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Guatemala: entre lo real y lo imaginario

Fuentes: Rebelión

Dicen en Guatemala que los hombres y mujeres que primero poblaron Mesoamérica estaban conformados de masa de maíz. Desde entonces, cientos de familias y comunidades alimentan la milpa y son por ella alimentadas, hasta que la entrada masiva de granos básicos del norte rompió su frágil cadena de subsistencia, infectando sus campos y arruinando sus […]

Dicen en Guatemala que los hombres y mujeres que primero poblaron Mesoamérica estaban conformados de masa de maíz. Desde entonces, cientos de familias y comunidades alimentan la milpa y son por ella alimentadas, hasta que la entrada masiva de granos básicos del norte rompió su frágil cadena de subsistencia, infectando sus campos y arruinando sus modos de reproducción económica (La firma del TLC con México y la apertura de los mercados agrícolas, previa a la firma del TLC con EEUU, está expulsando del campo a miles de pequeños agricultores, poniendo en peligro la Seguridad Alimentaria de cientos de familias)

Dicen que la mitad de los niños y las niñas que en este país habitan, pasan hambre durante toda su niñez y que, para los hijos e hijas del Pueblo Maya, la estadística es de siete de cada diez. Dicen también que aquí es, en proporción, donde más menores mueren al año de toda América Latina, después de Haití (Fuente: Informe de Desarrollo Humano, PNUD)

Dicen, sin embargo, que existen 27 familias que tienen más tierras que todas las demás, si juntasen cada una su pedacito. Dicen además que los pobres son cada año más pobres y los que más tienen, tienen cada vez más. Pero por allá se escucha que son los pobres los que pagan impuestos, mientras los grandes empresarios y terratenientes se llevan su botín lejos. Incluso cuentan que los que más tienen, viajan en helicópteros, viven en castillos y mansiones y tienen pequeños ejércitos que, unidos, superarían con creces el número de los que forman el Ejército oficial (Fuente: Informe de Desarrollo Humano, PNUD, Acuerdos de Paz, MINUGUA, prensa nacional)

Dicen que, hace no muchos años, este Ejército oficial estaba compuesto por diablos y chacales, que asesinaron cientos de miles de hombres, mujeres y niños; dicen que abrían la panza de las mujeres embarazadas para matar su semilla; dicen que quemaron cientos de aldeas, con gente y todo… Pero también se escucha que nunca lograron acabar con la raíz y que de ella brotará de nuevo la milpa, más fuerte que antes (Fuente: informe de la Comisión de Esclarecimiento Histórico, CEH)

Dicen, además, que pasea por aquí un monstruo que se llama impunidad, que permite a los diablos y a los chacales vivir al lado de los hijos e hijas de sus víctimas. Dicen que uno de los más sanguinarios demonios se convirtió en presidente del Parlamento y se presentó a las elecciones para gobernar (el general retirado Efraín Ríos Montt, acusado de genocidio, fue presidente del Congreso en la etapa 1999-2003 y se presentó a las elecciones presidenciales en 2003). Pero en algún lado se oye que los jóvenes tienen la boca aún llena de gritos, de rabia y de justicia. Dicen que no quieren «ni olvidar, ni perdonar, ni reconciliarse» (lema de la Asociación Hijos de Hijas de las Víctimas del Conflicto Armado)

Dicen que los que mandan, ganan y gobiernan adolecen de una contagiosa y extraña enfermedad que les hace ver animales donde hay indígenas; guerrilleros donde hay trabajadores y campesinos; y criminales donde hay hambrientos (el racismo y el clasismo llega a su máxima expresión en el caso de la oligarquía guatemalteca, como bien queda documentado en el informe de la CEH y los Acuerdos de Paz) Pero, he oído que dicen que estos indígenas, trabajadores, campesinos y hambrientos mantienen viva la llama de la dignidad, que calienta su rebeldía.

Dicen ahorita que en un bus urbano violaron a una mujer mientras rodaba lleno por las calles del centro de la capital; dicen que los que mandan, despojan de sus tierras a los campesinos y el Ejército quema sus cultivos y sus hogares; dicen que uno de los más ricos paga cientos de miles de dólares por ir a bañarse en Las Bermudas con tiburones; dicen que el Estado paga salarios a los (ex) paramilitares, mientras no dedica una moneda ni un minuto a dignificar a sus víctimas; dicen que aparecen cientos de mujeres muertas en las cunetas, en los ríos, en las calles; dicen que las selvas se convierten en páramos, que los ríos se secan y que los lagos se pudren (noticias tomadas de la prensa nacional, durante los meses de mayo y junio)

Sin embargo, también se oyen ecos que dicen que allá, la tierra tiembla de indignación, que la resistencia aún agita los corazones de sus hijos e hijas, que soplan brisas libertarias que con el tiempo se convertirán en huracanes y que una estrella de rebeldía, dulcemente alimentada por unos cuantos, espera paciente su momento para estallar en todo su esplendor. Esos mismos ecos me contaron que los poetas siguen cantando a la luna en las esquinas y que el idioma de Tecún Umán resuena en las selvas y montañas y que el alma de la revolución impregna todavía las almas de jóvenes pueblos y ancestrales civilizaciones…