Ubertino de Casale sostuvo hasta su asesinato (1330) que Benedicto significaba 666 (apuntes sobre el apocalipsis, en el quinto libro de the Arbor Vitae Crucifixae Jesu Christi). La Iglesia Católica, Apóstólica y Romana, emprendió un concienzudo trabajo para «borrar» todo lo que Ubertino de Casale había escrito o dicho, rotulándolo bajo el nombre de «herejía». […]
Ubertino de Casale sostuvo hasta su asesinato (1330) que Benedicto significaba 666 (apuntes sobre el apocalipsis, en el quinto libro de the Arbor Vitae Crucifixae Jesu Christi).
La Iglesia Católica, Apóstólica y Romana, emprendió un concienzudo trabajo para «borrar» todo lo que Ubertino de Casale había escrito o dicho, rotulándolo bajo el nombre de «herejía». De hecho, su genialidad estuvo dedicada a lucha por una «Iglesia de Cristo pobre y para los pobres», como lo había querido Jesús y lo pregonaba San Francisco de Asís, lo que le acarreó los calificativos de «excéntrico», «revoltoso», «fanático», «zelote», «utópico», «insolente» y de «profesar extrañas ideas sobre la pobreza».
Cuando de Casale asume la dirección de «Los Espirituales de Toscana», que más tarde se sumarían a «Los Fraticelli», es silenciado por orden papal. Como no se calla ni deja de escribir, el Papa lo excomulga. Aún así, prosigue en su idea de hacer que la Iglesia renuncie a su ostentosa riqueza y que el evangelio sea más acorde a la situación de los pobres. En 1325, Se le inicia un juicio por «hereje», auspiciado por los Dominicos, quienes tenían el control de la Inquisición. (Umberto Eco detalla muy bien ese conflicto en su gran obra: «El Nombre de la Rosa).
Muchos de «Los Espirituales» y «los Fraticelli» fueron quemados en la hoguera y otros «silenciados» de por vida. Ubertino de Casale huyó al exilio. Fue asesinado cuando regresaba a Roma. De no ser por «El Paraíso» de Dante, nadie lo hubiese recordado.
Siglos después, la cacería continúa: Joseph Ratzinger, exmiembro de la Juventud Nazi, implacable enemigo de las ideas y los prelados de La Teología de la Liberación, misógino, conservador a ultranza y miembro del tenebroso Opus Dei, funge de Papa y adopta el nombre de Benedicto… XVI.
Ya los agoreros hablan del anticristo, mientras la extrema derecha celebra: «Habemus Papa: ¡Heil Papa!».