¿Qué debates se dan en las organizaciones que trabajan desde el Norte con el Sur? ¿Qué piensan del llamado Tercer Sector en el que se las encaja? Elegimos a IEPALA, el Instituto para Estudios Políticos para América Latina y África, por su trayectoria seria y por los casi 60 años en la arena del pensamiento […]
¿Qué debates se dan en las organizaciones que trabajan desde el Norte con el Sur? ¿Qué piensan del llamado Tercer Sector en el que se las encaja? Elegimos a IEPALA, el Instituto para Estudios Políticos para América Latina y África, por su trayectoria seria y por los casi 60 años en la arena del pensamiento y la crítica social.
La tentación del periodismo convencional nos empujó a pedir un nombre para atribuir esta entrevista respondida como organización. Un paso atrás… un poquito de reflexión, y la aceptación de que una organización pueda tener voz propia. Por esa razón, estas preguntas obtienen las respuestas de IEPALA, con nombre propio. Enfrentamos las dudas y se abren nuevos horizontes de debate. Parece un ejercicio sano. Las respuestas de IEPALA no tienen desperdicio ni están suavizadas con lenguaje diplomático.Quizá es hora de comenzar a hablar claro y alto.
¿Creen que el modelo de cooperación al desarrollo ha sido transparente?
Damos por supuesto que cuando se hace la pregunta en esos términos es porque se sabe -o se cree- que existe un ‘modelo’ y un ‘modelo de cooperación al desarrollo’. Nosotros, tras 56 largos años de trabajo en este terreno, no tenemos eso claro. Aunque sí que hay unas maneras repetidas y muy parecidas entre sí de hacer cosas que son llamadas ‘cooperación al desarrollo’, como podrían llamarse de otra forma convencional, pero que no están identificadas ni definidas por la búsqueda de lo que podríamos llamar Desarrollo de los Pueblos del Sur -otro nombre convencional que se empezó a utilizar para evitar el nombre hiriente de ‘subdesarrollados’ que se aplicaba a los pueblos y países de América Latina, África y Asia, al tiempo que a los países que se habían enriquecido con sus prácticas colonialistas o imperialistas o de dominio estratégico militar, comercial, tecnológico, económico o político, se encubrió su trayectoria llamándoles el Norte.
Sí que podría hablarse de ‘prácticas de ayuda humanitaria o asistencial’ ante las grandes catástrofes y algunas de las consecuencias catastróficas de las relaciones internacionales… pero tampoco sería correcto -aunque se utilice reiterada e interesadamente- hablar de Ayuda al Desarrollo. La traducción de la célebre AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo) más correcta sería Ayuda Asistencial o para la Asistencia al Desarrollo, lo que marca la idea de asistencialismo que genera dependencia y dominio. También determina el uso de forma vaga (o no precisa) del ‘desarrollo’ como algo equívoco que puede identificarse con múltiples formas de vivir los colectivos humanos en cualquier situación que mejore situaciones peores padecidas en otras situaciones u otros tiempos (en ese sentido la vida en Atapuerca también evolucionó hacia desarrollos mayores o mejores que los padecidos en otros momentos…).
Pero tratando de ajustarnos a la intencionalidad de la pregunta, debemos responder que a lo que se le puede atribuir la designación de ‘modelo de desarrollo’, usado por países de la OCDE [Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, compuesta por 34 países ‘ricos’], en relación con lo que se definió como el Tercer Mundo -distinto y alternativo al Primero y al Segundo-. En efecto: ni ha sido transparente -de forma que se conociesen con claridad sus fines, intencionalidades, intereses, mecanismos, recursos y resultados…- ni ha pretendido serlo, porque se ha encubierto como ayuda y donación lo que era y sigue siendo relaciones internacionales estratégicas que buscan rendimientos económicos y políticos así como un tipo de buena imagen que favorezca otro tipo de relaciones favorables al donante y sus aliados.
Pero lo grave no es que no haya sido transparente, sino que no puede serlo mientras no trate de cambiar el sistema global en el que se inserta y se reproduce y ¡eso no pueden hacerlo! por su propia naturaleza…
¿Cuánto influyen los gobiernos y las administraciones donantes en el tipo de proyectos que se abordan?
Pues del todo. Además, avalados por el conjunto de Gobiernos y poderes (sobre todo económicos y políticos) de los países donantes agrupados en la OCDE y su CAD [Comité de Ayuda al Desarrollo]: que es el club de ricos y el departamento de engaño encargados de reproducir el tinglado con formas y datos estadísticos manipulados en sus fines aunque manteniendo rigurosidad en sus técnicas, para seguir no sólo reproduciendo el ‘sistema de la cooperación’ sino para usarlo como legitimador del ORDEN establecido y para repercutir las responsabilidades sobre los gobernantes -dependientes- de los países del Tercer Mundo -como alternativo… que ya no puede serlo- por haberse dejado corromper (¿quién corrompe, para qué y cómo?…).
Los ‘proyectos’ en el mejor de los casos palían problemas que si se mantuvieran amenazarían el sostenimiento del ORDEN, alivian situaciones graves y, sobre todo, mantiene imagen y relaciones que siguen favoreciendo a los donantes -incluso cuando hay una crisis interna del sistema dominante, como la actual, que no se manifiesta directamente sobre los pueblos del Sur, se les achaca la responsabilidad retirándoles las donaciones como si ellas fueran los culpables, y dedicando esos dineros y otros que deberían dedicarse a la Educación, la Salud y los Servicios sociales de los más necesitados a financiar deudas contraídas con el Capital o apoyando bancos y Mercados del Capital Financiero que es el gran causante de todos esos desmanes y más.
¿Creen que está gastado el modelo de ONGD [Organización No Gubernamental para el Desarrollo]?
Nosotros, por viejos, hemos visto nacer, crecer y mutarse a miles de esas que se llaman ONGD en la actualidad y lo más elemental que debemos decir es que esas actoras no tienen en común más que el nombre que se dieron y que se atribuyen con el beneplácito de los poderes económicos, políticos, culturales, religiosos y mafiosos del occidente que impone y domina el Capitalismo Central y que ha reproducido esas mismas ‘dependientes’ como ONGD en los países de América Latina, África y Asia como socias y sus reproductoras y mantenedoras en el Norte.
Más allá del Norte habría que diferenciar esas agencias y agentes para no cometer la injusticia de homologarlas por aquello que que tenga un solo nombre. Hay algunas que juegan papeles útiles (aunque deberían analizar críticamente al servicio de qué y de quiénes están). Pero la mayoría son mecanismo intermedios de las políticas de los poderes políticos y económicos del Norte… a quienes habrá que atribuirles lo que decíamos arriba.
Habría que depurar críticamente ese mundo, saber a fondo sus procedencias y pertenencias, sus finalidades y sus mecanismos de actuación, y quedar todas bajo un orden que fuera controlado por la Sociedad Civil Organizada -eso que llaman el Tercer Sector y del que deberían salir YA aquellas Asociaciones y Fundaciones que no son civiles y que mantienen relación orgánica con los otros dos sectores: el Mercado y el Estado-. Es a esa Sociedad Civil a la que deberían llegar los recursos públicos de los Estados que deben devolver y contribuir a reestructurar los países y pueblos que fueron colonizados y explotados y comenzar a plantear un Orden distinto donde sea Posible el Desarrollo Sostenible o Sustentable de Todos los Pueblos, sometido a un Ordenamiento y Prácticas Públicas inspiradas y regidas por el sistema de los Derechos Humanos pata TODOS los seres Humanos… ¡Tarea larga que tiene pendiente la pobre Humanidad!
¿Hay algo de doble moral en el modelo actual de cooperación al desarrollo?
Totalmente… doble o triple moral: la que es coherente con los intereses de su procedencia y pertenencia de fondo; la del donante que las sostiene [a las organizaciones complices] y la de la práctica que mantiene con su imagen de bien.
Aquí habría que preguntarse a fondo por la naturaleza de los recursos que sostienen a esas organizaciones. No es lo mismo -aunque aparezcan similares- los fondos procedentes del Bien Común aportado como contribución obligada por el trabajo de los que obtienen sus bienes como contraposición de su aportación creativa o técnica o manual del trabajo remunerado…; y el dinero obtenido por los rendimientos del Capital es decir de la plusvalía arrancada por el sistema de explotación del trabajo y hechas apropiación privada, de donde se donan ayudas o apoyos a las organizaciones o fundaciones creadas por instancias superiores para ‘hacer el bien’ y ganar imagen…
A veces el uso de esos lenguajes resulta obligado para romper esquemas que prevalecen con un cúmulo grande de engaño…
Algunas organizaciones del Sur acusan a la cooperación internacional de practiar algún tipo de ‘imperialismo ideológico’…
Quizás habría que precisar los términos y su carga significativa; pero sí se puede sostener que aquellas ONGD que pertenecen a sistemas mayores de procedencia, sean religiosos, culturales o ideológicos, políticos, mercantiles y económicos, incluso militares -las célebres ‘Misiones de Paz’- y que han sido creadas y disimuladas para seguir ejerciendo esas funciones… tiene un influjo que se parece algo a las formas de incidencia imperialistas.
Detallar eso nos llevaría mucho tiempo y sería necesario precisar y desenmascarar a esas actoras y sus ‘madres patrias’… (lo cuál además de difícil sería arriesgado).
Fuente: http://otramerica.com/temas/habria-que-depurar-criticamente-el-mundo-de-la-cooperacion/622