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El FSM, cuna de la sociedad civil global

Fuentes: IPS

¿Qué podemos esperar en el futuro del Foro Social Mundial? Comienzo por recordar que cuando en enero del 2001 se inauguró el primer FSM en Porto Alegre se esperaban unos millares de personas. Llegaron al menos 25.000, poniendo a dura prueba la organización. Era la primera vez que diversos representantes de la sociedad civil se […]

¿Qué podemos esperar en el futuro del Foro Social Mundial? Comienzo por recordar que cuando en enero del 2001 se inauguró el primer FSM en Porto Alegre se esperaban unos millares de personas. Llegaron al menos 25.000, poniendo a dura prueba la organización. Era la primera vez que diversos representantes de la sociedad civil se encontraban para debatir sobre agendas globales con una fórmula deliberadamente abierta al diálogo: ni declaraciones finales ni desfiles, sólo un espacio para el intercambio de ideas y de experiencias y hacer propuestas para trabajos conjuntos. También era la primera vez que el movimiento indígena latinoamericano alternaba con movimientos feministas, ambientalistas, de la salud y la educación para todos.

Fueron jornadas de vibrante entusiasmo bajo el lema de una utopía común: otro mundo es posible. Y por la convicción compartida de que es falso lo que se afirma en el antagónico Foro Económico Mundial (FEM), que la contemporánea globalización impulsada por el mercado como motor y árbitro único es inevitable. Este es el punto fundamental, ya que la posición política e intelectual del FSM parte del presupuesto de que los pretendidos axiomas del FEM son erróneos.

Es probable que en la historia de las doctrinas económicas ninguna haya tenido un apogeo tan completo y una declinación tan rápida como la oleada de neoliberalismo que a partir del llamado Consenso de Washington impulsó la globalización económica en todo el planeta. Si leemos atentamente los diarios, espejo imperfecto de nuestro tiempo, comprobaremos que la palabra globalización tal como hoy se aplica, comienza a imponerse poco después de la caída del Muro de Berlín en 1989, mientras en el año siguiente se enuncia el Consenso de Washington

Sólo diez años después las voces críticas ante el fracaso de las políticas neoliberales se estaban transformando en un clamor ensordecedor.

Todos recuerdan como en Seattle a fines del 1999 una coalición improvisada de sindicatos, activistas sociales, ecologistas y pacifistas, derrumbó la conferencia de la Organización Mundial del Comercio.

Esto nos lleva a destacar uno de los indiscutibles legados históricos del FSM, que es el lugar de nacimiento de la sociedad civil global. Precisamente en Puerto Alegre germinó la alianza entre la sociedad civil global y las Naciones Unidas. Uno de los temas principales del último FSM ha sido la defensa de la ONU de la declinación que le ha impuesto la administración Bush.

EL FSM afrontó los desafíos más difíciles. El último, en este año, consistió en hacer un foro policéntrico que se llevó a cabo en tres continentes: Caracas por América Latina, Bamako por Africa y Karachi por Asia. En modo diverso los tres foros fueron exitosos y el número total de los participantes fue de casi 200.000. Como si no fuera suficiente en el 2007 el FSM volverá a concentrarse y se realizará en Nairobi. Se tratará obviamente de un reto dificilísimo en razón de las dificultades del continente africano en todos los niveles y especialmente en el plano económico.

Hay además que considerar que del FSM nacieron foros regionales, temáticos y nacionales. Cada año se celebran no menos de cuarenta. El Foro Social Europeo, que este año tuvo lugar en Atenas tiene cierta autonomía respecto del mundial y emplea métodos que no forman parte de la filosofía original, como marchas y declaraciones finales.

Pero estos aspectos positivos no bastan para dar un juicio integral sobre el FSM. Si dejamos de lado los números y recordamos que el foro postula la posibilidad de construir otro mundo, cabe preguntar cual es el impacto del proceso del FSM en el mundo de las instituciones y de la política que, en último análisis, cuentan con los instrumentos para afrontar la gobernabilidad de la globalización. En efecto, los que hemos participado en el FSM desde su fundación, lo habíamos concebido como un gran proceso de elaboración de alternativas forjadas en un gran proceso de participación capaz de infundir vigor y grandeza al debate político. Empero, la renuencia de los participantes a dejarse fagocitar por los partidos políticos y a establecer relaciones con las instituciones políticas, ha reducido al FSM a una gran autorreferencia.

¿Es posible avanzar hacia una mayor capacidad de acción? La respuesta generalmente es no. No se consigue ir más allá de la teoría del «espacio abierto», que permite el intercambio de ideas y experiencias, crear alianzas y salir reforzados, pero rehuye la formulación de propuestas o convocatorias a acciones concretas por parte del foro. Se considera que tales opciones deben ser asumidas, en el trabajo cotidiano, por las organizaciones que participan en el FSM.

Una minoría sostiene que el FSM no puede limitarse a una suerte de ejercicios espirituales de los que se sale más fuertes y más buenos. Hace falta decidir acciones alternativas a la globalización neoliberal y hay que presionar a las instituciones para que las asuman. Pero este debate, no lleva por ahora a ninguna parte. Probablemente el FSM no avanzará significativamente en el escenario político y continuará siendo un grande y excepcional momento de encuentro de la sociedad civil.

* Roberto Savio, presidente emérito de la agencia IPS y miembro del Consejo Internacional del Foro Social Mundial (FSM).