«La Ronda de negociaciones comerciales de Doha se propuso equilibrar las reglas del comercio mundial y favorecer a las naciones en desarrollo, y su fracaso sería una muy mala noticia para los países pobres de África», señaló Abdoulaye Sanoko, asesor de la misión de Mali en la Organización Mundial del Comercio (OMC). «Pusimos muchos recursos […]
«La Ronda de negociaciones comerciales de Doha se propuso equilibrar las reglas del comercio mundial y favorecer a las naciones en desarrollo, y su fracaso sería una muy mala noticia para los países pobres de África», señaló Abdoulaye Sanoko, asesor de la misión de Mali en la Organización Mundial del Comercio (OMC). «Pusimos muchos recursos y esperanzas en el proceso. Un fracaso sería una gran traición para nosotros», subrayó. «Pero tampoco queremos que las negociaciones terminen a cualquier costo, sino enfatizar su aspecto de promover el desarrollo. En cambio, los grandes actores insisten en la cuestión del acceso al mercado», dijo al ser entrevistado por IPS en Ginebra.
Nadie sabe exactamente cómo se verán afectados los países menos adelantados con el fracaso de la Ronda. Las ex colonias de las potencias occidentales en África, el Caribe y el Pacífico, llamadas países ACP, encargaron un estudio al respecto, pero todavía no ha comenzado.
Los países menos adelantados quedarían contentos si la Ronda concluye sobre la base del texto que se negocia desde 2008, pues «sería mejor que perder todo», añadió Sanoko.
Pero Romain Benicchio, especialista en políticas comerciales de la organización Oxfam Internacional en Ginebra, considera que «se necesita un acuerdo multilateral que responda a las necesidades de los países pobres, pero no está claro que lo que está ahora sobre la mesa los beneficie realmente».
El director general de la OMC, Pascal Lamy, reconoció que la ronda «puede fracasar». La demanda de Estados Unidos de que los grandes mercados emergentes reduzcan los aranceles a todo el sector industrial llevó, al parecer, a diferencias insalvables con Brasil, China e India.
Algunos diplomáticos de Ginebra comenzaron a buscar opciones para rescatar los avances logrados hasta ahora en caso de que las reuniones de alto nivel organizadas por Lamy no logren nada. «Lo que está sobre la mesa ahora está lejos de ser una panacea y no queda claro si los logros se materializarán de forma efectiva», dijo Benicchio a IPS.
Uno de los resultados esperados era el acceso total a los mercados de los países ricos sin impuestos ni cuotas para los países menos adelantados. «No queda claro qué productos serán excluidos por Estados Unidos y otros países industrializados. De hecho, las salvedades pueden incluir las principales exportaciones de los países menos adelantados», apuntó Benicchio.
Lo mismo ocurre con el algodón, para el cual se pueden esperar logros, «pero no se registran avances desde la conferencia ministerial de Hong Kong en 2005», señaló. Estados Unidos renovó los subsidios a esa materia prima en 2008 y no implementó las recomendaciones del organismo de solución de controversias de la OMC, tras la queja de Brasil, añadió. En vez de eso, Washington se comprometió a otorgar 150 millones de dólares al año a un fondo de investigación sobre el algodón en Brasil y a realizar las reformas necesarias en 2012. «Resta por ver si es políticamente factible. En la actualidad, Estados Unidos está subsidiando a los productores brasileños para poder seguir subsidiando a los suyos», apuntó. «En muchas de las áreas en las que los países menos adelantados hicieron propuestas, apenas si hubo avances por la resistencia de muchas naciones ricas», señaló Sanya Reid Smith, investigadora de la Red del Tercer Mundo, con sede en Malasia. «Por ejemplo, el mecanismo de salvaguarda especial que permite que los países menos adelantados afronten el aumento de las importaciones, como elevar los aranceles por encima de las tasas previas a la Ronda de Doha si fuera necesario, se hicieron cada vez más y más inusuales», apuntó.
Los países menos adelantados están exentos de reducir sus aranceles, pero muchos de ellos, en especial de África, que integran uniones aduaneras con estados que no lo son tendrán que reducirlos a la par de los otros, a menos que la normativa prevea exoneraciones, añadió. «Pero no hay tales exenciones. Según los documentos actuales, los países menos adelantados de las uniones aduaneras tendrán que recortar sus aranceles, con la consiguiente pérdida permanente de ingresos para el Estado, mayor competencia por las importaciones y un equilibrio de pagos cada vez peor», señaló Reid Smith.
Otra causa perdida si fracasa la Ronda de Doha, según Benicchio, es la renuncia de servicios procedentes de los países menos adelantados, cuando las naciones industrializadas otorgan facilidades a los exportadores de servicios desde esos estados, en especial en modo cuatro, la posibilidad de que trabajadores no calificados se desempeñen en los países ricos.
El modo cuatro del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS) se refiere al movimiento de personas a través de las fronteras con fines de suministro de servicios. «Pero esa decisión ya no está garantizada», indicó. Sólo hay una propuesta sobre la mesa y puede ir para un lado u otro.
En algunos asuntos no habrá ningún resultado, reconoció, como la propuesta de las naciones africanas de restringir la volatilidad del precio de productos agrícolas o la solicitud de facilitar el ingreso a la OMC de los países menos adelantados sin imponerles condiciones demasiado estrictas. «Pero hay alternativas para los países menos adelantados si la Ronda de Doha no concluye», apuntó Reid Smith. Por ejemplo, los miembros de la OMC tienen la opción de obtener beneficios anticipados en ciertos asuntos como el acceso a mercados sin impuestos ni cuotas. Sólo es una cuestión de voluntad política de parte de las naciones ricas. «Siempre pedimos beneficios anticipados y se anunciaron muchas cosas», coincidió Sanoko. «Detener todo ahora sería una lástima», apuntó. Es esencial revisar el artículo XXIV del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés), reemplazado por la OMC, pero no hay avances al respecto, explicó.
«El artículo estipula que en los tratados de libre comercio las partes deben liberalizar la mayoría de los intercambios, pero sin especificar cuánto», apuntó. «Es más importante reformarlo para introducir un trato especial y diferencial para que, entre otras cosas, cuando los países pobres negocien tratados de libre comercio con naciones ricas, no tengan que reducir tanto sus aranceles», sostuvo Sanoko.