El príncipe heredero saudí está acostumbrado a gobernar con un puño firme, pero mientras más tiempo pasa, más aumenta la presión sobre Mohammed bin Salman, porque la versión oficial dada por Riad sobre el asesinato del periodista Jamal Khashoggi no persuaden. Los hechos del incidente no convencen, el de la pelea en el interior del […]
El príncipe heredero saudí está acostumbrado a gobernar con un puño firme, pero mientras más tiempo pasa, más aumenta la presión sobre Mohammed bin Salman, porque la versión oficial dada por Riad sobre el asesinato del periodista Jamal Khashoggi no persuaden.
Los hechos del incidente no convencen, el de la pelea en el interior del consulado saudí de Estambul que terminó mal, con el estrangulamiento del periodista disidente.
«Es solo una fachada», escribió en una editorial el Washington Post, el diario en el cual Khashoggi, en exilio voluntario en Virginia, escribía por la falta de libertad y de democracia en el mundo árabe, a partir de Arabia Saudita. A pesar del aura occidental y moderna que el príncipe Mohammed quiso darle a su estilo de gobierno. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan -que en este partido tiene todo para ganar-, anunció que el martes proporcionará detalles de la muerte de Khashoggi, evidencia de un asesinato premeditado que las autoridades de Ankara afirman tener en mano desde hace algún tiempo.
Se trata de un video que ya habría sido visto por la CIA, y que confirmaría cómo Khashoggi fue brutalmente asesinado y cómo su cuerpo fue desmembrado con una sierra utilizada para autopsias por un médico forense, para ocultarlo mejor.
Una reconstrucción que Riad rechaza enérgicamente. «Fue una operación infame, el príncipe no estaba al tanto de ello», es la defensa del Ministro de Asuntos Exteriores de Arabia Saudita, Adel al-Jubeir, entrevistado por Fox News. «Mbs, como es apodado el príncipe, no estaba al tanto de todo. Y lo que sucedió -asegura el jefe de diplomacia en Riyadh- es solo el resultado de un grupo de personas que cometieron un grave error, yendo mucho más allá de las indicaciones de las autoridades y sus responsabilidades». Un abuso de poder, en resumen, que no implicaría de ninguna manera a la corona.
Para Riad por lo tanto la tesis del asesinato programada y llevada a cabo por un comando de 15 personas que actuaron bajo las órdenes de los niveles más altos del estado no se encuentra en el cielo ni en la tierra. Pero pocos creen en ello. Y también Donald Trump, quien había definido la versión oficial como «creíble», ahora habla de «engaños» y «mentiras». Incluso si en este momento ni siquiera se sueña con elevar el tiro hacia el principal aliado de Estados Unidos en el mundo árabe. De hecho, «un aliado increíble», dijo el magnate, expresando la esperanza de que Mohammed bin Salman no esté involucrado en el caso.
«Nadie me dijo que él es el responsable, nadie me dijo que él no es el responsable. Me gustaría que no lo fuese», añadió.
Sin embargo, el magnate una vez más señaló que el acuerdo para vender armas no se toca: «Es la más grande orden en la historia y cancelarlo nos dañaría más a nosotros que a ellos, y todo aquello que hagan será ir a los rusos o a los chinos».
En tanto, mientras Francia, Alemania y el Reino Unido en una declaración conjunta le piden a Riad «hechos verosímiles» que prueben su tesis, el Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Steve Mnuchin, voló a la capital saudí hablando de «relaciones estratégicas demasiado importantes para dejar de lado».
Por esta razón, en este momento, hablar de sanciones para la administración de Estados Unidos es, como mínimo, prematuro.
Posición también compartida por el gobierno británico de Theresa May.