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La solidaridad con Nicaragua en USA

¿Hay activistas que hacen el trabajo del embajador?

Fuentes: Rebelión

Traducido del inglés para Rebelión y Tlaxcala por Germán Leyens

¿Existe una diferencia importante entre la intervención política en Nicaragua del movimiento de solidaridad usamericano y aquella del embajador del gobierno de USA? El reciente acuerdo sobre combustible y fertilizantes entre la Asociación de Municipios de Nicaragua y las autoridades venezolanas ha ayudado a todos los que se preocupan por Nicaragua a aclarar las filiaciones políticas. Como era de esperar, El Nuevo Diario, el periódico bandera de los socialdemócratas nicaragüenses, informó sobre el acuerdo de un modo engañoso y despectivo.

Más sorprendente fue un informe erróneo en cuanto a los hechos de la principal organización de solidaridad en USA, Nicanet, en uno de sus boletines informativos. La clase solidaria administrativa en USA y en otros sitios tiene que considerar qué es lo que la conduce a conducirse de modo similar al embajador de USA en Nicaragua. Incluso utiliza un vocabulario similar. Varios elementos se entrelazan en el asunto.

La inevitabilidad de tomar partido es un hecho, así como el criterio de clase ineluctable en el que se basa esa decisión. También existe la relación entre las intervenciones basadas en la solidaridad y su impacto en la política local. En Nicaragua, sorprende la convergencia entre el comentario de la solidaridad extranjera y los activistas por la paz y la lamentable información de los medios socialdemócratas locales, con un clarísimo prejuicio contrario al FSLN.

Intervención – alboroto y diversión

Actualmente, el tema de la intervención domina como resultado de la violación flagrante de las reglas diplomáticas por el embajador de USA Trivelli. (1) La atención dedicada a la conducta de Trivelli no tiene nada que ver. O tal vez sea el aspecto a considerar. El representante de USA en Nicaragua tiene la obligación de intervenir en la política local porque es la política del gobierno de USA y lo ha sido desde la declaración del presidente Monroe en el Siglo XIX. La concentración en la intervención de Trivelli es en gran parte irrelevante. Exigir que termine es engañarse a sí mismo.

¿Será mejor o más aceptable la intervención si se desarrolla en privado? ¿Se espera que creamos que los diplomáticos de otros países de la OTAN no mantienen silenciosas pero intensas conversaciones alejadas del ojo del público con los traficantes de influencias? Es obvio que la intervención es permanente. Podría ser más importante exigir una conducta apropiada a Trivelli, pero el problema – si cualquier tipo de intervención es aceptable y si es así de qué tipo – tiende a diluirse.

AMUNIC y el acuerdo de cooperación con Venezuela.

El acuerdo de cooperación entre la AMUNIC y Venezuela es un buen caso para considerar estos asuntos. El 23 de abril la Agencia Noticiosa Bolivariana informó (2) que el presidente Chávez había anunciado la inminente firma de varios acuerdos con 151 autoridades municipales nicaragüenses. El informe señaló que Dionisio Marenco, alcalde de Managua del FSLN, representaría a la Asociación de Municipios de Nicaragua en la firma del acuerdo. El 24 de abril, El Nuevo Diario mencionó que 51 autoridades locales firmarían los acuerdos. Sólo un lector cuidadoso habría podido detectar más adelante en el informe que el acuerdo beneficiaría a todas las más de 150 autoridades locales nicaragüenses sin tener en cuenta su afiliación política.

En un informe del 26 de abril (4) El Nuevo Diario informó sobre la firma de los acuerdos, mencionando que participaron 53 alcaldes. Poco después, Nicanet envió lo siguiente en un informe sobre el acuerdo en su nota del 25 de abril: «El 22 de abril el candidato presidencial del FSLN, Daniel Ortega, y el alcalde sandinista de Managua. Dionisio Marenco, se reunieron en Venezuela con el presidente Hugo Chávez y la compañía estatal del petróleo venezolana PDVSA. PDVSA venderá petróleo a la Asociación de Municipios de Nicaragua (AMUNIC), una asociación de 51 gobiernos municipales nicaragüenses controlados por el FSLN/Convergencia. El petróleo será vendido a las municipalidades a precios de mercado, pero un 40% del precio puede ser pagado durante 25 años. Esto permitirá que las municipalidades vendan gasolina a menor precio a cooperativas de transporte ofreciendo una solución, especialmente en Managua, al problema de que los propietarios de autobuses no pueden recuperar los gastos con las actuales tarifas y que los trabajadores y estudiantes de Managua no pueden pagar un aumento.»

Así otro rumor falso, perjudicial tanto para el FSLN como para el gobierno venezolano, es introducido a la cocina de rumores electorales de Nicaragua. Ya se puede pronosticar la línea propagandística: «Venezuela interviene en las elecciones nicaragüenses ayudando sólo a las municipalidades – miren, hasta Nicanet lo dice». El

Nuevo Diario puede decir sin mentir que no deformó los hechos. Los descuidados redactores de Nicanet, que es casi seguro que se basaron en informes como los de El Nuevo Diario, cometieron un error.

AMUNIC representa a más de 150 autoridades municipales. El FSLN controla a 85 de ellas. Los acuerdos de cooperación fueron firmados por 53 representantes municipales, algunos de ellos de otros partidos políticos de Nicaragua, así como del FSLN. Los acuerdos de cooperación beneficiarán a todas las autoridades municipales que forman parte de AMUNIC sin tener en cuenta su afiliación política. El informe de Nicanet – que posiblemente ya haya sido modificado cuando aparezca este artículo, ya que el error es tan grotesco – sugirió que sólo municipalidades del FSLN se beneficiarán con el acuerdo de cooperación, lo que no es el caso. Este estúpido error ilustra la tendencia de grupos de solidaridad extranjeros de distorsionar las iniciativas del FSLN siguiendo la línea de los enemigos socialdemócratas locales del FSLN, como Herty Lewites y sus partidarios.

Inexactitudes e ilusiones

Un artículo del año pasado de Joe DeRaymond (5) es otro ejemplo útil del tipo de inexactitudes e ilusiones sobre Nicaragua que crea confusión, deliberadamente o no. Escribiendo sobre las elecciones presidenciales en 2001, DeRaymond señala: «Daniel perdió a pesar de una abrumadora victoria del FSLN en las elecciones municipales de 2000.» Pero no hubo una victoria abrumadora en las elecciones municipales en 2000. El FSLN apenas ganó en un tercio de las municipalidades de Nicaragua.

DeRaymond agrega en el mismo artículo de mayo de 2006: «En marzo de este año, los sandinistas ganaron de nuevo las elecciones municipales de modo abrumador.» Pero las elecciones municipales fueron en noviembre de 2004 y FSLN/Convergencia venció en 85 municipalidades -un avance masivo respecto a sus logros en 2000. DeRaymond pretende que el FSLN bajo Daniel Ortega no logró un progreso electoral entre 2000 y 2004. Lo hace porque su falsa afirmación respalda el argumento inexacto que trata de presentar, un argumento que por pura casualidad es el postulado por los enemigos del FSLN.

Al considerar el tipo de político deseado por los activistas de la solidaridad usamericanos, se obtiene un prólogo aleccionador a la intervención del embajador Paul Trivelli. En su artículo, DeRaymond cita, con su aprobación, un mensaje de Nicanet en 2000 que dice: «Esperamos ver el día en que toda la dirección y la base del FSLN vuelvan a asegurar la dirección fuerte, idealista, para esa lucha,» lo que parece vago pero irrefutable.

Pero en realidad Nicanet dijo en ese mensaje de 2000: «The Nicaragua

Network mantiene su solidaridad con los sectores más democráticos del movimiento, sandinista que trabajan para mejorar las vidas de los pobres y oprimidos de Nicaragua. Reconocemos que dichos sandinistas pueden encontrarse dentro de las estructuras del partido sandinista y fuera de ellas e incluso (en unos pocos casos) dentro de la dirección del partido.»

Pero la «solidaridad con los sectores más democráticos» suena incómodamente como lo que el embajador de USA Paul Trivelli ha estado diciendo sobre la política nicaragüense. Por decirlo ha sido atacado por activistas de la solidaridad usamericana. En realidad, ambas partes reivindican el derecho de decidir quiénes son los sectores «democráticos» y cuáles no lo son. El mero desdén hacia los deseos del pueblo nicaragüense que esto implica es sorprendente. Trivelli, Nicanet y DeRaymond parecen querer que creamos que el FSLN y el Partido Liberal Constitucional son por accidente los mayores partidos de Nicaragua.

Quieren que creamos que los disidentes sandinistas que se han ido del FSLN son de algún modo más «democráticos» que destacados políticos nicaragüenses de otros partidos como Julia Mena, Jaime Morales, Agustín Jarquin y Miriam Argüello, entre muchos otros. Es lo que también Paul Trivelli quisiera que piense la gente. Todos trabajan estrechamente con Daniel Ortega en la alianza FSLN/Convergencia. Este hecho incómodo, debilita por completo las afirmaciones de los sandinistas disidentes, repetidas continuamente por Nicanet y otros, de que Daniel Ortega es un político especialmente tiránico.

Inflando a Herty Lewites

En mayo del año pasado, DeRaymond presentó claramente el punto de vista de activistas usamericanos de la solidaridad que apoyan a los disidentes sandinistas agrupados alrededor de Herty Lewites. Vale la pena citar in extenso lo que escribió:

«La actual lucha dentro del FSLN es más que una lucha entre Herty Lewites y Daniel Ortega. Se trata de que un partido restablezca su capacidad de ser el partido de la mayoría pobre, la gente más afectada por la brutalidad del sistema económico neoliberal. Lewites se ha convertido en una amenaza para Ortega no porque tenga el apoyo de USA, sino porque las bases del FSLN y la mayoría de la gente de Nicaragua quieren un cambio, y Ortega no lo ofrece. Si Lewites tiene el apoyo del embajador de USA como Toni Solo señala en su reciente artículo en Counterpunch, «Nicaragua a un dólar por día, para siempre», creo que es sólo porque el embajador sabe que esto dañará a Lewites a los ojos de los nicaragüenses. Como candidato del FSLN que realizará un programa sandinista, sería algo diferente, creo. No sabemos todavía qué programa propondría Herty Lewites para Nicaragua, por ejemplo, si apoyaría o se opondría a las políticas neoliberales que han sido ruinosas para los pobres de Nicaragua. Pero merece una oportunidad de presentar su programa a la gente en la clase de primaria partidaria que los danielistas acaban de anular.»

Bueno. Ahora ha pasado un año. ¿Programa de Lewites? Nadie lo conoce. ¿Apoyaría su política exterior a Cuba y Venezuela? No lo sabemos. ¿Cuál es su política energética para encarar los galopantes precios del petróleo? No lo sabemos. ¿Cuál es su política agrícola? Nadie puede decírtelo. ¿Salud? ¿Educación? ¡Ejem!, perdón, nadie lo sabe,

Cuando se produjo el voto crucial en la legislatura de Nicaragua sobre el Acuerdo de Libre Comercio de Centroamérica, Lewites se negó a aclarar su posición. ¿Por qué? Lo más probable es que sea porque apoyaba el CAFTA pero no quería decirlo. Cuando les preguntaron sobre el CAFTA justo antes del voto decisivo, seguidores de Lewites como Víctor Tirado y Mónica Baltodano se negaron a responder preguntas sobre el tema, igual que el propio Lewites.

¿Qué sabemos sobre Lewites? Sabemos que fue expulsado por unanimidad del FSLN en una asamblea de los miembros del partido. Sabemos que tuvo varias reuniones con el embajador Trivelli, y otros destacados representantes del gobierno de USA. Sabemos que ha tenido prolongadas discusiones con Eduardo Montealegre, candidato preferido de la oligarquía nicaragüense y de la embajada de USA.

Sabemos que esperó hasta que quedó muy claro que la opinión mayoritaria se oponía a la burda conducta intervencionista del embajador Trivelli antes de comentar de modo crítico en los términos más suaves posibles. Sabemos que no podría ser más evidente que Lewites es un oportunista que reserva deliberadamente sus posiciones sobre toda la gama de temas políticos para no enajenar a algún grupo cuyo apoyo pueda necesitar.

Es, con seguridad, la definición misma de un oportunista. ¿Y a quién los activistas de la solidaridad usamericana califican de «oportunista»? Evidentemente, a Daniel Ortega. Brynne Keith-Jennings sugiere en el artículo ya mencionado «The Meddlesome Ambassador Trivelli» que: «Aunque la retórica de Ortega a menudo cuestiona el papel de USA en Nicaragua, en los últimos años ha mostrado que es más un oportunista político que un ideólogo o una amenaza potencial para Usamérica. No ha dicho que su gobierno incumpliría los actuales préstamos del FMI o alteraría de otro modo las reformas neoliberales apoyadas por USA, que USA define como «políticas económicas sensatas». A pesar de todo, debería ser el pueblo nicaragüense, no los responsables políticos de USA, el que decide si merece o no un segundo período de gobierno.»

Por cierto. Y es otro ejemplo más de definición contraria a los hechos por parte de activistas usamericanos de la solidaridad para poner por los suelos al FSLN y Ortega. El reciente acuerdo con Venezuela es un ejemplo manifiesto de las políticas progresistas, anti-neoliberales, interna y exterior, política y económica, del FSLN y su oposición decidida a los dictados económicos del gobierno de USA para países como Nicaragua. Ortega y el FSLN han defendido consecuentemente el compromiso de ese partido con el anti-imperialismo, el pluralismo político y una economía mixta.

Es un contraste muy agudo con la cuidadosa negativa de Herty Lewites de definir un programa político. De la misma manera, Keith-Jennings y los que utilizan argumentos similares debieran explicar en qué sentido el FSLN y Daniel Ortega no representan una amenaza potencial para Usamérica. ¿Piensan que tantos miembros destacados y partidarios del régimen de Bush, así como el embajador de USA, dedican tanto tiempo, energía y recursos para atacar al FSLN y a Daniel Ortega porque no tienen nada mejor que hacer? ¿Piensan que la duradera relación entre Ortega y Fidel Castro y Hugo Chávez es simple «retórica»?

Es evidente que los activistas de la solidaridad – por pobres que seamos desde el punto de vista económico – formamos una clase administrativa cómoda. Administramos valiosos recursos que no están a la disposición de la vasta mayoría de los nicaragüenses. Las alianzas naturales de nuestra clase son las que son posibles con el tipo de gente agrupada alrededor de Herty Lewites – medios agradables y articulados en su mayoría e personajes de las ONG. Es agradable pensar en sí mismos como idealistas con principios. Pero siempre saldrá a la luz el carácter de clase, y hay que tener cuidado con eso.

Los burdos errores de hecho publicados por Nicanet y Joe DeRaymond, triviales en sí, indican en el mejor de los casos un perezoso pensamiento ilusorio – en el peor una intervención política deliberada y decidida contra el FSLN. Lo mismo ocurre con la nota contraria a los hechos de Brynne Keith-Jennings sobre la política económica del FSLN. El que los activistas usamericanos de la solidaridad coreen al unísono con el embajador Paul Trivelli en la promoción de Herty Lewites como candidato presidencial «democrático» adecuado contra Daniel Ortega, da mucho que pensar. No es injusto peguntar qué diferencia existe entre su clara agenda política contra el FSLN y aquella del gobierno de USA.

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toni solo Es un activista basado en Centroamérica – Para contactos: www.tonisolo.net

NOTAS

1. «The Meddlesome Ambassador Trivelli. Whose Democracy is the US Supporting in Nicaragua?», Brynne Keith-Jennings Counterpunch 22-23 de abril de 2006

2. «Venezuela firmará convenios con 151 alcaldías de Nicaragua el 25 de abril» Agencia Bolivariana de Noticias 23/04/2006

3. «¿Qué pasa³, Daniel? ¿Vamos a ganar?», Cables combinados, El Nuevo Diario 24/04/0206

4. «PDVSA y 53 alcaldes forman Alba Petróleos de Nicaragua», Cables combinados. El Nuevo Diario 26/04/2006

5. «Autumn of the Revolutionary. Another Look at Daneil Ortega and the Sandinista Struggle», Joe DeRaymond, Counterpunch 7-8 de mayo de 2005

Germán Leyens es miembro de los colectivos de Rebelión y Tlaxcala (www.tlaxcala.es), la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción es copyleft.