A lo largo del año 2006 se han producido once procesos electorales, que han marcado una tendencia hacia posiciones de progreso con dos variantes. La primera, hacia gobiernos de izquierda moderada (Brasil, Chile, Perú…) y otra, hacia posiciones nacionalistas de progreso (Venezuela, Bolivia, Ecuador….). América latina es la región más desigual del mundo. Dos son […]
A lo largo del año 2006 se han producido once procesos electorales, que han marcado una tendencia hacia posiciones de progreso con dos variantes. La primera, hacia gobiernos de izquierda moderada (Brasil, Chile, Perú…) y otra, hacia posiciones nacionalistas de progreso (Venezuela, Bolivia, Ecuador….).
América latina es la región más desigual del mundo. Dos son los grandes problemas que se deben de resolver. En primer lugar, hacer crecer el Estado de Derecho y en segundo lugar, cambiar las leyes fiscales y hacerlas cumplir.
El Antiguo Testamento dice, a través de los Profetas, que se debe de buscar la igualdad básica de todos los seres humanos. El filosofo griego Platón explica, que las distancias económicas en un sociedad no deben superar el 3 a 1. Las sociedades que han practicado el igualitarismo, logran conformar economías inclusivas, donde al ser todos productores y consumidores toda la sociedad gana.
La economía latinoamericana ha crecido en los años 2004/2005/2006 a un ritmo del 5%, pero esta creación de riqueza no llega a la mayoría de la población que siguen en una situación de exclusión social.
Latinoamérica es un ejemplo claro de lo que significa la globalización económica que plantea el neoliberalismo. Crecen los cuadros macroeconómicos, pero cada vez son mayores los grupos de pobreza. Mientras que las elites del mundo cada vez son más ricas. Las clases trabajadoras del primer mundo tampoco perciben ese bienestar social y económico, ya que cada vez tienen menos derechos sociales y económicos y su renta disminuye, empeorando su situación día a día.
¿Cómo es la desigualdad en América Latina?
De los 500 millones de habitantes, el 41% viven en la indigencia. El 10% de su población más rica tiene el 48,6% de los ingresos totales, mientras que el 10% más pobre sólo dispone del 1,6%
La desigualdad social no sólo se produce en los ingresos, sino en muchos otros conceptos. Veamos algunos casos. Hay 6 millones de empresas pequeñas y medianas que obtienen el 5% de los créditos, mientras que las pocas empresas grandes existentes se llevan el 95% restante de los créditos concedidos.
En educación, casi todos los niños comienzan la educación primaria pero sólo el 40% terminan la secundaria, el 60% restante abandonan perteneciendo mayoritariamente a las clases pobres. Otro factor importante es la esperanza de vida. La media está en 72,6 años, sin embargo en Canadá es de 80,4 años, pero por ejemplo en Guatemala es de 68 años, Honduras con 69 años o Bolivia con 65 años.
La desigualdad social genera cada vez mayor pobreza, porque impide que el crecimiento económico sea sostenido, debido a que reduce el número de consumidores, no favorece la tasa de ahorro nacional, crea muchísimo malestar social, generando en muchos casos la imposibilidad de gobernar.
Como hemos anticipado anteriormente, uno de los grandes problemas que sufren estos países es que tienen un Estado muy débil, donde los nuevos gobiernos tienen que tener como objetivo afianzar el poder del Estado en todos los estamentos de la sociedad, y sin que las clases elitistas se sientan por encima de él, como sucede en la actualidad. Para ello es prioritaria la promulgación de leyes que recojan los derechos humanos y sociales que todo ser humano tiene y que el Estado los haga cumplir a todos. Siendo fundamental que la justicia se consolide y que no esté al servicio de los poderosos.
El otro gran problema es buscar una cierta igualdad en el tema de la fiscalidad. Normalmente cuanto mayor es la fiscalidad de un país, más igualdad social se produce. Sirva como ejemplo Europa, donde su fiscalidad oscila entre el 45% del PIB en los países nórdicos, dándose en estos la mayor igualdad social en el mundo, al 35% de España donde la desigualdad es evidente.
¿Cuál es la fiscalidad en América latina?
La fiscalidad oscila entre el 8 y el 24% del PIB, con la excepción de Brasil que alcanza el 34%. Son mayoritarios los impuestos indirectos (los más injustos) y muy minoritarios los directos que son los que deben pagar las elites. Uno de los grandes problemas de América latina es que gran parte del poder se encuentra fuera del Estado. El poder económico genera poder político. Dante Caputo ex ministro de Asuntos Exteriores argentino se preguntaba ¿Qué capacidad tiene usted de hacer pagar impuestos, cuando el poder no está en el Estado?
El tema fiscal debe jugar un papel central en la situación política actual, donde los sectores dominantes no pagan los impuestos que deben, mientras que unos 200 millones siguen sin tener acceso a los bienes necesarios. Así, nos encontramos con que el 50% de la población, es ocupada por la economía sumergida, en el paro encubierto o en la chapuza.
Las protestas de las sociedades latinoamericanas van contra las clases pudientes de sus países porque sacan del país sus grandes beneficios, llevándolos a los paraísos fiscales, donde sus prácticas no son la que corresponde a empresarios modernos que crean riqueza y empleo, cumpliendo con sus obligaciones fiscales, sino realizando practicas mafiosas y evasoras en connivencia con los gobiernos.
En estos momentos pasa porque las elites acepten un pacto con el Estado en el que asuman una serie de cesiones en sus privilegios y a la asunción de sus obligaciones con la hacienda, propias de cualquier país moderno. Si no hacen esto, los países no sólo no avanzarán sino que serán focos de continua inestabilidad política y social que impida cualquier avance económico.
Sin Estado del Derecho y sin responsabilidad fiscal no existe la posibilidad de democracias estables. Surgiendo los populismos de diverso tipo. Las elites latinoamericanas deben de ser conscientes que la filantropía y la caridad no es el futuro y sí la consolidación de Estados que sean capaces de hacer cumplir la ley.
Los nuevos gobiernos deben de practicar políticas que den oportunidades a los excluidos, desarrollando economías que favorezcan a las pequeñas y medianas empresas que crean empleo y tejido empresarial, con una democratización del crédito, aspecto este muy importante. Deben asegurar la educación y la salud. Los gobiernos deben así mismo ser responsables y junto a él la empresa privada, practicando la responsabilidad social empresarial y la cooperación de todos los sectores de la sociedad civil.
Latinoamérica vive una oportunidad única de avance, esperemos que la sepan aprovechar.