En el mundo hay niñas y niños que son tratados como esclavos, sostiene la experta June Kane en un informe sobre la situación de los menores ocupados en el servicio doméstico, que preparó para la Organización Internacional del Trabajo (OIT). A ese enunciado, Kane agrega remedios tajantes. La necesidad de erradicar el trabajo infantil requiere […]
En el mundo hay niñas y niños que son tratados como esclavos, sostiene la experta June Kane en un informe sobre la situación de los menores ocupados en el servicio doméstico, que preparó para la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
A ese enunciado, Kane agrega remedios tajantes. La necesidad de erradicar el trabajo infantil requiere medidas para sacar a los niños de esa explotación, y no simplemente para mejorar sus condiciones, afirma.
El estudio de Kane, financiado por el gobierno de Holanda, fue publicado esta semana por la OIT a raíz de la celebración, este sábado, del Día Mundial contra el Trabajo Infantil.
Los hechos descubiertos durante la investigación fueron verdaderamente opresivos, dijo la autora a los periodistas.
La descripción cita como moneda corriente casos de niñas y niños de apenas seis o siete años que trabajan en hogares de otras personas, donde tienen que madrugar antes que los demás, encender el fuego y asegurarse de que la casa está en orden para el resto de sus ocupantes.
Los pequeños deben cocinar el desayuno y preparar las ropas de la familia. En resumidas cuentas, el día empieza para ellos antes que para el resto.
Continúa con la obligación de llevar a los hijos de sus patrones a la escuela. Uno de los hechos más deplorables y trágicos es que un niño de sólo ocho o nueve años tenga que acompañar a la escuela a otros, sin poder él mismo concurrir a las aulas, expuso Kane.
La actividad prosigue en la casa con la atención al bebé, o a la abuela o el abuelo, a quienes deben ayudar a desplazarse por la casa y hasta ir a la cama. Si la familia tiene un negocio, los menores empleados en el hogar tendrán que ocuparse también en esa actividad cotidianamente.
Otra tarea será acompañar a los niños de la familia a jugar a los parques. La investigación de Kane relata el caso de una niña muy pequeña que sólo podía contemplar como jugaban los hijos de la familia para la que trabajaba, mientras a ella no le permitían participar.
A cambio de todo eso, si algo reciben es apenas una paga verdaderamente insignificante. A veces solo algunas ropas y la comida. Tampoco tienen seguros de trabajo ni servicios de salud garantizados.
En algunos casos, estas niñas y niños carecen de nombre. Un documento preparado por el Programa Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil (IPEC) de la OIT determinó que en muchos países las menores trabajadoras son llamadas lisa y llanamente ?sirvienta? o con el apelativo local para mucama.
?Muchas veces olvidan sus nombres porque nadie los pronuncia, y de esa manera terminan por perder su propia identidad?, explicó Kane.
La OIT acepta que resulta muy difícil dar cifras precisas de la cantidad de niñas y niños que son empleados domésticos en el mundo y que trabajan en condiciones parecidas a las descriptas.
Sin embargo, la organización recordó que representan una parte importante de los 200 millones de menores que trabajan actualmente en todo el mundo.
La organización no gubernamental Terre des Homes, con sede en Suiza, apuntó que estudios realizados en Brasil mostraron que las niñas ocupadas en el servicio doméstico representan 22 por ciento de los menores entre 10 y 14 años que trabajan en el país, y en total suman un millón.
Datos de Perú prueban que sólo en Lima, la capital, hay 150.000 menores de 18 años ocupadas en el servicio doméstico.
Terre des Hommes, que trabaja preferentemente en temas de la infancia, estima, extrapolando esos datos, que suman varios millones las y los menores de 18 años empleados en labores domésticas, la mayoría en Africa, América Latina y Asia.
A menudo, no tienen una cama apropiada para dormir, son sometidos a abusos sexuales y acusados falsamente de robos.
Si en la desesperación, huyen, sus únicas alternativas son la vida en las calles o en la prostitución, dijo la entidad fundada en 1959 en la ciudad suiza de Lausana, extendida luego a otros países hasta formar en 1966 la Federación Internacional de Terres des Hommes.
El director general de la OIT, Juan Somavía, resumió el problema: ?Millones de niños trabajan noche y día fuera de sus casas, empleados en el servicio doméstico?.
El funcionario internacional corroboró que ?la mayor parte son explotados, expuestos a tareas peligrosas y sometidos a abusos?. Esto no debe seguir ocurriendo, dijo Somavía.
El director de IPEC, Frans Röselaers, señaló la necesidad imperiosa de que los gobiernos tomen la iniciativa e incluyan la eliminación del trabajo infantil doméstico en sus políticas nacionales.
Esta explotación que se ejerce tras las puertas cerradas de los hogares debe recibir atención urgente en la política y en la acción contra el trabajo infantil, insistió el funcionario. (FIN/2004)