Alfonso Dubois: «Un país es más rico cuando sus gentes valen más como personas». Explicó el desarrollo humano como alternativa al capitalismo y señaló un estancamiento por falta de capacidad política de la propuesta. Solicitó implicación de la ciudadanía: «la alternativa o está viva o no existe». Luís de Sebastián: «No se […]
Alfonso Dubois: «Un país es más rico cuando sus gentes valen más como personas». Explicó el desarrollo humano como alternativa al capitalismo y señaló un estancamiento por falta de capacidad política de la propuesta. Solicitó implicación de la ciudadanía: «la alternativa o está viva o no existe».
Luís de Sebastián: «No se pueden resolver problemas sin tocar la estructura del sistema: hay que cambiar el todo, y el todos, porque todos estamos implicados».
Alfonso Dubois -Profesor de la UPV y miembro del Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional (HEGOA)- y Luís de Sebastián -Profesor Honorario de la Escuela Superior de Administración de Empresas (ESADE)- pensaron en Santiago otra globalización, abordando «el desarrollo humano como propuesta alternativa». Luis de Sebastián trató en sentido general la posibilidad de alternativas al sistema capitalista, mientras que Dubois centró su intervención en el desarrollo humano. Ambos, coincidieron en remarcar la necesidad de una alternativa que sea operativa y de la implicación de la ciudadanía en el cambio, porque -como señaló Dubois- «el mundo no cambiará hasta que no cambien las personas».
La propuesta del desarrollo humano: teoría y práctica
En un contexto en el que «la alternativa necesaria es una convicción fundada», Alfonso Dubois señaló que «no es suficiente con la denuncia, hay que presentar una propuesta en la que estén definidas prioridades y objetivos». Con ello comenzó a desmenuzar las particularidades del desarrollo humano como paradigma alternativo: Dubois se preguntó sobre sus fundamentos, su viabilidad, su capacidad para avanzar y convertirse en operativo.
Recorrió así las características que lo definen. En su capacidad teórica explicó que se propone un nuevo espacio evaluativo: las personas. En este enfoque «el criterio para definir la mejora de una sociedad ya no es la renta per capita sino las personas como seres con derecho a tener un proyecto de vida», indicó. Explicó que «la teoría del desarrollo humano pretende liberar a las personas de la ignorancia, de la enfermedad, de la pobreza, que es lo que impide que lleven a cabo su proyecto vital. Un país es más rico cuando sus gentes valen más como personas», afirmó.
Como práctica política señaló que la propuesta de desarrollo humano cuenta con mecanismos que lo convierten en práctica, una realidad que en algunos aspectos ya está funcionando (Foro Social Mundial), y que cuenta con instrumentos propios, como medir con otros indicadores que evalúan el resultado de las políticas sobre las personas.
Alternativa en fase de estancamiento
Alfonso Dubois señaló sin embargo que a pesar de estas potencialidades la propia alternativa se encuentra en «fase de estancamiento para poder ofrecer un discurso alternativo al oficial, ya que le falta capacidad política. El discurso es cálido, bonito, pero hay que asegurarse que sea operativo». Señaló así que estamos en una fase de conformismo, de pérdida de capacidad de crítica, «no se ve el cambio, ni un discurso crítico capaz de provocar indignación ante las injusticias».
El paradigma de emancipación
Dubois apuntó la necesidad de insistir en la alternativa: superar «el discurso que nos dice que ésta globalización es la que funciona». «Estamos en un mundo en el que domina la gestión y hemos abandonado la pretensión de la emancipación».
La respuesta del paradigma de gestión (el dominante) es cambiar las políticas que no han funcionado, esto es, no propone una ruptura con el sistema, explicó. La respuesta emancipadora sin embargo propone un cambio de prioridades y objetivos porque los propuestos para superar la pobreza y la injusticia no han servido, de ahí que se presente como una verdadera visión alternativa, señaló.
Cambio de actitud, implicación
Por otra parte tanto Alfonso Dubois como Luis de Sebastián coincidieron en apuntar la implicación en la propuesta. «La alternativa o esta viva o no existe», afirmó Dubois. A este respecto indicó que hay que tener en cuenta que el cambio involucra a todos («el mundo no puede cambiar si no cambian las personas»), y apuntó la importancia de los movimientos sociales en «un discurso que los implica y les lleva a empoderarse, porque les aporta un lenguaje válido para manifestar sus críticas y pensamientos».
Luís de Sebastián señaló por su parte que la apuesta por la alternativa conlleva un cambio en la actitud: «Juzgamos la globalización con bastante tranquilidad, cuando formamos parte de ella y estamos ‘en-red-dados’ en el consumo y en la producción». En este sentido, el profesor de la ESADE, trajo a colación el pensamiento del jesuita Ignacio Illacuría y sus pautas para una ‘cultura de la moderación’ frente a la del materialismo, el exceso, la avaricia: «es nuestra misión moderarnos y activarnos, porque tenemos influencia en la sociedad y como parte de la misma debemos pensar y actuar sobre ello».
Desarrollo Humano y Naciones Unidas
El enfoque del Desarrollo humano como propuesta dentro del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) tuvo las críticas de Dubois, quien acusó la alineación de las propuestas de Naciones Unidas con las del Banco Mundial, «lo que supone una rebaja de las exigencias de los Objetivos de Desarrollo del Milenio». Señaló así que «la visión de los Objetivos es de mínimos, plantea eliminar la pobreza de manera muy poco exigente, en base a alcanzar el famoso dólar al día que cada persona necesita para vivir».
Doble desafío: utopía y compromiso
En aras de encaminar la propuesta de Desarrollo humano como alternativa real y operativa, Dubois planteó la necesidad de «elaborar un pensamiento nuevo utópico, alternativo al capital, de hacer utopías ilusionantes, no ilusas» y abogó por un resurgimiento de la imaginación utópica: «el pensamiento utópico es el que dará nuevas ideas, imaginaciones, nuevas prácticas. No se puede llegar a alternativa con los viejos conceptos, porque el mundo ha cambiado».
Por otra parte refirió la recuperación de la implicación, del compromiso y de la cercanía. Relató cómo fue la ‘cercanía’ la razón por la que los economistas indios impulsaron la propuesta del desarrollo humano, por la cercanía con la que vivían la pobreza y la injusticia. El papel de las emociones en la implicación, y el compromiso para conseguir el cambio de valores y actitudes fueron otros de los aspectos formulados en este desafío.
Alternativas son posibles
Luís de Sebastián, complementando la alternativa del desarrollo humano abordada por su colega Dubois, expuso los tipos de alternativas que se pueden operar. Por una parte refirió el cambio total: «no se pueden resolver problemas sin tocar la estructura del sistema: hay que cambiar el todo, y el todos, porque todos estamos implicados». En un sentido parcial refirió cómo las iniciativas locales pueden generar cambios substanciales; y cómo las reformas pueden trabajar en la línea de determinados objetivos: perdonar la deuda a los países pobres, permitir la entrada de inmigrantes en nuestros países…
La existencia de alternativas al sistema del mercado a lo largo de la historia fueron recordadas por Luís de Sebastián, quien refirió los 70 años de comunismo de la Unión Soviética como alternativa real al sistema capitalista, (que posteriormente traicionó el socialismo al convertirse en militarista, señaló). No obstante, indicó, «no se trata de reivindicar el comunismo, pero la alternativa puede estar en algún tipo de socialismo». Explicó también cómo existieron alternativas en el propio sistema capitalista, recordando la economía mixta de preceptos keynesianos en los años 40, y las ideas socialdemócratas de los 50 y 60, en los que el capitalismo era muy diferente a lo que había sido anteriormente (salvaje en los años 20) y a lo que es ahora: un «neoliberalismo que es el cáncer de la economía mixta».
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