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Referendo constitucional

El cambio ganó en Ecuador

Fuentes: APM

Al cierre de esta edición los resultados daban una amplia ventaja al «Si». Con más del 60 por ciento el proyecto de un nuevo país ha sido aprobado por el mandato popular.

Una jornada de vigorosidad democrática se ha vivido en Ecuador este domingo. El mandato del pueblo ha sido depositado en las urnas y solo resta que los caminos nuevos para este país empiecen a ser transitados.

El presidente ecuatoriano Rafael Correa días previos a las elecciones había advertido que renunciaría si el No ganaba, seguro de la poca probabilidad de que ese prefacio se cumpliera. En un referéndum monitoreado por la Organización de Estados Americanos (OEA) y otras organizaciones internacionales, el «Sí» por la nueva constitución logró imponerse con más del 60 por ciento, sobre el 20 del «No».

En efecto, semanas antes del triunfo del Sí, Rafael Correa había expresado que de no aprobarse la Constitución «tendría que regresar el Congreso», actualmente en receso, que pidió su destitución. Para el mandatario una eventual victoria del No habría significado que Ecuador se torne «ingobernable» y hubiera generado una inestabilidad «con consecuencias impredecibles». Asimismo, regresaría el Superintendente de Bancos y se tendrían que devolver los bienes incautados por la AGD (Agencia de Garantías de Depósitos)».

El triunfo de este domingo, coloca a Ecuador en la lista histórica de países pioneros en la desarticulación del modelo de desarrollo neoliberal. (Ver: «El fantasma boliviano toma vuelo en Ecuador». APM 27/9/2008) Ahora, los ecuatorianos serán convocados nuevamente a las urnas para elecciones legislativas y presidenciales.

La necesidad de instituir una nueva Carta Magna cobró fuerza con la llegada de Correa a la presidencia por el movimiento Alianza País, luego de que ganara en segunda vuelta frente al candidato y magnate bananero Álvaro Noboa, del Partido Renovador Institucional de Acción Nacional (PRIAN).

Tras asumir su mandato el 15 de enero de 2007, una de las primeras medidas de Correa fue convocar a consulta popular para la creación de una Asamblea Constituyente de plenos poderes. El referendo se llevó adelante el 15 de abril de ese año y un 81,72 por ciento de votantes dijo «Sí» a la Asamblea. El 30 de septiembre se eligieron los 130 integrantes de la Asamblea Constituyente que redactaron el proyecto de Constitución. En julio, esa Asamblea Constituyente creó el texto fundamental con el cual el Gobierno busca refundar el país bajo la consigna del «Socialismo del siglo XXI».

Para Correa, la aprobación de la nueva Constitución significaba «la última oportunidad de un cambio pacífico en el Ecuador». «Hay que decir sí al futuro, sin miedo, sin los miedos ancestrales a la sotana o a la venganza final de Lucifer», había manifestado en alusión a los pronunciamiento de la Conferencia Episcopal que en temas como el aborto, el matrimonio entre homosexuales y la educación recogidos en el texto constitucional «existían elementos irreconciliables con la fe católica». (Ver: «Votos por aquí, conflictos por allá». APM 15/8/2008)

La campaña opositora estuvo orquestada por el alcalde socialcristiano de Guayaquil, James Nebot, promotor de la escisión en Ecuador y de esquemas neoliberales y no centralistas. Nebot había acusado a Correa de «dividir al país enfrentando a cristianos entre sí, ricos contra pobres, ciudades chicas con ciudades grandes» y de «desdolarizar la nación».

Ahora habrá que esperar si se cumplen las amenazas de Nebot. Durante la campaña el alcalde había afirmado que de ganar el Si no volvería a candidatearse a la Alcaldía. Además, cargó sobre el presidente la responsabilidad si Guayaquil sigue los pasos de Santa Cruz de la Sierra, la provincia de Bolivia que encabeza los procesos separatistas de cinco departamentos orientales del país.

«La autonomía es unidad en la diversidad, y el separatismo es soberanía», había dicho Nebot en su cierre de campaña en Guayaquil. En ese contexto, el sábado, Correa alertó sobre las intenciones maliciosas de la oligarquía que confunde el fortalecimiento del Estado con un supuesto «hiper-presidencialismo». Y en ese sentido, aseguró que la oposición no conforme con la derrota, buscaría desestabilizar el país, por eso solicitó a la OEA que legitimara su triunfo.

La Carta Magna contiene unas 30 disposiciones transitorias y 444 artículos, entre los que se encuentran aquellos vinculados con la soberanía territorial, los principios y derechos fundamentales de la función electoral, la propiedad, soberanía popular, alimentaria y económica.

Asimismo, el texto constitucional pone fin a la polémica presencia de fuerzas militares estadounidenses en suelo nacional, aceptada en 1999 por el entonces presidente ecuatoriano Hamid Mahuad. En ese orden, destierra el modelo neoliberal, abre las puertas al modelo social y solidario e invalida la presencia o instalación de bases extranjeras en el país. Correa ya había dado un primer paso al no renovar el convenio para que la base militar de Manta continúe operando en Ecuador. (Ver: «Ecuador rechazó la vigilancia militar de Estados Unidos». APM 5/3/2007)

Por otro lado, el documento incluye artículos relacionados con la defensa de la naturaleza, la seguridad alimentaria, el reconocimiento de la interculturalidad y plurinacionalidad; y se incorporan como idiomas oficiales al quichua (variedad del quechua que se habla en Ecuador) y al shuar.

En torno a los recursos naturales, se prohíbe su privatización, incluido el agua. Se promueve además la eliminación del latifundio y declara al Estado como dueño exclusivo de los recursos naturales.

En las elecciones de hoy, los ciudadanos ecuatorianos eligieron entre dos mundos, dos modelos de desarrollo económicos, social, político y ambiental diferentes. América Latina espera que con la institucionalidad que marcó la nueva carta magna, se establezca el comienzo de un posible cambio en las estructuras neoliberales y como señalara Rafael Correa se genere una «revolución ciudadana: un proceso radical, profundo y rápido de cambio».

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