similar adoptó con respecto a los crímenes contra la humanidad en Xinjiang por parte del gobierno de China, ahora el segundo mayor contribuyente financiero de la ONU, después de Estados Unidos, y sobre los crímenes de guerra de Arabia Saudita en Yemen, se quejó Roth.
HRW también dijo que Guterres ha sido reacio a criticar los abusos del gobierno de Rusia, que ha utilizado con frecuencia su poder de veto en el Consejo de Seguridad para bloquear las resoluciones relacionadas con los derechos humanos en Siria y otros lugares.
Guterres también debería ejercer un liderazgo más firme contra el retroceso mundial de los derechos de las mujeres, añadió la organización humanitaria internacional.
Según la red internacional Watch List on Children and Armed Conflict (Lista de Vigilancia sobre los Niños y los Conflictos Armados), en su informe de 2020 el secretario general eliminó a la coalición liderada por Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos de su lista anual de violadores de los derechos de los niños, a pesar de que la ONU determinó que era responsable de la muerte y mutilación de 222 niños en Yemen en 2019.
En ese momento, había prometido volver a incluir a la coalición en la lista si no lograba disminuir las violaciones de manera sostenida.
“Como muestra el último informe de la ONU, la decisión del secretario general de eliminar a la coalición liderada por saudíes y emiratíes de su lista de la vergüenza el año pasado envió un claro mensaje de que las partes pueden salirse con la suya matando niños”, dijo Adrianne Lapar, directora de Watch List.
“Si el secretario general no reconsidera inmediatamente su decisión y devuelve a la coalición a su lista, socava gravemente los esfuerzos internacionales para proteger a los niños en la guerra y envalentona a las partes beligerantes para que sean más abusivas contra los niños”, afirmó.
Por su parte, Save the Children, una de las principales organizaciones humanitarias para la infancia, señaló que 194 niños yemeníes fueron asesinados y mutilados en 2020, pero el Informe de Guterres sobre los Niños y los Conflictos Armados vuelve a no exigir responsabilidades a los autores.
A pesar de los asesinatos en Yemen en 2020, según los datos verificados por la propia ONU, “la coalición liderada por saudíes y emiratíes recibe luz verde para seguir destruyendo las vidas de los niños en Yemen”, criticó la organización.
Es “una decisión descorazonadora”, aseguró en coincidencia con otras organizaciones humanitarias, que el secretario general de la ONU, haya vuelto a no incluir a la coalición en la “lista de la vergüenza” de este año.
La coalición fue eliminada de la lista el año pasado, con el compromiso del secretario general de volver a incluirla a menos que se produjera una “disminución significativa y sostenida de las muertes y mutilaciones”, recordó Save the Children.
Con su postura, Guterres envía el mensaje de que reducir el número de víctimas infantiles a unos doscientos es un progreso “suficientemente bueno”, dijo la organización.
Matthew Wells, director adjunto del Programa de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional, dijo que Guterres, ahora que logró un segundo mandato de cinco años al frente de la ONU, “debe ser más audaz y valiente a la hora de dar prioridad a los derechos humanos y denunciar a los autores, incluso en lo que respecta a los niños y los conflictos armados”.
Junto con su representante especial para los Niños y los Conflictos Armados, “debe comprometerse públicamente a aplicar el mismo criterio, independientemente del autor o del contexto, y a elaborar una lista completa basada en pruebas y criterios objetivos, algo que no ha hecho este año”, subrayó.
El año que viene debe seguir los criterios establecidos en 2010; la coalición liderada por Arabia Saudí y los militares israelíes, entre otros, volverán a ser una prueba clave, coincidieron los especialistas y organizaciones consultadas.
Por su parte, los Estados miembros de la ONU deben exigir una lista creíble.
“¿Por qué los equipos sobre el terreno se ponen en peligro para documentar violaciones que se ignoran?”, se preguntó Wells.