El destino quiso que, mientras ministros asiáticos discutían una estrategia para reducir los riesgos de desastres naturales, Indonesia sufriera un tsunami y la erupción de un volcán. Indonesia fue sacudida esta semana por una doble tragedia, un tsunami causado por un terremoto de magnitud 7,7 grados en la escala Righter y la erupción del volcán […]
El destino quiso que, mientras ministros asiáticos discutían una estrategia para reducir los riesgos de desastres naturales, Indonesia sufriera un tsunami y la erupción de un volcán.
Indonesia fue sacudida esta semana por una doble tragedia, un tsunami causado por un terremoto de magnitud 7,7 grados en la escala Righter y la erupción del volcán Merapi, el más activo del país.
Sin embargo, el subdirector de preparación y prevención de la Agencia Nacional de Gestión de Desastre de Indonesia, Sugeng Triutomo, es optimista respecto de que el «espíritu» del país no se romperá, según declaró a la prensa con motivo de la Cuarta Conferencia Ministerial sobre Reducción del Riesgo de Desastre, realizada en esta ciudad surcoreana de lunes a jueves. «Estos desastres no deben frenar el desarrollo de nuestro país», señaló Triutomo. «Nos deben fortalecer y hacernos más resilientes a futuras desgracias», apuntó.
La prensa local denunció fallas en el sistema de alerta temprana de las islas Mentawai, donde olas de tres metros de alto dejaron más de 400 personas muertas, desaparecidas o sin hogar.
Las medidas de prevención son las evitan una gran cantidad de víctimas y sobre eso se concentró la Conferencia.
Los ministros aprobaron una hoja de ruta para crear en cinco años sistemas de gestión de desastres a escala local, nacional y regional.
La hoja de ruta conocida como Infeon REMAP se concentra en tres temas, generar conciencia y crear capacidades en las comunidades sobre el asunto, compartir datos mediante nuevas tecnologías y prácticas sobre gestión de desastre para que las autoridades manejen información pertinente y contemplar en el diseño de políticas de desarrollo sustentable los riesgos existentes y la adaptación al cambio climático. «Es la primera vez que los gobiernos de la región reconocen que disminuir las consecuencias de fenómenos climáticos es una herramienta importante de adaptación a los cambios ambientales y adoptan un enfoque común para reducir los daños», señaló Margareta Wahlström, representante especial de la ONU para Reducción del Riesgo de Desastres.
«REMAP puede convertirse en una pauta efectiva para lidiar con episodios climáticos para todos los países de la región y más allá», señaló Park Yeon-soo, administradora de la Agencia Nacional de Gestión de Emergencia de Corea del Sur. «Es el continente más vulnerable. Pero es difícil tener acuerdos de cooperación por diferencias en materia de gestión de desastres y de recursos técnicos», añadió. «Los avances en esta región tendrán un gran impacto en otras zonas del mundo», sostuvo Wahlström. «Tenemos un futuro común», señaló el primer ministro de Bután Jigmi Y Thinley.
«En la COP 15 no se vio una comunidad civilizada porque nos tomamos el pelo en un juego de culpas y discutimos quién tiene que pagar y cómo dividir el dinero invisible», añadió en alusión la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, realizada en Copenhague a fines de 2009. «El fracaso de la COP 15 muestra nuestra obstinación en no dejar de lado el delirio de que los ricos, los menos ricos y los pobres pueden vivir separados en esta aldea que llamamos Tierra», añadió.
El aumento de la frecuencia y la magnitud de los desastres muestran un planeta que tambalea bajo el dolor del abuso humano, señaló Jigmi, quien pidió adoptar un nuevo estilo de vida responsable y sostenible, de lo contrario disminuirá la capacidad de la naturaleza de sostener la misma vida, lo que llevará a la extinción de la humanidad y de otras especies. «Nunca es bueno limitar nuestras acciones a los síntomas de un problema profundo. Nuestros esfuerzos de mitigación y de adaptación, terminarán siendo inútiles y tendremos que prepararnos para desastres mayores», explicó Jigmi.
Ciertos fenómenos climáticos actuales son consecuencia del «crecimiento económico», señaló Jerry Velásquez, coordinador de Asia Pacífico de la Estrategia Internacional de Reducción de Desastres de la Organización de las Naciones Unidas (ISDR). Velásquez explicó que deben llamarse «desastres causados por riesgos naturales, porque ya no son sólo desastres naturales».
El ISDR y la Comisión Social y Económica de Asia Pacífico aprovechó la conferencia de Incheon para divulgar el «Informe de Desastres de Asia Pacífico, 2010». La población de Asia Pacífico tiene cuatro veces más posibilidades de sufrir desastres naturales que la de África y 25 veces más que la de Europa y América del Norte, según el documento. Los desastres naturales fueron responsables de 85 por ciento de las muertes de personas en este continente y de 38 por ciento de las pérdidas económicas entre 1980 y 2009. «Es claro que la región no podrá alcanzar los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio si no se protegen los logros alcanzados del riesgo y de las consecuencias de fenómenos climáticos», reza la declaración conjunta de Wahlström y Noeleen Hayzer, subsecretaria general del foro mundial y directora ejecutiva de la Comisión Social y Económica de Asia Pacífico.
El ISDR pidió a los gobernantes asiáticos que «inviertan» en la reducción del riesgo de desastres, pues según sus estimaciones, por cada dólar destinado a la prevención, se ahorrarán entre cuatro y siete en la asistencia