Aunque se trata de un cargo electivo con más importancia ceremonial que política, las circunstancias de la elección de la persona llamada a encabezar las reuniones del órgano supremo de la ONU ha tenido una gran resonancia en los medios diplomáticos de todo el mundo. Con una votación de 128 países a favor y 62 […]
Aunque se trata de un cargo electivo con más importancia ceremonial que política, las circunstancias de la elección de la persona llamada a encabezar las reuniones del órgano supremo de la ONU ha tenido una gran resonancia en los medios diplomáticos de todo el mundo.
Con una votación de 128 países a favor y 62 en contra, la ministra ecuatoriana de relaciones exteriores María Fernanda Espinosa fue electa presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas para el 73º periodo de sesiones de la máxima instancia de la organización internacional, desde septiembre de 2018 hasta el propio mes de 2019. La Agencia Latinoamericana de Información (ALAI) con sede en Ecuador, que se dedica a la difusión de información y la defensa del derecho a la comunicación, investigación y capacitación de expertos de las organizaciones sociales en los procesos de comunicación de America Latina, destaca que Espinosa, de 53 años, se convirtió en la primera mujer de América Latina y cuarta a nivel mundial en ocupar esa designación en los 73 años de vida de la organización mundial.
Según la ALAI «esta elección ha constituido un revés para el gobierno de Estados Unidos que no veía con buenos ojos el perfil progresista de la canciller Espinosa que en los últimos once años ocupó altos cargos durante el gobierno de Rafael Correa y fue designada Canciller por el presidente Lenin Moreno, quien ganó las elecciones con un programa que contemplaba la continuación de la Revolución Ciudadana encabezada por Correa, a la cual más tarde Moreno le ha dado las espaldas».
La elección de Espinosa constituye un reconocimiento a la política exterior del Ecuador de los últimos años que ha sido reconocida internacionalmente cuando ha sido designado como presidente del G77 más China (2017). Asimismo, Ecuador preside, junto con Sudáfrica, un grupo de trabajo en el Consejo de Derechos Humanos, que busca establecer un instrumento jurídico vinculante para regular a las transnacionales, entre otros loables propósitos.
Washington estuvo moviendo sus hilos de influencia para cerrar el camino de la candidatura ecuatoriana. Apoyó abiertamente la candidatura de la hondureña Mary Elizabeth Flores Flake, hija del ex presidente Carlos Flores Facussé que se formó en universidades de Estados Unidos.
La embajadora de EEUU ante la ONU, Nikki Hale, se reunió con el presidente Juan Orlando Hernández con este propósito cuando visitó Honduras en febrero de este año para agradecer el voto de Honduras favorable a la resolución que reconoce a Jerusalén como capital de Israel sin tomar en cuenta a Palestina.
Por cierto, esta decisión impulsada por Washington, fue una de las razones que contribuyeron a la derrota de Flores en la elección para presidir la Asamblea General de Naciones Unidas.
La elección de Espinosa constituye también -admite ALAI- un revés para la derecha ecuatoriana representada por los partidos Creando Oportunidades (CREO) y Social Cristiano (PSC) que siempre han estado prestos a seguir la política estadounidense. En las últimas semanas, con el concurso de los grandes medios privados y de diplomáticos de derecha, se desplegó una campaña nunca antes vista por su intensidad contra la Canciller Espinosa, en la prensa y las redes sociales digitales, basada en acusaciones oprobiosas en la que no se escatimaron contra ella epítetos tales como «castrochavista», «sandinista», etc.
A fin de perjudicar la candidatura de Espinosa en Naciones Unidas, CREO y el PSC intentaron infructuosamente enjuiciar políticamente en la Asamblea Nacional a la Canciller Espinosa por «incumplimiento de funciones».
«Sensible como lo es a las presiones mediáticas, el presidente Lenin Moreno no tardó en hacer un guiño a dicha campaña. A su estilo y con un golpecito bajo a Espinosa, Moreno se desmarcó de la decisión de haber entregado la ciudadanía ecuatoriana a Julian Assange, refugiado en la Embajada ecuatoriana en Reino Unido que era precisamente uno de los temas centrales del pretendido juicio político a Espinosa como también de la campaña mediática».
María Fernanda Espinosa dedicó su elección «a todas las mujeres del mundo que hoy participan en política, que se enfrentan a los ataques políticos y mediáticos marcados por el machismo y la discriminación», según señaló la diplomática ecuatoriana en el discurso que pronunció en Naciones Unidas tras su designación.
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