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Entrevista con Lilian Thuram, ex campeón mundial de fútbol nacido en Guadalupe

«El movimiento antillano es popular porque es justo»

Fuentes: LHumanité

Traducido para Rebelión por Caty R.

El ex campeón del mundo de fútbol, «orgulloso de ver a los ciudadanos ponerse en pie», considera que «se ha puesto a los békés en la picota porque son los dueños del poder económico»

La huelga general en Guadalupe, que empezó el 20 de enero de 2009, terminó el 4 de marzo con la firma del acuerdo por el LKP. Un conflicto de cuarenta y cuatro días que Llian Thuram ha seguido a diario. El ex campeón del mundo de fútbol no sólo se interesa por la situación de Guadalupe porque es nativo de la isla, sino además porque esta lucha es una prolongación de su compromiso personal a favor de la emancipación humana. Miembro del Alto Consejo de la Integración desde 2002, el ex capitán de la selección nacional de fútbol de Francia también ha creado, en mayo de 2008, la Fundación Lilian-Thuram contra el racismo

¿Ha brindado por la victoria de Guadalupe?

Para mí, la victoria es que todos los franceses han descubierto la realidad social de Guadalupe. Al principio del movimiento se interesó poca gente. Poco a poco se está rompiendo el mito de la isla paradisíaca y ahora aparecen los interrogantes sobre las condiciones de vida de los habitantes y el sistema que los machaca. Desde hace siglos, una minoría controla la economía y la mayoría no puede decir nada. Dicha minoría, ávida de riquezas ahora y siempre, ha tomado el poder de tal forma que el Estado parece incapaz de actuar.

Vista desde aquí, parece chocante la reivindicación de bloquear el precio de la barra de pan. ¿Le sorprende ese tipo de exigencia, tan concreta, contra la carestía de la vida?

No me sorprende, y opino que también se debería exigir aquí. Ya no es posible que algunas personas se vean privadas de los alimentos básicos. Cuando nosotros pasamos al euro, los italianos exigieron que los precios del café y la pizza se mantuvieran. Iban por delante de nosotros. También en África, durante los motines del hambre a principios de 2008, las protestas eran para que se bloqueasen los precios de los alimentos de primera necesidad.

Según su opinión, ¿cuáles son las razones que han permitido al movimiento de Guadalupe resistir durante tanto tiempo, 44 días para ser exactos?

La población, que padece la injusticia desde la noche de los tiempos, se identifica con las reivindicaciones. Ese movimiento ha puesto al descubierto en la escena pública y política un agudo sufrimiento sepultado en los hogares como un secreto. La unidad ha permitido que el conflicto durase. El hecho de ver a 60.000 personas en las calles de Guadalupe, de una población de 400.000 habitantes, es muy significativo. Los trabajadores de empresas privadas y públicas, los intelectuales, las personas que, como yo, viven fuera, todo el mundo se ha identificado con este movimiento. Pero la injusticia señalada en esta isla es la misma en la metrópoli. Y en otros lugares. El poder económico ha desplazado al Estado en todo el mundo. Es el que decide y origina grandes dificultades a los más desfavorecidos. ¿Es normal que el Estado pida a los patrones que hagan un esfuerzo para bajar los precios en Guadalupe? ¿Significa que las personas elegidas por sufragio universal no tienen ningún peso sobre el poder económico?

Más allá de las protestas contra la carestía de la vida, ¿usted cree que este movimiento, al contrario de los precedentes en Guadalupe, cuestiona el sistema heredado de la esclavitud y el colonialismo?

De eso se trata exactamente. La crisis de las Antillas destapa el sistema de los békés, que controlan las riquezas. Y eso nos devuelve inevitablemente a un sistema todavía dolorosamente actual para los descendientes de los esclavos. El trabajo de memoria es imprescindible para la reconstrucción, tan importante como la denuncia de la carestía de la vida. Las Antillas exigen que se supere esta historia que todavía se arrastra. Es lamentable que no se conozca la historia de Francia aquí, pero se convierte en dramático en una población que ha sufrido la esclavitud. Un manifiesto (1) firmado, entre otros, por Édoudard Glissant y Patrick Chamoiseau, insiste en la necesidad de la identidad, de la cultura para vivir. Es fundamental

En especial se acusa a los békés, ¿es porque simbolizan el capitalismo en las Antillas?

En este caso se señala con el dedo a los békés porque, como capitalistas que son, están en la picota en todo el mundo, ya que son quienes poseen el poder económico. La especificidad antillana está ligada, en primer lugar, a la historia. Los békés son los descendientes de los esclavistas, sus fortunas proceden de la esclavitud. Nunca se ha hecho una redistribución de tierras. Y lo más increíble es que cuando se abolió la esclavitud, el Estado indemnizó a los esclavistas, no a las víctimas de su delito. En la actualidad, los békés tienen el monopolio de la distribución (sabiendo que está prohibido) y fijan entre ellos los precios de los productos. Pero el Estado, en vez de administrar justicia, apoya a los békés a golpe de subvenciones.

Patrick Chamoiseau dice: «Llevar la libertad es la única carga que endereza la espalda». ¿Quizá el movimiento antillano es una nueva liberación, una nueva emancipación?

Este movimiento está dirigido por una generación que tiene ganas de cambiar las cosas. Dicha generación está sacando del silencio las reivindicaciones enterradas de sus padres. Es un movimiento popular porque se dirige hacia la emancipación. Mis hermanos o mis amigos de Guadalupe dicen: «habrá un antes y un después de este conflicto». Espero que ese «después» tenga como consecuencia una autocrítica de la sociedad antillana

En la entrevista que publicamos en mayo de 2008, en el especial de L’Humanité sobre la esclavitud, usted insistió en la vergüenza que sienten los antillanos frente a la esclavitud. ¿No cree que el movimiento en los DOM* abre un principio de recuperación de esa página de la historia a la que, obviamente, se ha dado la vuelta sin haberla leído?

Existe, efectivamente, una toma de conciencia, sobre todo gracias al inicio del trabajo de memoria que llevan a cabo desde hace varios años las asociaciones o los intelectuales. Cuando yo era más joven, el «nèg marron» era peyorativo en las Antillas. Sin embargo, el término ha recuperado su sentido original, el de la dignidad del esclavo que, huyendo, se convirtió en un hombre libre. Otro signo revelador: el regreso del gwoka, el instrumento musical que simboliza el sufrimiento y la revolución. Cuando el LKP negociaba, el son del gwoka envolvía las noches. Poco a poco, la sociedad antillana reconquista su identidad y al mismo tiempo su autoestima. La generación de mi madre se avergonzaba de su historia y rechazaba su vínculo con África. En la actualidad, ella acepta sus orígenes y empieza a comprender que es mucho más vergonzoso haber sido esclavista que esclavo.

¿Qué opina de la encuesta que muestra que el 78% de los franceses consideran «justificadas» las reivindicaciones expresadas por el LKP?

Una vez más, pienso que la victoria más hermosa es el hecho de que las personas comprendan la realidad antillana. Y quizá eso les obligue a interrogarse sobre su propia realidad.

En definitiva, ¿está contento al comprobar que las conciencias evolucionan sobre las luchas que usted lleva a cabo desde hace años?

Me siento muy feliz y orgulloso al ver que los ciudadanos se levantan y dicen ¡basta! En general, esto se hace cuando la situación pesa demasiado, cuando ya no se puede respirar y no hay nada que perder. Pienso que la crisis económica es tal que por todas partes, y cada vez más, las personas tendrán que levantarse.

¿La elección de Barak Obama ha tenido, según usted, una influencia en el conflicto de Guadalupe?

Para mí es una evidencia, esa elección ha permitido la liberación de la palabra de todos, sin distinción. Si los estadounidenses han sido capaces de elegir a un negro, a despecho de la esclavitud y el apartheid, los antillanos, que también han sufrido los mismos atropellos, se han sentido con derecho a poner fin a un sistema injusto.

Aquí también, la campaña electoral y la elección de Barack Obama se siguieron con devoción, en especial por los jóvenes de los barrios populares, como si de ellas dependiera su propio futuro…

La elección de Obama brinda la esperanza de una sociedad nueva en la que ya no se juzgará a las personas por el color de su piel, sino por sus capacidades.

¿Qué sentido tiene que el presidente de la República no haya viajado a Guadalupe durante el conflicto?

Como muchos, el presidente no ha entendido el dolor psicológico de los antillanos, que va más allá de las reivindicaciones sociales y económicas. Si hubiese tenido cerca asesores antillanos, creo que enseguida habría captado la importancia de una implicación fuerte e inmediata del principal representante del Estado. Por eso es importante la diversidad en las instancias más altas.

¿No cree que los ciudadanos de los DOM sufren, por parte del poder ejecutivo, un trato idéntico al de los habitantes de los barrios populares en Francia?

Tanto unos como otros sienten que no se les considera franceses de pleno derecho. Para entender a estas poblaciones es necesario conocerlas. El problema es que los dirigentes de este país, debido a su formación y sus orígenes sociales, son ajenos a esta realidad y consideran a esas poblaciones sospechosas de querer vivir de las ayudas o como delincuentes.

(1) «Manifeste pour les «produits» de haute nécessité» (Manifiesto por los productos de primera necesidad), L’Humanité, 17 de febrero de 2009.

* DOM, nombre que se da, en conjunto, a los departamentos franceses de ultramar: Guadalupe, Martinica, Guayana y Reunión.

Biografía
Nacido en 1972 en Pointe-à-Pitre, Guadalupe, Lilian Thuram llegó a la metrópoli a los nueve años a vivir en el barrio de los Fougères, en el distrito de Fougères Avon, cerca de Fontainebleau. Ha sido el futbolista seleccionado más veces para el equipo nacional de Francia; se incorporó al Consejo Federal de la Federación Francesa de Fútbol con el objetivo esencial de promover entre los jóvenes la lucha contra el racismo. Con la selección nacional francesa disputó dos finales de la Copa del Mundo y una final de la Eurocopa. Y es una persona comprometida. Miembro del Alto Consejo para la Integración desde 2002, en mayo de 2008 creó la fundación Lilian Thuram contra el racismo. El deportista acaba de rechazar un puesto en el ministerio propuesto por Nicolas Sarkozy.

Original en francés: http://www.humanite.fr/Entretien-avec-Lilian-Thuram,2738996