Benedicto XVI, cuando era aún el cardenal Joseph Ratzinger, visitó España en una decena de ocasiones, y en julio de 1993 fue recibido con pancartas de protesta en El Escorial. «Por la libertad de derechos humanos en la Iglesia. Indiferencia, discriminación, expulsiones, nuevo catecismo. SOS. El espíritu está siendo aniquilado», decía en letras blancas sobre […]
Benedicto XVI, cuando era aún el cardenal Joseph Ratzinger, visitó España en una decena de ocasiones, y en julio de 1993 fue recibido con pancartas de protesta en El Escorial.
«Por la libertad de derechos humanos en la Iglesia. Indiferencia, discriminación, expulsiones, nuevo catecismo. SOS. El espíritu está siendo aniquilado», decía en letras blancas sobre fondo negro el cartel que sustentaban dos jóvenes. El cardenal acudió a la universidad de verano para hablar del nuevo catecismo que la Iglesia acababa de publicar.
Ratzinger, fiel a su estilo, habló claro. El tema estrella era la pena de muerte, que el catecismo justificaba. «Yo considero deseable la abolición de la pena de muerte, pero no me atrevo a decir que siempre y en cualquier caso sea rechazable», dijo. Expuso un caso que en su día fue discutido: la ejecución de Adolf Eichmann, el responsable de los exterminios nazis.
UNA BENDICIÓN, SEGÚN AMIGO
Ayer, el cardenal Carlos Amigo, arzobispo de Sevilla, dijo que la elección de Ratzinger «va a ser una gran bendición para España». Y añadió que el Papa conoce el país, la Iglesia española y sus problemas y habla español. La primera visita de Ratzinger fue en 1989 y ha estado en Madrid, Toledo, Pamplona y Murcia.
En julio de 1989, concelebró en la parroquia del Buen Suceso de Madrid con el nuncio Mario Tagliaferri y cuatro obispos. En la homilía dijo: «Los mensajes de Jesús no predican la lucha de clases, sino la paz». Y presentó un libro sobre el Papa publicado por Rialp, editora próxima al Opus Dei. En 1990, volvió a Madrid y hablando de la caída del muro de Berlín dijo: «Existe el problema de que asimilemos los aspectos negativos de los pueblos eslavos».
La relación con el Opus Dei se intensificó en febrero de 1998 al ser investido doctor honoris causa por la Universidad de Navarra. José María Bastero, recuerda que Ratzinger dejó en Pamplona «una huella profunda por su sencillez y sabiduría». Añade que el ahora Papa estuvo satisfecho por ser homenajeado junto a un judío y un protestante.
Ratzinger volvió a Madrid el 2000 y pronunció una conferencia sobre la encíclica Fides et ratio, al lado del cardenal Antonio Rouco Varela.
La dos últimas visitas han sido a Murcia. En el 2002 clausuró un congreso de cristología y el 2004 otro sobre la fe. En la primera cita rechazó la convocatoria de un concilio. «Aunque habría de buscarse fórmulas de contacto en periodos intermedios, además de los sínodos», dijo.