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El Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo se indigna con la tacañería del G8 con la deuda

Fuentes: CADTM

La reunión de los ministros de Finanzas del G8 se cerró el 11 de junio con las declaraciones altisonantes de los representantes de los países más ricos, que proclamaron una anulación «histórica» de la deuda de los países pobres. El CADTM sigue de cerca esos anuncios efectistas, que en el pasado han acabado siempre en […]

La reunión de los ministros de Finanzas del G8 se cerró el 11 de junio con las declaraciones altisonantes de los representantes de los países más ricos, que proclamaron una anulación «histórica» de la deuda de los países pobres.

El CADTM sigue de cerca esos anuncios efectistas, que en el pasado han acabado siempre en unas anulaciones cosméticas que esconden una consolidación del dominio de los países acreedores, como en el caso de la iniciativa PPAE (42 países pobres altamente endeudados) anunciada en 1996 por el G7 en Lyon y reafirmada en 1999 en Colonia [1]. El análisis riguroso de las modalidades prácticas referentes al anuncio de ayer de la anulación permitirá, cuando se haga pública, emitir un juicio completo. Por ahora, se imponen varias observaciones:

Primera, el coste de esta operación para los países ricos se elevaría a unos 2.000 millones de dólares por año, frente a los 350.000 millones de los subsidios agrícolas y a los 700.000 millones de los gastos militares del G8. Es decir, los países ricos estarían dispuestos a gastar anualmente en la anulación anunciada de deuda la mitad de lo que gasta mensualmente Estados Unidos en la ocupación de Iraq. Por otra parte, Estados Unidos financiaría su contribución con fondos de su magra ayuda pública al desarrollo, o sea, sin buscar fuentes adicionales.

Segunda, se anunció un cambio de enfoque: si creemos al G8, se trataría por primera vez de una verdadera anulación del stock de la deuda [2] y no de una mera financiación del servicio de la deuda [3] desembolsado a las instituciones multilaterales. Si así fuera, este aspecto de la decisión constituiría un pequeño paso adelante que hay que anotar en el haber de la actividad incansable de las decenas de miles de activistas que luchan por una anulación clara y neta de las deudas con el Banco Mundial, el FMI y otros bancos multilaterales. Con una salvedad: según el G8, no habrá anulación de la deuda con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ni con la del Banco Asiático de Desarrollo (BAsD), bancos multilaterales que reclaman sumas importantes a ciertos PPAE, como Bolivia, Nicaragua, Honduras, Guyana, Vietnam y Laos.

Tercera, en el mejor de los casos, las anulaciones anunciadas, si se concretaran, tampoco constituirían una reducción del 100 % para los 18 países involucrados. Afirmar lo contrario es un engaño pues todos estos países seguirían endeudados con ciertos acreedores bilaterales (entre ellos países del G8), con ciertos acreedores multilaterales (BAsD, BID y otros) y con acreedores privados. [4]

Cuarta, en los 18 países en cuestión no vive más que el 5 % de la población de los países en desarrollo (PED). Y aun si la medida se extendiera a todo el grupo de los 42 PPAE, esto no afectaría más que al 11 % de la población de los PED. La mayoría de las personas más pobres del planeta viven en otros PED. En total, hay 165 PED.

Quinta, la decisión del G8 significa la continuidad de la iniciativa PPAE, que somete a los países involucrados a unas dosis muy fuertes de políticas neoliberales: privatización de los recursos naturales y de los sectores económicos estratégicos en beneficio de las transnacionales de los países ricos; aumento del coste de la sanidad y de la educación para la población; aumento del IVA; liberalización de los movimientos de capitales que favorece la fuga de éstos, como han demostrado varios estudios de la CNUCED; reducción de la protección aduanera de los países involucrados y que comporta la desaparición de millones de pequeños y medianos productores que no pueden resistir la competencia de las mercaderías importadas…

El CADTM, de común acuerdo con numerosos movimientos que luchan, tanto en el Sur como en el Norte del planeta, por la anulación de la deuda, exige el abandono de las condicionalidades neoliberales. La anulación de la deuda debe ser INCONDICIONAL. Las poblaciones del Sur y sus movimientos sociales, los parlamentos de los países concernidos están en condiciones de ejercer un control de la aplicación de medidas de anulación a fin de que ésta beneficie realmente a los que la necesiten.

El CADTM reclama la anulación total e inmediata de la deuda externa pública de todos los países en desarrollo, la cual es el principal obstáculo para la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales. La iniciativa de Londres no puede resolver ni el problema de la deuda ni el de la pobreza, puesto que no afecta más que al 2 % de la deuda externa de los países en desarrollo.

El CADTM convoca a la movilización masiva en Edimburgo y Gleaneagles, Escocia, del 1 al 6 de julio. En el marco de la campaña «Make G8 history» (Convirtamos el G8 en historia), y del 6 al 9 de julio en Fana, Malí, en el marco del 4º Foro de los Pueblos.

Notas:

1. Ver: www.cadtm.org/fr.mot.php3?id_=21

2. Monto total de las deudas.

3. Suma de los intereses más la amortización del capital.

4. En los 24 PPAE que no están incluidos en la decisión del G8 figura Costa de Marfil, donde el 35 % de la deuda externa se debe a acreedores privados. Para Angola, esto representa el 27 %; para la República Democrática del Congo, el 20 %; para Sudán, el 21 %. (Fuente: Banco Mundial, 2004).