El sitio de Leningrado, la actual San Petersburgo, duró 900 días. Del 8 de septiembre de 1941 al 27 de enero de 1944. Centenares de miles de soldados alemanes cerraron la ciudad. Cada día caían 245 proyectiles sobre Leningrado. Sin vías de aprovisionamiento, el hambre y el frío causaron estragos en los 2.5 millones de […]
El sitio de Leningrado, la actual San Petersburgo, duró 900 días. Del 8 de septiembre de 1941 al 27 de enero de 1944. Centenares de miles de soldados alemanes cerraron la ciudad.
Cada día caían 245 proyectiles sobre Leningrado. Sin vías de aprovisionamiento, el hambre y el frío causaron estragos en los 2.5 millones de habitantes. El invierno fue brutal. -40º.
La ración de pan llegó a ser de 125 gramos al día. Pereció casi un millón de personas. Entre el frío, la guerra y el hambre. Una vía de hielo por el lado Ladoga era su único lazo externo.
Por el Ladoga llegaba una mínima ayuda a la ciudad sitiada. Donde todos trabajaban para su defensa. Combatiendo, levantando trincheras, curando heridos, enterrando muertos.
El músico Sostakovicht se quedó. Allí compuso la célebre sinfonía «Leningrado». Sacada bajo las bombas, en un microfilme. Que fue convertida en himno de las fuerzas aliadas.
Zhukov organizó su defensa, igual que hizo en Stalingrado. El héroe militar soviético que no conoció la derrota. Él en persona comprobó algunos errores fatales del ejército alemán.
Vio, perplejo, que los alemanes empleaban un número de bota correcto. De siglos, los rusos usaban un número superior al que correspondía. Para rellenarlas de paja y combatir el frío.
«Ese día perdí el respeto por los militares alemanes», confesó Zhukov. Leningrado resistió.