La candidatura Acuerdo País, promovida por el Gobierno, obtiene el 62,2% de sufragios, según la votación consolidada en el 66,4% de mesas observadas por la organización Participación Ciudadana, en las elecciones a la Asamblea Constituyente celebradas hoy en Ecuador. En el segundo lugar del recuento rápido de votos que efectúa Participación Ciudadana, se sitúa el […]
La candidatura Acuerdo País, promovida por el Gobierno, obtiene el 62,2% de sufragios, según la votación consolidada en el 66,4% de mesas observadas por la organización Participación Ciudadana, en las elecciones a la Asamblea Constituyente celebradas hoy en Ecuador. En el segundo lugar del recuento rápido de votos que efectúa Participación Ciudadana, se sitúa el Partido Sociedad Patriótica (PSP), del ex presidente Lucio Gutiérrez (enero 2003-abril 2005), con el 7,4%. El Partido Renovador Institucional de Acción Nacional (PRIAN) logra el 6,4%.
La proyección consolidada de Participación Ciudadana sitúa detrás del PRIAN, del magnate bananero Álvaro Noboa, al conservador Partido Social Cristiano (PSC), con el 3,8%, seguido de la Red Ética y Democracia (RED), con el 2,8%.
Horas antes, los sondeos publicados al cierre de las urnas, a las 17.00 hora local, media noche en España, ya coincidían en conceder una holgada victoria a la formación de Correa al otorgarle la mayoría de los 130 asientos de la nueva Asamblea Constituyente cuya misión es dotar al país suramericano de una nueva Constitución.
Tanto Market como Canal UNO, que realizaron encuestas a pie de urna, otorgaban la victoria a Alianza País, el partido del presidente Correa. Según el sondeo del instituto Market, el partido del Gobierno obtendría 65 escaños, superando con creces a otras formaciones, según el periódico Ecuador Inmediato. Por su parte, Canal UNO auguraba también un buen resultado para el Partido Sociedad Patriótica, del ex presidente Lucio Gutiérrez, por lo que ambos partidos habrían sido los más votados en la mayoría de las provincias.
«La victoria del pueblo es incuestionable»
Sin esperar a los resultados oficiales, Correa ha proclamado su victoria atronadora en las urnas, al tiempo que ha tendido la mano al diálogo con sus oponentes. «Las proyecciones están claras: La victoria del pueblo es incuestionable», ha dicho un exultante Correa en una multitudinaria comparecencia ante la prensa. «Probablemente conseguiremos 80 asientos», ha añadido.
En la práctica, la victoria le permitirá controlar al completo la nueva asamblea que debería disolver el actual Congreso y poner en marcha una serie de profundas reformas para aparcar a los partidos tradicionales a los que se culpa de años de inestabilidad en el país andino. De confirmarse los sondeos, Correa ya no tendrá ataduras para poner en marcha lo que él llama el «socialismo del siglo XXI», claramente inspirado en los principios y políticas del venezolano Hugo Chávez, su aliado en América Latina.
Cuestión de superviviencia
Los asambleistas de Correa desembarcarán en la nueva institución con propuestas radicales para crear un Estado descentralizado, muy presente en la economía y con un régimen más presidencialista.
El presidente, un economista de izquierdas, ha depositado en la Constituyente su estrategia de gobierno, por lo que ha advertido de que dimitirá si los partidos políticos tradicionales (partidocracia) le vencen en las urnas. Sin embargo, para la partidocracia, la de hoy es también una elección crucial, pues de ella depende su existencia, después de haber dirigido los destinos del país en los últimos 28 años. Los partidos tradicionales, coaligados ahora en la oposición, podrían incluso perder el último bastión institucional que les queda, el Parlamento, si fracasan en los comicios de este domingo.
El grupo político de Correa, Alianza País, ha insistido en que si logra obtener el control de la Constituyente, el Parlamento podría terminar, anticipadamente, su actividad.
Correa parte con ventaja en esta elección, pues llega como impulsor de la Constituyente, cuya creación fue aprobada con un histórico triunfo electoral en el plebiscito del 15 de abril pasado, cuando el 83% del electorado apoyó la iniciativa del gobernante. La oposición, en principio renuente a la Asamblea Constituyente, tuvo que embarcarse en el proceso para no quedarse fuera de la decisión popular, tras la abrumadora victoria de Correa.
De todas formas, el panorama post-electoral debería ser de tranquilidad y el vencedor tendría en sus manos la posibilidad de convocar a un diálogo de todas las fuerzas políticas y sociales en la construcción de un solo proyecto nacional. Ese clima de tranquilidad dependerá de la buena marcha del proceso electoral y, por ello, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) ha garantizado su transparencia. Además, observadores internacional de la Organización de Estados Americanos (OEA), de la Unión Europea y del Centro Carter, así como de algunas organizaciones ecuatorianas, vigilan que se respete la voluntad ciudadana.
Desde el jueves pasado y hasta mañana rige en Ecuador la ley seca, que prohíbe la venta y consumo de alcohol en público. Más de 30.000 policías y 45.000 militares vigilan que el proceso electoral se desarrolle con normalidad.
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