La no renovación de la concesión del canal Radio Caracas Televisión de Venezuela trajo en el Perú al debate el tema de la «libertad de prensa». Todos se preguntan dónde comienza y dónde termina la libertad de prensa y expresión. Si hablamos de los ciudadanos, nuestra libertad termina allí donde comienza la libertad de los […]
Si hablamos de los ciudadanos, nuestra libertad termina allí donde comienza la libertad de los otros. No existe libertad absoluta para nadie. Y cuando hablamos de los medios de comunicación, la libertad de éstas termina allí donde comienza la libertad de las mayorías.
En el Perú los grandes canales de televisión se encuentran al servicio de las transnacionales o de las oligarquías locales que han manejado el país como si fuese su chacra. Tienen en sus manos el poder de la economía y, por tanto, pueden manejar a su gusto no sólo el «cuarto poder» sino también el poder político y militar, que se someten al primer poder (el dinero).
Hay canales financiados por las transnacionales dedicadas a las minas. Si, por ejemplo, un congresista se va contra las mineras, el canal no parará hasta tumbarse a ese representante de un sector de la sociedad. Si un dirigente de una comunidad afectada por la minería denuncia la contaminación de los suelos y los ríos, esos canales de inmediato saldrán a decir que ese dirigente es «terrorista», «narcotraficante» o «abigeo».
Sin embargo, los intereses de las minorías (transnacionales) termina allí donde comienzan los intereses de la mayoría (los peruanos).
En el Perú los canales de televisión no están cumpliendo su función, que es la de defender la verdad y los intereses de las mayorías. Se han convertido en hampones al servicio de intereses particulares.
Hemos conversado con muchos periodistas que laboran en los medios más importantes del país. La mayoría indica que no hay libertad de expresión porque ellos se someten a la decisión de los dueños por temor a perder su trabajo.
LA DICTADURA DE LOS CANALES
¿Y por qué las transnacionales, que manejan más dinero que países enteros, financian a los medios de difusión masiva, principalmente canales de televisión?
Según Manuel Freitas, asistimos en el mundo a una nueva guerra: la asimétrica o de cuarta generación. Y en esta guerra los medios de comunicación juegan un papel importante. «Las batallas ya no se desarrollan en espacios lejanos, sino en su propia cabeza.
Ya no se trata de una guerra por conquista de territorios, sino de una guerra por conquista de cerebros, donde usted es el blanco principal. El objetivo es difundir un mensaje para el sometimiento de masas. El objetivo ya no es matar, sino controlar. Las balas ya no apuntan a su cuerpo, sino a sus contradicciones y vulnerabilidades psicológicas. Su conducta está siendo chequeada, monitoreada y controlada por expertos en psicosociales. Su mente y su psicología están siendo sometidas a operaciones extremas de guerra de cuarta generación. Una guerra sin frentes ni retaguardias, una guerra sin tanques ni fusiles, donde usted es, a la vez, la víctima y el victimario. El control de la población se efectúa mediante una mezcla de propaganda y terror».
¿Y por qué de vez en cuando hablan del «resurgimiento de Sendero Luminoso», cuando en realidad este grupo ya no existe, sino sólo bandas de gente armada dedicada a la protección de los narcotraficantes? Es también parte de la guerra psicológica, llamada «terrorismo mediatizado» como estrategia y sistema avanzado de manipulación y control social. Es decir, los que manejan el país arman grupos supuestamente «senderistas», con banderas rojas y pasamontañas, incluso a las espaldas de los gobiernos de turno. Se produce entonces, según Freitas, el uso sistematizado del «terrorismo» (realizado por grupos operativos infiltrados en la sociedad civil) complementado con operaciones psicológicas mediáticas dirigidas por los medios de comunicación de Lima, orientadas al aprovechamiento social, político y militar del hecho «terrorista».
DEMOCRATIZAR LA INFORMACIÓN
La libertad de expresión en el Perú está en entredicho. En el caso de los canales de televisión, asistimos a una dictadura informativa de un pequeño grupo en detrimento de las grandes mayorías. Entonces, si hemos de hablar de democracia, las mayorías debemos crear algún mecanismo de defensa frente a esta banda que en nombre de «libertad de prensa» hace mal uso del espectro radioeléctrico.
Tankar Rau-Rau Amaru es comunero de Larcay, Ayacucho. Periodista y escritor kechwa.
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