Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
-En los asuntos del gobierno, debemos protegernos de la indebida influencia, solicitada o no, de este Complejo Militar-Industrial. Existe el potencial para el desastroso crecimiento de un poder extraviado de este complejo. No podemos permitir que el peso de esta combinación amenace las libertades de nuestro proceso democrático. No debemos confiar en nada. Sólo una ciudadanía alerta e informada puede enfrentarse al engranaje de la vasta maquinaria militar-industrial de forma que la seguridad del país y sus libertades puedan prosperar juntas.
Dwight David Eisenhower,»Military-
Industrial Complex Speech,» 1961, [1]
«Mi observación es que el impacto de elecciones nacionales en el clima de los negocios para SAIC ha sido mínimo. El énfasis en dónde ocurre el gasto federal usualmente cambia, pero el gasto federal total nunca disminuye. SAIC siempre siguió creciendo a pesar de cambios en la dirigencia política en Washington.» Ex administrador de SAIC, citado en Donald L. Barlett y James B. Steele: «Washington’s $8 Billion Shadow.» Vanity Fair, marzo de 2007[2]
«Hacemos la doctrina militar estadounidense» Ed Soyster, MPRI [3]
El mito del grandioso tablero de ajedrez: la geopolítica y la locura imperial de grandeza
En «The Road to 9/11» resumí la dialéctica de las sociedades abiertas: cómo expanden con su energía, llevando a un nivel más elevado de corporaciones y agencias más secretas, que terminan por debilitar a su país de origen mediante guerras innecesarias y agobiadoras. [4] No soy el único en ver a EE.UU. en las etapas finales de ese proceso, que desde el Renacimiento ha abatido a España. Holanda y Gran Bretaña.
Gran parte de lo que escribí resumió los pensamientos de escritores que me precedieron como Paul Kennedy y Kevin Phillips. Pero hay un aspecto de la maldición de la expansión que no subrayé suficientemente: cómo la dominación crea ilusiones megalómanas de control insuperable y cómo a su vez esa ilusión es cristalizada en una ideología prevaleciente de dominación. Me sorprende que tan pocos, hasta ahora, hayan señalado que desde el punto de vista público esas ideologías son ilusorias, tal vez incluso demenciales. En este ensayo argumentaré, sin embargo, que lo que parece demencial desde un punto de vista público tiene sentido desde la perspectiva más estrecha de aquellos que se benefician con la provisión de violencia e inteligencia privada empresarial.
La ideología de la dominación fue expresada en el caso de los gobernantes británicos por Sir Halford Mackinder en 1919: «Quien gobierna Europa Oriental domina el Corazón del Territorio; Quien domina el corazón del territorio gobierna la Isla Mundo; Quien domina la Isla Mundo gobierna el Mundo.» [5] Esta frase, aunque expresada después que el poder de Gran Bretaña ya había comenzado a declinar, articuló con exactitud las ansiedades de los planificadores imperiales que se vieron jugando «el Gran Juego», y quienes por lo tanto sacrificaron en 1809 todo un ejército británico de doce mil hombres en las tierras salvajes de Afganistán.
Expandida por Karl Haushofer y otros alemanes en la supuesta «ciencia» de la geopolítica, esta doctrina ayudó a inspirar el desastroso «Drang nach Osten» [«Afán de ir hacia el este»], que terminó rápidamente con las esperanzas militares del Tercer Reich nazi. Se podría haber pensado que a estas alturas las lecciones de Napoleón e Hitler hubieran eclipsado todas las ilusiones de que cualquier potencia pudiera dominar por sí sola la «Isla Mundo,» y mucho menos el mundo.
Kissinger, por lo pronto, parece haber aprendido esa lección, cuando escribió que: «Al decir geopolítica, quiero decir un enfoque que presta atención a los requerimientos del equilibrio.» [6] Pero (en gran parte por su compromiso con el equilibrio en el orden mundial) Kissinger fue pasado por alto por los eventos a mediados de los años setenta, llevando al triunfo del modo de pensar de la dominación global, como lo expresaron pensadores como Zbigniew Brzezinski.[7]
El propio Brzezinski ha reconocido cómo sus infundadas maquinaciones en Afganistán en 1978-1979 produjeron las reacciones de al-Qaeda y del terrorismo yihadista. Al preguntársele en 1998 si lamentaba su aventurerismo, Brzezinski respondió:
«¿Lamentado qué? La operación secreta fue una excelente idea. Atrajo a los rusos a la trampa afgana ¿y quiere que lo lamente? El día en el que los soviéticos cruzaron oficialmente la frontera, escribí al presidente Carter diciendo, en esencia: ‘Ahora tenemos la oportunidad de dar a la URSS su Guerra de Vietnam.'»
Nouvel Observateur: «¿Y tampoco lamenta haber apoyado el fundamentalismo islámico, que ha dado armas y orientación a futuros terroristas?»
Brzezinski: «¿Qué es más importante en la historia del mundo? ¿Los talibanes o el colapso del imperio soviético? ¿Algunos musulmanes agitados o la liberación de Europa Central y el fin de la Guerra Fría?»
Cuando le preguntaron si el fundamentalismo islámico representa una amenaza mundial, Brzezinski respondió
«¡Tonterías!» [8]
De alguna manera, el Brzezinski posterior a Afganistán se ha hecho más moderado en sus expectativas para el poder de EE.UU.: Notablemente advirtió contra la Guerra del Golfo en 1990 y también contra la agitación del vicepresidente Cheney, mientras éste ocupaba su puesto, a favor de algún tipo de ataque preventivo contra Irán. Pero nunca ha retractado la retórica Mackinderita de su libro de 1997 «The Grand Chessboard,» que resucita la ilusión de «controlar» la región vital eurasiática:
Por primera vez en la historia, una potencia no-eurasiática ha emergido no sólo como árbitro esencial de las relaciones de poder eurasiáticas sino también como la potencia suprema del mundo. La derrota y el colapso de la Unión Soviética fue el paso final en la rápida superioridad de una potencia del Hemisferio Occidental, EE.UU., como la única y, por cierto, la primera potencia verdaderamente global.» (p. xiii)
«Para EE.UU., el principal premio geopolítico es Eurasia… Ahora una potencia no-eurasiática predomina en Eurasia, y la superioridad global de EE.UU. depende directamente de durante cuánto tiempo y con cuánta efectividad sostiene su preponderancia en el continente Eurasiático.» (p.30)
«Para decirlo en una terminología que evoca la era más brutal de los antiguos imperios, los tres grandes imperativos de la geoestrategia imperial son: impedir la colusión y mantener la dependencia de la seguridad entre los vasallos, mantener dóciles y protegidos a los Estados tributarios, y evitar que los bárbaros se unan.» (p.40) [9]
Este tipo de modo de hablar temerario no se limita a Brzezinski. Su llamado a la dominación unilateral se hizo eco del borrador de la DPG (Guía de Planificación de la Defensa) de 1992, preparada para el secretario de defensa Cheney por los neoconservadores Paul Wolfowitz y Lewis «Scooter» Libby: «Debemos mantener los mecanismos para disuadir a potenciales competidores de llegar a aspirar a un papel regional o global más amplio.» [10]. Es repetido también en el Estudio PNAC [Proyecto para el Nuevo Siglo Americano] de 2000:
«Rebuilding America’s Defenses» [Reconstruyendo las defensas de EE.UU.] y en la Estrategia de Seguridad Nacional de Bush-Cheney de septiembre de 2002 (NSS 2002). [11] Y es resumido por el megalómano documento estratégico del JCS [Estado Mayor Conjunto] Joint Vision 2020, «La dominación de espectro completo significa la capacidad de las fuerzas de EE.UU., operando solas o con aliados, de derrotar a cualquier adversario y de controlar cualquier situación a través de toda la gama de las operaciones militares.» [12]
Una retórica tan exagerada pierde contacto con la realidad, es peligrosamente engañosa, e incluso posiblemente insana. Sin embargo es útil, incluso vital, para aquellas corporaciones que se han acostumbrado a beneficiarse con la Guerra Fría, y que enfrentaban profundos recortes en los gastos de defensa e inteligencia de EE.UU. en los primeros años después del colapso de la Unión Soviética. Se les suman otros grupos (mencionados a continuación) que también tienen interés en preservar el modo de pensar de dominación en Washington. Incluyen a los nuevos proveedores de servicios militares privatizados, o lo que puede ser llamado violencia empresarial, en respuesta a los recortes del presupuesto de la defensa.
El verdadero grandioso tablero de ajedrez: los que se benefician con la violencia continua
La engañosa pomposidad de la retórica de Brzezinski es inherente sobre todo en la falsa metáfora del título de su libro. Los «vasallos» no son piezas de ajedrez que se mueven sin esfuerzo con una sola mano. Son seres humanos con mentes propias; y entre los seres humanos es seguro que un exceso injusto de poder provoque no sólo resentimiento sino una resistencia exitosa en última instancia. Esto se puede ver fácilmente en Asia, desde la evolución del sentimiento anti-estadounidense en Irán a Hizb-ut-Tahrir (HT) en Asia Central: aunque todavía aparentemente no-violento, la retórica de HT es ahora cada vez más agresivamente anti-estadounidense. [13]
La noción de un solo jugador de ajedrez es igualmente falsa, especialmente en Asia Central, donde Estados dominantes (EE.UU., Rusia y China) y Estados locales son todos débiles por igual. Allí las corporaciones multinacionales como BP y Exxon son grandes protagonistas. En países como Kazajstán y Azerbaiyán dejan enanos al poder estatal local y también a la presencia gubernamental de EE.UU., sea oficial o encubierta. Los verdaderos poderes locales tienden a ser dos, en cuyo control los gobiernos se muestran notoriamente ineptos: primero, los «musulmanes agitados» que Brzezinski ridiculiza insensatamente, y segundo, el tráfico ilícito, sobre todo el narcotráfico. [14]
En última instancia, sin embargo, Brzezinski no es inhibido por su metáfora ajedrecística. El objetivo de un juego de ajedrez es ganar. El objetivo de Brzezinski es bastante diferente: ejercer permanentes restricciones sobre el poder de China y sobre todo de Rusia. Por lo tanto se ha opuesto sensatamente a acciones desestabilizadoras como un ataque occidental contra Irán, mientras apoya la permanente contención de Rusia con un cerco de bases y oleoductos occidentales. (En 1995 Brzezinski voló a Azerbaiyán y ayudó a negociar el oleoducto Bakú-Tiflis-Ceyhan que une a Azerbaiyán con Turquía.) [15]
Como he argumentado en otro sitio, Brzezinski (aunque sin duda piensa él mismo en términos de estrategia) promueve por lo tanto una política que corresponde fuertemente a las necesidades de la industria petrolera y sus patrocinadores. Estos últimos incluyen a sus patrones, los Rockefeller, quienes primero lo lanzaron a la prominencia nacional. [16]
En marzo de 2001, los principales grandes del petróleo (Exxon Mobil, Chevron, Conoco, y Shell) tuvieron su oportunidad para diseñar las estrategias energéticas del nuevo gobierno, incluida la política en Oriente Próximo, al participar en secreto en la Fuerza de Tareas de Energía del vicepresidente Cheney. [17] La Fuerza de Tareas, supimos más tarde, desarrolló un mapa de los campos petrolíferos de Iraq, dividiendo el sudoeste en nueve «Bloques de Exploración.» Un mes antes, un documento del Consejo de Seguridad Nacional de Bush había señalado que la Fuerza de Tareas de Cheney consideraría «acciones relacionadas con la captura de nuevos y existentes campos de petróleo y gas.» [18] Anteriormente, las compañías petroleras habían participado en una fuerza de tareas no-gubernamental que pidió «un inmediato estudio político sobre Iraq incluyendo evaluaciones militares, energéticas, económicas y político/diplomáticas.» [19]
Desde luego, las compañías petroleras no estaban solas en la presión por una acción militar contra Iraq. Después del 11-S, Rumsfeld, Wolfowitz, y Douglas Feith establecieron la neoconservadora Oficina de Planes Especiales (OSP) del Pentágono, que pronto «rivalizó tanto con la CIA como con la propia Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA) del Pentágono, como la principal fuente de inteligencia del presidente Bush sobre la posible posesión de armas de destrucción masiva y la conexión con al-Qaeda de Iraq.» [20] La influencia neoconservadora en el gobierno, apoyada por Lewis Libby en la oficina del vicepresidente Cheney, triunfó sobre el escepticismo de la CIA y la DIA: esas dos falsas acusaciones contra Sadam Hussein, o lo que un crítico llamó «inteligencia basada en la fe,» se convirtieron brevemente en la ideología oficial de EE.UU. Algunos, notablemente Dick Cheney, nunca se han retractado.
Muchos periodistas se mostraron ansiosos de promover las doctrinas de la OSP: Judith Miller del New York Times escribió una serie de artículos sobre las armas de destrucción masiva de Sadam, basándose, como la propia OSP, en la propaganda del exiliado iraquí Ahmed Chalabi.[21] La colaboradora en el libro de Miller, Laurie Mylroie, fue aún más lejos, al argüir que «Sadam no estuvo sólo detrás del ataque de 1993 contra el Trade Center, sino también de cada incidente terrorista anti-estadounidense de la década pasada, de los atentados contra las embajadas de EE.UU. en Kenia y Tanzania, a la demolición del edificio federal en Oklahoma City, al propio 11 de septiembre.» [22] Muchos de esos propugnadores, notablemente Feith, Libby, y Mylroie, tenían vínculos con Israel, que tenía tantos motivos como cualquier compañía petrolera para desear que ejércitos de EE.UU. se establecieran en Asia Central. [23]
Contratistas militares privados (PMC) – Su negocio es la violencia con fines de lucro
La incongruencia de una reacción militar ante la amenaza de terrorismo ha sido señalada por una serie de expertos en contraterrorismo, como el coronel en retiro del ejército de EE.UU., Andrew Bacevich:
El concepto de guerra global como respuesta al radicalismo islámico violenta es deficiente. No debiéramos estar dedicados a invadir y ocupar otros países. Eso no va a encarar la amenaza. Por otra parte, va a llevar a la bancarrota al país y a desbaratar a las fuerzas armadas. [24]
Por limitaciones presupuestarias, EE.UU. ha recurrido a subordinados incontrolables para que representen su poder público en esos lugares remotos. En este ensayo me concentraré sobre todo en un grupo de estos, los así llamados Contratistas Militares Privados (PMC) quienes están autorizados a cometer violencia en nombre de sus empleadores. Esas corporaciones recuerdan a los saqueadores ‘condottieri’ o ejércitos mercenarios privados contratados por las ricas ciudades Estado de la Italia del Renacimiento. [25]
En la retrospectiva histórica, podemos ver la contribución de los notoriamente célebres ‘condottieri’ a la violencia que supuestamente debían enfrentar. Algunos, cuando estaban desempleados, se convirtieron en poco más que bandidos depredadores. Otros, como el celebrado Farinata a quien Dante colocó en el Infierno, se volvieron contra sus ciudades nativas. Sobre todo, el poder de facto acumulado por los condottieri significó que, con el paso del tiempo, llegaron a dictar condiciones a sus aparentes empleadores. [26] (Fueron un temprano ejemplo de violencia empresarial, y el modo más común de evitar su paso destructor era «comprar alivio mediante la oferta de soborno.» 27])
Para contrarrestar la presión sobre los activos limitados de las fuerzas armadas, Donald Rumsfeld incrementó el creciente uso de Contratistas Militares Privados (PMC) en la Guerra de Iraq. En un momento hasta 100.000 personas fueron empleadas por los PMC en la ocupación de Iraq por EE.UU. Algunas estuvieron involucradas en eventos controvertidos, como el escándalo de la prisión Abu Ghraib en Iraq, y la muerte y quema de cuatro contratistas empleados en Faluya. La licencia de la firma más controvertida, Blackwater, fue anulada por el gobierno iraquí en 2007, después que ocho civiles iraquíes fueron muertos sin motivo en un tiroteo que ocurrió después de la explosión de un coche bomba. [28] (Después de mucha publicidad negativa, Blackwater cambió de nombre en 2009, y ahora se llama Xe Worldwide.
En medio del furor público por PMC como Blackwater se notó insuficientemente la diferencia en motivación entre estos y el Pentágono. Mientras el objetivo declarado de Rumsfeld y de las fuerzas armadas en Iraq era terminar la violencia en ese país, los PMC obviamente tenían un interés financiero en su continuación. De ahí que no sea ninguna sorpresa que algunos de los mayores PMC también hayan sido partidarios políticos de la continuación de la mal considerada «Guerra contra el Terror».
Blackwater fue uno de los ejemplos más notorios: Erik Price, su fundador y único propietario, forma parte de una familia que figura entre los mayores donantes del Partido Republicano y otras causas derechistas, como ser el Consejo para Política Nacional. Su hermana declaró una vez a la prensa que «mi familia es el mayor donante de contribuciones blandas [donaciones fuera de la regulación federal, N. del T.] al Partido Republicano nacional.» [29]
Compañías privadas de inteligencia y la provisión de violencia
Blackwater ha atraído la atención crítica de los medios dominantes estadounidenses. Pero fue sólo un caballo en el grandioso tablero de ajedrez, aunque un caballo con la capacidad de influenciar las jugadas. Se ha prestado mucho menos atención a Diligence LLC. Diligence, una compañía más poderosa, que a diferencia de Blackwater interactuaba fuertemente con Wall Street, «se estableció en Bagdad [en julio de 2003] para proveer seguridad a compañías involucradas en la reconstrucción iraquí. En diciembre, estableció una nueva subsidiaria llamada Diligence Middle East, y expandió sus servicios para que incluyeran el filtrado, el examen y el entrenamiento de contrataciones locales, y la provisión de informes diarios de inteligencia a sus clientes corporativos.» [30]
La influencia política de Diligence ciertamente eclipsó y duró más que la de Blackwater. Dos de sus directores fundadores (Lanny Griffiths y Ed Rogers) fueron también fundadores del influyente equipo de cabildeo republicano Barbour Griffiths y Rogers (posteriormente rebautizado BGR). Haley Barbour, el fundador sénior de BGR, también actuó como presidente del Comité Nacional Republicano de 1993 a 1997.
Diligence LLC recibió licencia para actuar en Iraq como contratista militar privado (PMC). Pero podría ser llamado Contratista Privado de Inteligencia (PIC) ya que es virtualmente un vástago de la CIA:
Diligence fue fundada por William Webster, el único individuo que dirigió tanto la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el FBI. Mike Baker, su director ejecutivo, pasó 14 años en la CIA como oficial de operaciones encubiertas en el terreno especializado en contraterrorismo y operaciones de contrainsurgencia. Whitley Bruner, su oficial jefe de operaciones en Bagdad, fue antes jefe de estación de la CIA en Iraq. [31]
Su socio en Diligence Middle East (DME) es New Bridge Strategies, cuyo propósito ha sido descrito por el New York Times como «firma consultora para asesorar a compañías que desean hacer negocios en Iraq, incluidas las que buscan partes de proyectos de reconstrucción financiados con dinero público.» [32] Su influencia política fue bosquejada por el Financial Times:
New Bridge fue establecida en mayo [2003] y llevada a la atención pública por los republicanos influyentes en su consejo – en su mayoría vinculados a uno u otro [funcionario] del gobierno de Bush o a la propia familia. Incluyen a Joe Allbaugh, jefe de la campaña presidencial de George W. Bush, Ed Rogers y Lanny Griffith, antiguos asistentes de George H.W. Bush. [33]
La firma Barbour, Griffith and Rogers fue el financista inicial de Diligence, que comparte un piso de oficinas con BGR y New Bridge en un edificio a cuatro cuadras de la Casa Blanca. Financial Times vinculó el éxito de New Bridge en la obtención de contratos con su relación con Neil Bush, hermano del presidente. [34] Cuando
Mack McLarty, Jefe de Gabinete en la Casa Blanca de Clinton, renunció, llegó a ser director de Diligence, y también se unió a Henry Kissinger para dirigir, hasta 2008, Kissinger McLarty Associates.
Otro Contratista Privado de Inteligencia o PIC es Science Applications International Corporation (SAIC), una corporación de 8.000 millones de dólares involucrada en contratos con la defensa, la comunidad de la inteligencia y con la seguridad interior. Según los veteranos periodistas Donald Barlett y James Steele:
SAIC ha mostrado una misteriosa capacidad para prosperar en cualquier clima político concebible. Es la mano invisible tras una inmensa porción del Estado de seguridad nacional – el sector del gobierno cuyos fondos son ilimitados y cuyo continuo crecimiento es asegurado cada vez que un político emite la palabra «terrorismo.» SAIC representa, en otras palabras, un negocio privado que se ha convertido en una forma de gobierno permanente…. [SAIC] encarna algo que va más allá de la peor pesadilla de Eisenhower – el complejo «militar-industrial-
contraterrorismo.» [35]
(Más adelante su artículo dejó claro que SAIC no es una burocracia unificada, sino más bien algo como una plataforma para empresariado individual en la obtención de contratos: «en SAIC su tarea fue fundamentalmente vender sus ideas de alta tecnología y su experticia de alto valor a [cualesquiera] agencias gubernamentales que tengan dinero que gastar y un impulso para comprar.») [36]
Antes de llegar a ser Secretario de Defensa, Robert M. Gates fue miembro del consejo de directores de SAIC. El personal de SAIC también ha sido reclutado de la CIA, NSA [Agencia Nacional de Seguridad] y DARPA [Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de la Defensa].
Numerosos miembros influyentes del establishment nacional de seguridad se encaramaron a la nómina de SAIC, entre ellos John M. Deutch, subsecretario de energía bajo el presidente Jimmy Carter y director de la CIA bajo el presidente Bill Clinton; el contraalmirante William F. Raborn, quien dirigió el desarrollo del submarino Polaris, y el contraalmirante Bobby Ray Inman, quien sirvió de forma diversa como director de la Agencia Nacional de Seguridad, vice director de la CIA, y vice director de la Agencia de Defensa de la Inteligencia. [37]
SAIC ayudó a suministrar la inteligencia defectuosa sobre las armas de destrucción masiva de Sadam que luego generó amplios contratos para SAIC en Iraq.
El personal de SAIC jugó un papel decisivo en montar el caso de que existían armas de destrucción masiva en Iraq bajo Sadam Hussein, y que la guerra era la única manera de librarse de ellas. Cuando no se encontraron armas de destrucción masiva, personal de SAIC compuso la comisión establecida para que investigara cómo la inteligencia estadounidense pudo haberse equivocado tan desastrosamente, incluido Gordon Oehler, el director adjunto para estudios de la comisión, un veterano de 25 años de la CIA, Jeffrey R. Cooper, vicepresidente y funcionario jefe de ciencias de una de las sub-unidades de SAIC y Samuel Visner, vicepresidente de desarrollo corporativo de SAIC quien también pasó por la puerta giratoria y volvió a la NSA. David Kay, quien después presidió el Grupo de Estudio Iraq (que mostró que Hussein no poseía armas de destrucción masiva, demostrando al hacerlo que la guerra fue lanzada de manera fraudulenta), es también accionista de SAIC y ex director del Centro de Tecnología y Análisis de Contraterrorismo de SAIC. [38]
Sobra decir que esa comisión, sobrecargada con personal de SAIC, no informó que el propio SAIC había sido una parte importante del problema. Pero según Barlett y Steele, el mismo David Kay dijo en 1998 al Comité de Servicios Armados del Senado:
que Sadam Hussein «sigue en el poder con armas de destrucción masiva» y que «se requiere una acción militar.» Advierte que a menos que EE.UU. actúe ahora «vamos a ver que las mayores fuerzas armadas del mundo tienen sus manos atadas.»
Durante los cuatro años siguientes, Kay y otros asociados con SAIC insistieron con ahínco en la amenaza planteada por Iraq. Wayne Downing, general en retiro y estrecho asociado de Ahmad Chalabi, cabildeó enérgicamente por una invasión de Iraq, señalando que los iraquíes «están listos a llevar la guerra… a ultramar. Utilizarían todos los medios a su disposición para atacarnos.» En muchas de sus apariciones en la televisión en cadena y por cable antes de la guerra, Downing fue identificado simplemente como «analista militar.» Hubiera sido correcto señalar que era miembro del consejo de directores de SAIC y accionista de la compañía…
El 11-S fue una tragedia personal para miles de familias y una tragedia nacional para todo EE.UU., pero sirvió los intereses de contratistas privados militares y de la inteligencia incluyendo a SAIC. Después de los ataques, el gobierno de Bush lanzó su «Guerra Global contra el Terror» (GWOT), cuya principal consecuencia ha sido la canalización de decenas de miles de millones de dólares a compañías que prometen hacer alguna cosa – cualquier cosa – por ayudar. SAIC estaba lista. Cuatro años antes, anticipando la próxima gran fuente de ingresos del gobierno, SAIC había establecido el Centro de Tecnología y Análisis de Contraterrorismo. Según SAIC, el propósito de la nueva unidad era presentar «una visión exhaustiva de las amenazas terroristas, incluida toda la gama de armas de destrucción masiva, altos explosivos más tradicionales, y ciber-amenazas a la infraestructura nacional.» En octubre de 2006, la compañía dijo directamente a potenciales inversionistas que la guerra contra el terror seguiría seguir una industria lucrativa de crecimiento. [39]
Barlett y Steele podrían haber mencionado que el analista sénior de SAIC, Fritz Ermarth, asociado de tiempo antiguo de Gates desde sus años en la CIA, es ahora funcionario del Centro Nixon. Comentando en 2003 sobre el discurso del secretario de Estado Colin Powell ante el Consejo de Seguridad de la ONU, Ermarth elogió a Powell por sus acusaciones (en las que repitió una de las historias falsas de Judith Miller) sobre la adquisición por Sadam de tubos de aluminio «para centrífugas y no cohetes.» Ermarth reprochó sin embargo a Powell el que no hubiera mencionado dos temas: la participación iraquí en el atentado del World Trade Center de 1993 (una acusación de Laurie Mylroie que ha sido generalmente desacreditada), y que «Durante los años setenta y ochenta… la URSS y sus aliados apoyaron a terroristas en Europa Occidental y en Turquía,» (aludiendo a las falsas acusaciones, promovidas entonces por Robert Gates y Claire Sterling, sobre el intento de asesinato del Papa Pablo II por Mehmet Ali Agça).[40]
Por cierto no quiero sugerir que SAIC haya creado sin ayuda de nadie la voluntad de combatir en Iraq. Los esfuerzos combinados de contratistas de la defensa, compañías petroleras, PMC y PIC crearon un modo de pensar en el que fueron atrapados todos los que estaban ansiosos de poder, incluidos, tengo que decirlo, académicos carreristas. En Iraq, como en Afganistán y Vietnam una generación antes, un pasaje seguro para consultas en Washington era el apoyo a intervenciones que pronto la gente de a pie vio que serían desastrosas.
El beneplácito de los académicos ha aprobado incluso la privatización de los servicios de inteligencia que acabamos de describir. Según la politóloga Anna Leander:
Firmas privadas no sólo suministran, sino también analizan inteligencia. Traductores, analistas e ‘interrogadores’ privados son contratados, como lo ilustra la participación de Tiran y CACI en Abu Ghraib. Incluso de modo más directo, se contrata a firmas privadas para evaluar amenazas y riesgos y sugerir qué hacer al respecto. Esto involucra la construcción de un cuadro de seguridad como lo hacen por ejemplo Diligence LLC y SAIC, dos firmas especializadas en la recolección y análisis de inteligencia… Esta privatización de la inteligencia tiene consecuencias directas para la relación entre los PMC y los discursos de la seguridad. Coloca a las firmas en una posición en la cual están directamente involucradas en la producción de esos discursos. Suministran una parte creciente de la información que forma la base de decisiones sobre si algo es o no es un tema de seguridad.
Leander concluye que esta privatización es beneficiosa: «empodera un entendimiento más militar de la seguridad que, por su parte, empodera a los PMC como expertos particularmente legítimos en seguridad.» [41]
Otro politólogo, Chaim Kaufmann, ha señalado de modo más crítico que los argumentos a favor de la escalada y lo que llama la inflación de la amenaza contra Iraq no fueron adecuadamente disciplinados por «el mercado de las ideas.» Da cinco motivos para esta falla, debidamente apoyados por otros politólogos. Pero la razón obvia mencionada por Barlett y Steele – el lucro – no es mencionada. [42]
Lo que hemos descrito hasta ahora es propugnación disfrazada de experticia. Pero asociados en el extranjero de
Diligence LLC y sus aliados también han sido acusados de operaciones de bandera falsa con el propósito de provocar la guerra.
La aprobación de la Ley Patriota generó un nuevo campo de beneficios para contratistas de SAIC – vigilancia interior de ciudadanos de EE.UU. – así como nuevos centros de fusión de inteligencia para realizarla.
«Como parte de la misión de seguridad interior del Pentágono, el ex secretario de defensa Donald Rumsfeld creó la oficina de Actividad de Contrainteligencia en el Terreno [CIFA] en 2002 y repletó su personal con contratistas de Booz Allen, BAE systems, SAIC, y otros proveedores de personal aprobado. CIFA, como hemos visto, fue utilizada contra gente sospechosa de albergar mala voluntad contra el gobierno de Bush y sus políticas… Actualmente, hay cuarenta y tres centros de fusión existentes y planificados en EE.UU., en los cuales agencias de inteligencia, el FBI, la policía local, bases de datos del sector privado, y denunciantes anónimos son combinados y analizados por analistas de contraterrorismo… Según la Central de Información de Privacidad Electrónica, el proyecto inculca al Departamento de Seguridad Interior enormes poderes de vigilancia interior.» [43]
Esos centros de fusión, que «combinan a las fuerzas armadas, el FBI, la policía estatal, y otros, han sido promovidos internamente por el Ejército de EE.UU., como medio para evitar restricciones que impiden que los militares espíen a la población interior.» [44] Como respuesta a esas críticas, la secretaria del Departamento de Seguridad Interior, Napolitano, declaró en marzo de 2009 que el mandato de los centros de fusión no es lanzar operaciones independientes de vigilancia interior, sino conectar los puntos entre información obtenida legalmente que ya estaba en bases de datos fragmentadas en «depósitos.» [45] No mencionó que parte de esa información provenía de fuentes privadas e incluso anónimas.
Una contratista de SAIC, Neoma Syke, trabajó en un centro de fusión semejante, ejerciendo un doble papel:
Durante 2003-2004, «trabajó para SAIC» como analista de protección de fuerza con el 205 Batallón de Inteligencia Militar de SAIC. Y mientras era «contratista para SAIC», específicamente «el 205 Batallón de Inteligencia Militar de SAIC, aparentemente sirvió como Oficial de Guardia de Contrainteligencia en el Centro de Acción de Crisis de USARPAC. [46]
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Peter Dale Scott, ex diplomático canadiense y profesor de inglés en la Universidad de California, Berkeley, es poeta, escritor, e investigador. Sus libros más recientes en prosa son: «The Road to 9/11» (2007) y la nueva edición expandida de «War Conspiracy» (2008). Su nuevo libro de poemas (incluyendo poemas políticos) es
«Mosaic Orpheus,» de McGill-Queen’s University Press. Su sitio en la web es: http://www.peterdalescott.net/
Notas
[1] Dwight David Eisenhower, «Military-Industrial Complex Speech,» 1961,
http://avalon.law.yale.edu/
[2] Ex administrador de SAIC, en Donald L. Barlett and James B. Steele, «Washington’s $8 Billion Shadow.» Vanity Fair, March 2007,
http://www.vanityfair.com/
[3] The Economist, July 8, 1999.
[4] Peter Dale Scott, The Road to 9/11: Wealth, Empire, and the Future of America (Berkeley and Los Angeles: University of California Press, 2007), 7-9.
[5] Halford J. Mackinder, Democratic Ideals and Reality (New York: Holt, 1919).
[6] Henry Kissinger, in Colin S Gray, G R Sloan. Geopolitics, Geography, and Strategy (Portland: Frank Cass Publishers, 1999).
[7] Para los eventos que llevaron al desplazamiento de Kissinger vea Scott, The Road to 9/11, 50-54, etc.
[8] Le Nouvel Observateur, January 15-21, 1998. En su implacable determinación de debilitar a la Unión Soviética, Brzezinski también persuadió a Carter para que terminara las sanciones de EE.UU. contra Pakistán por su busca de armas nucleares) (David Armstrong and Joseph J. Trento, America and the Islamic Bomb: The Deadly Compromise (Steerforth, 2007). Por lo tanto la obsesión de Brzezinski con la Unión Soviética ayudó a producir, como subproductos fortuitos, tanto al-Qaeda como el arsenal atómico islámico.
[9] Zbigniew Brzezinski, The Grand Chessboard: American Primacy and Its Geostrategic Imperatives (New York: basic Books), xiii, 30, 40.
[10] Memorandum of February 18, 1992, http://www.gwu.edu/~nsarchiv/
[11] For specific parallels to The Grand Chessboard, see Scott, Road to 9/11, 191-2.
[12] «Joint Vision 2020 Emphasizes Full-spectrum Dominance,» DefenseLink,
http://www.defenselink.mil/
[13] Zeyno Baran, «Hizb-ut-Tahrir: Islam’s Political Insurgency,» Nixon Center, December 2004,
www.
[14] Brzezinski temía tan poco al yihadismo islámico que cuando era Consejero Nacional de Seguridad convocó a un grupo de trabajo para que estimulara deliberadamente el descontento musulmán dentro de la Unión Soviética (Scott, Road to 9/11, 70-71).
[15] Desde entonces ha recibido elogios por persuadir al presidente Aliyyev de Azerbaiyán para que comprometa el oleoducto Bakú-Tiflis-Ceyhan (Zbigniew Brzezinski, «Geopolitically Speaking: Russia’s `Sphere of Influence’ – Chechnya and Beyond,» Azerbaijan International, Spring 2000, p. 24,
http://www.azer.com/aiweb/
Este oleoducto, que favorece a las compañías petroleras de EE.UU. y Gran Bretaña, tiene sentido político pero no económico; y desestabiliza aún más una región que ya es tensa. Vea: Pepe Escobar, «La guerra líquida» http://www.rebelion.org/
[16] Scott, Road to 9/11, 70-79.
[17] Dana Milbank y Justin Blum, «Document Says Oil Chiefs Met With Cheney Task Force,» Washington Post, November 16, 2005. Este artículo señaló que los presidentes de tres de las principales compañías petroleras desmintieron falsamente este hecho: «Un documento de la Casa Blanca muestra que ejecutivos de las grandes compañías petroleras se reunieron con la fuerza de tareas de energía del vicepresidente Cheney en 2001 – algo que había sido sospechado desde hace tiempo por ecologistas pero que fue desmentido recién en la semana pasada por funcionarios de la industria que testificaron ante el Congreso… En una audiencia conjunta de los comités de Energía y de Comercio del Senado, los presidentes de Exxon Mobil Corp., Chevron Corp. Y ConocoPhillips dijeron que sus firmas no participaron en la fuerza de tareas de 2001. El presidente de Shell Oil dijo que su compañía no participó ‘que yo sepa’, y el jefe de BP America Inc. dijo que no sabía. Chevron no fue nombrada en el documento de la Casa Blanca, pero la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno ha establecido que Chevron fue una de varias compañías que ‘entregaron recomendaciones de política energética’ detalladas a la fuerza de tareas.»
[18] Scott, Road to 9/11, 188-89; citando a Linda McQuaig, Crude Dudes,» Toronto Star, September 20, 2004; Jane Mayer, «Contract Sport,» New Yorker, February 16-23, 2004.
[19] Scott, Road to 9/11, 189; «Strategy Energy Policy: Challenges for the 21st Century,» Report of the James A. Baker Institute of Public Policy and Council on Foreign Relations Task Force, 40.
[20] Seymour M. Hersh, «Selective Intelligence: Donald Rumsfeld Has His Own Special Sources. Are They Reliable?» New Yorker, May 6, 2003
[21] Michael Massing, «Now They Tell Us,» New York Review of Books, February 26, 2004, http://www.nybooks.com/
[22] Peter Bergen, «Armchair Provocateur — Laurie Mylroie: The Neocons’ favorite conspiracy theorist,» Washington Monthly, December 2003,
http://www.washingtonmonthly.
[23] Para vínculos con Israel, vea Michael Lind, Made in Texas (New York, Basic Books), 139 (Feith); John J. Mearsheimer, Stephen M. Walt, The Israel Lobby and U.S. Foreign Policy (New York: Farrar, Straus and Giroux, 2007), 166, etc. (Libby); Michael Isikoff and David Corn, Hubris: The Inside Story of Spin, Scandal, and the Selling of the Iraq War (New York: Crown, 2006), 68-70 (Mylroie).
[24] Jon Wiener, «Obama’s Limits: An Interview With Andrew Bacevich,» Nation, August 28, 2008,
http://www.thenation.com/
Cf. Andrew Bacevich, The Limits of Power: The End of American Exceptionalism (New York: Metropolitan Books, 2008). Michael Scheuer también argumenta que la campaña contra el terrorismo dio un gran paso atrás cuando EE.UU. invadió Iraq. «Experts Fears ‘Endless’ Terror War,» MSNBC, July 9, 2005, http://www.msnbc.msn.com/id/
[25] No soy el primer en notar la analogía. Vea, por ejemplo, Thomas Jäger y Gerhard Kümmel, Private Military and Security Companies (Wiesbaden: VS Verlag für Sozialwissenschaften, 2007), 22; Eugene B. Smith, «The New Condottieri and US Policy: The Privatization of Conflict and Its Implications,» U.S. Army War College, Parameters, invierno de 2002,
www.carlisle.army.mil/usawc/
[26] Michael Mallett, Mercenaries and their Masters: Warfare in Renaissance Italy (Lanham MD: Rowman and Littlefield, 1974), 22.
[27] Donald J. Kagay and L. J. Andrew Villalon (eds.), Crusaders, Condottieri, and Cannon (Leiden: Brill Academic Publishers, 2002), 286.
[28] «Iraq Reviewing Security Firms After Blackwater Shooting,» FoxNews.com, September 18, 2007,
http://www.foxnews.com/story/
[29] «The former Betsy Prince – La hija de Edgar y Elsa, la hermana de Erik – se casó con la familia DeVos, uno de los mayores donantes del país a las causas republicana y conservadora. (‘Sé un poco sobre el dinero blando, ya que mi familia es el mayor contribuidor en dinero blando al Partido Republicano nacional,’ escribió
Betsy DeVos en un artículo de opinión en el periódico de Capitol Hill, Roll Call.) Presidió el Partido Republicano de Michigan de 1996 hasta 2000 y de nuevo de 2003 a 2005, y su esposo, Dick, se presentó como candidato republicano a gobernador de Michigan en 2006. El propio Erik Prince no es holgazán cuando se trata de dar a los republicanos y cultivar relaciones con importantes conservadores. Él y su primera y segunda mujer han donado aproximadamente 300.000 dólares a candidatos republicano y comités de acción política.» (Ben Van Heuvelen, «The Bush administration’s ties to Blackwater,» Salon, October 2, 2007, http://www.salon.com/news/
Cf. Robert Young Pelton, Licensed to Kill, Hired Guns in the War on Terror (New York: Crown Books, 2006).
[30] David Isenberg , «Corporate Mercenaries – Part 2: Myths and mystery,» AsiaTimes, May 19, 2004, http://www.atimes.com/atimes/
[31] David Isenberg, «Myths and mystery,» Asia Times, 5/20/04. Cuando estaba en la CIA, Bruner negoció el acuerdo para que Ahmad Chalabi y la CIA trabajaran juntos. (Aram Roston, The Man Who Pushed America to War [New York: Nation Books, 2009], 76). Bruner se unió después a BGR y en 2007 llegó a ser presidente a tiempo completo de BKI Strategic Intelligence. En 2004, Bruner participó con BGR y un agente israelí de PMV en un ardid para ayudar a reelegir a George W. Bush. (Laura Rozen, «From Kurdistan to K Street,» Mother Jones, November 2008,
http://www.motherjones.com/
[32] Douglas Jehl, «Washington Insiders’ New Firm Consults on Contracts in Iraq,» New York Times, September 30, 2003.
[33] Financial Times, 12/11/03. Ed Rogers, vicepresidente de Diligence, fue uno de los máximos asistentes de
George H.W. Bush cuando fue presidente de EE.UU. Al renunciar a la Casa Blanca, negoció un lucrativo contrato para actuar como lobista para el ex jefe de la inteligencia saudí y hombre fachada de BCCI, Kamal Adham, en una época en la cual fiscales estadounidenses y británicos preparaban casos criminales en su contra. Rogers utilizó a Adnan Khashoggi como intermediario para conseguir el contrato, que fue cancelado después de ser criticado por la Casa Blanca.(Truell and Gurwin, False Profits, 362-64).
[34] Ibíd. Cf. Mother Jones, March/April 2004: «Hace poco, Bush obtuvo un acuerdo de consultoría por 60.000 dólares al año de un alto asesor de New Bridge Strategies, la firma establecida por el ex jefe de la campaña de
George W. para «aprovechar oportunidades de negocios» en Iraq de la posguerra. La descripción de la tarea: recibir llamados durante tres horas por semana.»
[35] «SAIC, que emplea 44.000 personas y cobró 8.000 millones de dólares el año pasado – vende capacidad mental, incluida mucha «experticia» tras la guerra de Iraq… [SAIC es] una «compañía oculta» con 9.000 contratos gubernamentales, muchos de los cuales involucran trabajo secreto de inteligencia. (Donald L. Barlett and James B. Steele, «Washington’s $8 Billion Shadow.» Vanity Fair, March 2007,
http://www.vanityfair.com/
[36] Barlett and Steele, «Washington’s $8 Billion Shadow.»
[37] Barlett and Steele, «Washington’s $8 Billion Shadow: «Mark A. Boster dejó su trabajo como adjunto del asistente del fiscal general en 1999 para unirse a SAIC, y tres meses después ya llamaba al Ministerio de Justicia por cuenta de sus nuevos empleadores – una violación de la ley federal. Boster pagó 30.000 dólares en un arreglo civil.» Otro PIC fue por un tiempo Interop, que combinaba al ex director de la CIA James Woolsey y el ex director del FBI Louis Freeh con el ex jefe del Mossad Danny Yatom (Rozen, «From Kurdistan to K Street).
[38] Charlie Cray, «Science Applications International Corporation,» CorpWatch, http://www.corpwatch.org/
[39] Barlett and Steele, «Washington’s $8 Billion Shadow.»
[40] Fritz W. Ermarth, «Colin Powell’s Briefing to the Security Council: Brief Comments from an Ex-Intelligence Officer,» In the National Interest, http://inthenationalinterest.
[41] Anna Leander, «The Power to Construct International Security:
Sobre la importancia de Compañías Militares Privadas,» Millennium – Journal of International Studies, 2005; 33; 803,. En aquel entonces el Observer informó desde «fuentes en el gobierno de Bush» sobre una afirmación de que «miembros de la red al-Qaeda, detenidos e interrogados en el Cairo, habían obtenido ampollas de ántrax en la República Checa» («Iraq ‘behind US anthrax outbreaks,'» Observer, October 14, 2001, http://www.guardian.co.uk/
[42] Chaim Kaufmann, «Threat Inflation and the Failure of the Marketplace of Ideas,» International Security (Summer 2004). http://muse.jhu.edu/journals/
[43] Tim Shorrock, Spies for Hire: The Secret World of Intelligence Outsourcing (New York: Simon & Schuster, 2008), 344.
[44] Julian Assange, «The spy who billed me twice,» Wikileaks, http://wikileaks.org/wiki/The_
[45] Phil Leggiere, «Napolitano Praises Fusion Centers.» HSToday, March 13, 2009, http://www.hstoday.us/content/
[46] Assange, «The spy who billed me twice.»
© Copyright Peter Dale Scott, Global Research, 2009