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Honduras: los ahogos del TLC

Fuentes:

    Pese a la euforia que trataron de despertar los gobiernos centroamericanos con la entrada en vigor en abril de 2006 del  Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, a poco más de un año las cifras indican que lejos de representar beneficios para sus economías y sobre todo para su población, sus economías […]

 

 

Pese a la euforia que trataron de despertar los gobiernos centroamericanos con la entrada en vigor en abril de 2006 del  Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, a poco más de un año las cifras indican que lejos de representar beneficios para sus economías y sobre todo para su población, sus economías se estancan o declinan.

Este es el caso de la empobrecida República de Honduras donde «la desigualdad social y la pobreza continúan siendo parte del sistema capitalista en el país», según un documento conjunto firmado y leído en un acto público el pasado primero de mayo, por la Confederación de Trabajadores de Honduras, Central General de Trabajadores y Confederación Unitaria de Trabajadores.

El malestar entre la población en contra del Tratado de Libre Comercio con Centroamérica y República Dominicana (TLCCA-RD) quedó demostrado cuando en esa ocasión salieron a las calles miles de trabajadores hondureños que condenaron como nunca antes «el libre mercado, las prácticas contra el sindicalismo, los altos niveles de corrupción en el gobierno y el empobrecimiento de la población», señalaron varias agencias de prensa radicadas en el país..

Los manifestantes demandaron del gobierno la rebaja de los precios de los combustibles, la implementación de un plan nacional de desarrollo para contrarrestar la pobreza, mejoras en los sistemas de educación y salud, mayor seguridad ciudadana y respeto a los derechos laborales

Hasta los empresarios y el sector de los negocios que impulsaron la firma del Tratado se han mostrado escépticos y decepcionados en los últimos tiempos.

Ese es el caso de la presidenta de la Fundación para la Promoción de Inversiones y Exportaciones, (FIDE), Vilma Sierra, quien puntualizó que los resultados de la política económica de libre comercio y del TLC con Estados Unidos no han sido halagadores para Honduras

Sierra fundamentó sus criterios en el pobre crecimiento de las exportaciones entre 1994 y 2006, que ronda el 10 % debido a la falta de valor agregado de los productos, dijo la funcionaria en el Foro de Exportadores 2007 realizado en Tegucigalpa. La situación económica se convierte cada vez más tensa al extremo que la presidenta del Banco Central de Honduras, Gabriela Núñez, llamo a los productores a incrementar las exportaciones y evitar una posible devaluación del lempira (moneda nacional) a causa del crecimiento de las importaciones.

La desilusión prende por todo el territorio hondureño y son muy pocos los que auguran beneficios para el país con la aplicación del TLC. Los datos son elocuentes: al cierre de 2006 las exportaciones hacia Estados Unidos sumaron 675 millones de dólares cifra menor a los 677 millones del año previo, y las importaciones procedentes de la nación norteña aumentaron de 1,605.7 a 1,865.2 millones de dólares.

La República de Honduras, con una población de 6 millones 500 000 habitantes y un Producto Interno Bruto (PIB) de solo 6 500 millones de dólares anuales, clasifica entre las naciones más empobrecidas del continente.

Datos del censo de población nacional indican que el 60 % de la población en las ciudades se encuentra en la pobreza sin poder satisfacer la canasta familiar y la situación se agrava en el campo donde la cifra alcanza a más del 80 %. El TLC con Centroamérica aumentará las prerrogativas norteamericanas de controlar la economía de todas las naciones de la región pues entre sus acápites se encuentran que más del 80 % de las exportaciones estadounidenses de productos industriales y de consumo quedaron con arancel cero desde la entrada en vigencia del acuerdo y otro 5 % tendrá las mismas condiciones en los próximos cinco años. El resto de los aranceles se eliminará en una década.

A la vez, todos los productos industriales y de consumo de los países del área acceden al mercado norteamericano sin impuestos. Como es lógico, este acápite esta previsto para beneficiar a las empresas transnacionales que se instalen en el país pues en el caso de Honduras, (como ocurre con los demás que han firmado el TLC) sus principales productos de exportación son café, bananos, zinc, camarones y langosta y carne congelada, en ínfimas partidas.

El Tratado impone que más de la mitad de las exportaciones agrícolas norteamericanas ya entren en Centroamérica con arancel cero entre las que sobresalen carne bovina de alta calidad, algodón, trigo, soja, pollo, vinos, frutas. Por tanto, los campesinos hondureños solo les quedará emigrar hacia las ciudades en el mejor de los casos para intentar resolver, el sustento diario de sus familias, si encuentran empleo en alguna fábrica extranjera,.

Como colofón, el TLCCA-RD, obliga a esas naciones a permitir las ventas de empresas fábricas y servicios al sector privado, acceso a los servicios de telecomunicaciones, turismo, mensajería rápida, computación, energía, transporte, construcción, ingeniería, agua, servicios financieros, seguros y entretenimientos, y además el acuerdo establece un marco legal seguro para inversores estadounidenses en Centroamérica.

En suelo hondureño existen yacimientos de oro, plata, cobre, plomo, zinc, hierro, antimonio, carbón, además de exóticas y ricas fauna y flora, de las cuales esperan adueñarse las compañías privadas extranjeras para su explotación.

A 13 meses de su aplicación, el TLC en Honduras solo ha dejado sinsabores y amarguras para su empobrecido pueblo.