La “paciencia estratégica”
Señalaba Sun Tzu que lo importante no era derrotar al enemigo en una batalla, sino lo que importaba derrotar era a su estrategia.
El mundo se encuentra envuelto en una guerra por el tipo de orden que, en el sentido amplio tanto como estrecho, será el marco que regulará las relaciones internacionales y las formas de acumulación de capital. Un conflicto de transición, quizás una nueva “guerra de los 30 años” que marque el cambio de toda una época. Esta idea se manifiesta en la práctica concreta tanto en conflictos militares clásicos, como en guerras hibridas o revoluciones de colores, como en profundas crisis políticas y conflictos en los países del (hasta hoy) centro capitalista mundial.
El conflicto actual en Medio Oriente, si bien nunca dejo de estar abierto y especialmente desde las primaveras árabes, lo cierto es que cambio de eje a partir del ataque de los palestinos el 7 de octubre del 2023. Este ataque alteró el devenir de la situación en la región, cuando Israel parecía estar avanzado en sus objetivos de legitimación y supresión del “problema palestino”. En otras palabras, la línea de acuerdos con diversos países del mundo árabe islámico se interrumpió (“Acuerdos de Abraham”: normalización y reconocimiento con el estado de Israel) y la cuestión de la existencia del pueblo palestino paso a un primer plano (su eliminación como pueblo posiblemente soberano).
Hasta ese momento solo Irán y el “Eje de la resistencia” (conjunto de organizaciones de diverso peso entre las que se destacan Hizbollah, los hutíes y Hamás) habían mantenido una posición intransigente frente a Israel. Una posición de confrontación, pero sin llegar a la guerra abierta, una guerra en “zona gris”, una conflictividad de largo plazo. Que podemos, desde el lugar de Irán, caracterizada por la “paciencia estratégica”.
A lo largo ya de dos décadas los persas aparecen como el principal oponente de Israel, la cabeza y sostén de las fuerzas regionales que se oponen al estado judío (no el único sostén, pero si el más duro y directo en relación al combate contra Israel). Tanto los enfrentamientos y amenazas en términos militares, como las operaciones de inteligencia; así como la competencia en términos geopolíticos y de capacidades, se han mantenido todo ese tiempo. Sin embargo, Irán se ha precavido siempre de que el conflicto no se salga de los límites de la “zona gris” (entre Irán e Israel). Aun con el deseo explícito de Israel, y sus presiones y acciones para producir una guerra en la que las potencias occidentales se enfrentaran con Irán en el terreno directo, esto no sucedió. Los persas han sostenido su “paciencia estratégica”
¿Qué significa? no se trata de demostrar a través de hechos inmediatos que una política es equivocada o demostrar su éxito contundente; tampoco es no actuar y presenciar con negligencia el devenir de los hechos. No es la parálisis, ni reaccionar ante cada acción o problema. Más bien, es una mezcla de serenidad reflexiva, consciencia plena del escenario, prudencia activa, improvisación inteligente en el sentido planteado por von Moltke sobre sobre la provisionalidad de los planes, experimentación deliberada y también reactiva, inteligencia permanente sobre el entorno y, especialmente, evaluación y diseño reflexivo ante el devenir y la incertidumbre que pueda alterar el escenario. La “paciencia estratégica” permite gestionar el riesgo de reaccionar en exceso o de manera prematura, sin una lógica coherente y rozando con la imprudencia, sacrificando la estrategia por razones de coyuntura o provocaciones del enemigo. Y debe estar alerta para aprovechar las oportunidades.
Irán, en apariencia encuadrado en estos preceptos, ha mantenido su estrategia en la región, especialmente contra Israel. Si vemos en concreto ha logrado éxitos. Aún en momentos de avance israelí desde las primaveras árabes, ha crecido en poder e influencia regional. Logró montar un acuerdo: el “eje de la resistencia” que le permite mantener una presencia en toda la región y especialmente luchar en el terreno concreto y amenazar vitalmente la seguridad israelí, sin una contrapartida igual en su propio país. Irán está fortalecido en la arena internacional y ha crecido como potencia regional, sorteando las últimas décadas con éxito y sosteniendo una presión permanente contra el enemigo israelí.
A partir del 7 de octubre se pasó a otra etapa. Israel se embarcó en una guerra en escala movilizando todos sus recursos, mientras que Irán y el eje de la resistencia se mantuvieron en la “zona gris”, salvo el evidente caso de Hamás y los palestinos. Pero no el caso del fronterizo Hizbollah, que aumento su presión al borde de la guerra, pero conteniendo sus ataques como para evitar la guerra total. Claro, se puede indicar que los yemeníes atacan Israel en términos militares y realizan un “bloqueo a distancia” o un “bloqueo indirecto”, lo que también es una acción agresiva de tipo militar. Sí es cierto, pero la distancia también mediatiza y mantiene este conflicto en términos limitados. Aunque es indudable que Israel es mucho más afectado que los hutíes. Como que en general la estrategia de operacional iraní indirecta o a través de “proxis”, no implica a los persas en concreto. Lo mismo podríamos decir para Hizbollah y otras formaciones las que ya sí atacan en forma limitada. Es necesario aclarar, no es que sean “proxis” en el sentido más duro del concepto (carecer de autonomía). Estas son formaciones con sustento y políticas propias, pero en el escenario estratégico regional y global son estructuras que deben aceptar los tiempos y tácticas que acuerdan con su “hermana mayor”.
Este tipo de despliegue le permite a Irán jugar con el factor tiempo, absorber golpes para ganar tiempo; y con el tiempo fortalecer su campo y debilitar el del enemigo. Por eso aun cuando determinados periodos o acciones parecieran favorecer el cambio de estrategia, Irán mantiene su “paciencia” (no es una estrategia nueva, muchos países u otras entidades, han actuado de esta forma, y capeado momentos difíciles o avanzado sin precipitación riesgosa). Claro, la pregunta puede ser ¿cuál es el limite ante el accionar enemigo?
Israel y la resolución de apelar al corto plazo
Israel, por el contrario, a partir del 7 de octubre parece haber decidido acelerar los tiempos y dar por terminados de una vez sus problemas, o pegar un salto con victorias militares contundentes. Y eso la lleva a lo que definimos como “impaciencia estratégica”. Hasta el 7 de octubre el estado judío venia avanzando paso a paso sin pausa para conseguir sus objetivos básicos, como ya señalamos: la normalización con los países árabes y la judaización de todo el territorio del antiguo mandato británico. Eso empañicaba una estrategia de años, violenta, pero de baja intensidad. A partir de la ofensiva palestina que, dejo unos 1.200 muertos y 250 prisioneros, esto cambió. Nunca Israel había recibido un golpe así. Perdió la “paciencia”, declarando claramente que resolvería manu militari todos sus problemas en corto tiempo, aniquilando a Gaza y destruyendo la resistencia en Líbano. Inclusive cobraron estado público y con presencia política real, la idea del mandato divino de construir el “gran Israel”, o que “los judíos no se someten a la justica de los no judíos”. Casos extremos claro, pero con presencia real en el Gobierno.
Israel se encuentra en una situación militar y geopolítica que puede encontrar similitudes con la prusiana en la época de Federico el Grande. Prusia era un pequeño estado europeo, mas bien pobre, y poco poblado. En su entorno tenía vecinos poderosos (Austria, Francia, Rusia Suecia, Inglaterra) que ponían en riesgo su existencia. Desde Federico hasta el final de sus días, Prusia y su heredero el Reich debieron enfrentar enemigos poderosos, y por ello su doctrina militar se orientaba a guerras cortas con maniobras rápidas. Para ello necesitaba un ejército moderno y doctrinariamente superior. Y en las relaciones internacionales intentar evitar el cerco estratégico. Durante sus 200 años de existencia la Alemania prusiana logro finalmente construir un gran país. Sin embargo, nunca logró romper el cerco estratégico de las otras grandes potencias, y al final fue aniquilada.
Israel tiene algún dilema parecido. Sin embargo, también diferencias fundamentales. Prusia y su heredero el Reich, era mucho más grande y poblado. No se construyó sobre un país habitado por otra gente, de otra civilización, sino que unifico a los alemanes, y de hecho lo hizo con fuerzas propias. Israel es todo lo contrario, y en concreto en el ultimo punto (quizás el mas importante para lo que estamos tratando) el Estado judío es dependiente en extremo para una guerra larga respecto de los EEUU (y de la Alemania de posguerra, su tributaria). O sea, Israel depende, cuando una guerra intensa supera la semana, de la logística de Occidente. Por lo tanto, más que cualquier otro país, Israel es “impaciente”, debe involucrar a sus aliados y sostenes en una guerra que le permita dar por terminado el conflicto cuanto antes. El tiempo juega en su contra. No solo las municiones, y los repuestos, combustibles, etc., que mueven su aparato militar; sino que su población, al estar movilizada, se encuentra sustraída al trabajo y esto derrumba su PBI (o contribuye a eso). Además de que le muy pequeño tamaño de su país, y la carencia en consecuencia de cualquier profundidad estratégica, coloca todo el territorio en situación de amenaza.
En realidad, existía gran confianza en Israel de resolver en forma más o menos rápida la “cuestión de Gaza” dada la superioridad abrumadora en términos militares de las FDI sobre las brigadas de Hamás y demás formaciones. Hasta ahora hay 39.583 muertos, 91.398 heridos, 10.000 desaparecidos, 1.900.000 desplazados, en Gaza. En Cisjordania: 605 muertos, 5350 heridos, 7585 detenidos. En Líbano: 534 muertos, 90.000 desplazados. En Siria: 220 milicianos muertos, 47 milicianos heridos, 10 civiles muertos. Personal sanitario: 498 muertos. 254 trabajadores humanitarios muertos, entre ellos 188 de la UNRWA. 108 periodistas muertos. Además de los 1.200 israelíes muertos en el ataque de Hamás, según Israel han muerto unos 677 soldados en la operación hasta hoy, y unos 200.000 desplazados.
Pero, como la guerra no es una cuestión de números exclusivamente, la cosa no salió como estaba pensada. Y hoy Hamás continúa existiendo, si bien la guerrea se desarrolla en forma de guerrillas, ya no de posiciones, las FDI no pueden establecer un control claro del territorio. Hamás ha aumentado su prestigio en la población palestina, sigue siendo un interlocutor necesario y reconocido para la mayoría de los países del mundo. La extensión de la guerra en Gaza coloca a Israel ante la imposibilidad de resolver discrecionalmente, frente por frente, paso a paso. Es una guerra en una ciudad muy poblada donde la población no tiene donde escapar, ha producido un numero de baja civiles mas que excesivo, Y esto expone a Israel y sus políticas que se debaten entre el genocidio y la limpieza étnica. Con los costos que esto apareja.
En concreto Israel se encuentra hoy en guerra en Gaza, en Cisjordania, en la frontera del Líbano, y la frontera siria. Y a la distancia con milicias de Irak y con los yemeníes, además de haber entrado en un deterioro acelerado de su relación con países de la envergadura de Turquía entre otros. Esto lleva a problemas económicos y políticos de la conducción israelí. La presión occidental para encontrar una resolución rápida y no exponer los crímenes tan alevosamente, es consecuencia de los problemas que para el discurso occidental causa la guerra en Gaza. La presión económica interna y externa; la presión social de un país movilizado para la guerra y con cientos de miles de desplazados internos, es una cuestión no sostenible en el tiempo.
Por ello Israel busca acelerar el conflicto, elevarlo. Se impacienta. Provoca a Irán para el el país persa salga de su política de “paciencia estratégica” y entre en una guerra total, con la esperanza (no infundada) de que Occidente deberá involucrarse a su favor. Y aquí entre su política de asesinatos selectivos. Recordemos que la influencia israelí es mas extensa que la de un país mediante una política de RRII o inversiones, etc. Israel juega la influencia trasnacional del sionismo: una fuerza poderosa de gran peso en países como EEUU, Alemania, Inglaterra, Rusia o Argentina. Aunque por diferentes motivos. Y con peso en aparatos financieros y culturales del mundo occidental.
Un balance de posibilidades y los asesinatos recientes
Si la paciencia estratégica de Irán se sostiene en ataques limitados y respuestas limitadas, en la zona gris, con una guerra limitada del eje de la resistencia. La idea de Israel es pasar ese límite y obligar a Irán a atacar; intimando a Occidente a defenderla. La política de asesinatos selectivos es histórica. De hecho, la violación de cualquier soberanía es parte de la política israelí: la venganza de tipo bíblica se hace de cualquier forma y en cualquier lado. Así ha intentado desde sus orígenes descabezar la resistencia palestina. Sin embargo, en el caso actual las acciones involucran directamente a Irán. Especialmente los ataques sobre la legación diplomacia iraní en Siria que costó la vida a varios funcionarios entre ellos un jefe de la Guardia revolucionaria, ya impacto como una provocación, que en general fue repudiada por la comunidad internacional. Pero el asesinado del jefe político de Hamás Ismail Haniyeh, en Teherán durante las actividades de asunción del nuevo presidente iraní, superan un límite de los tolerable por los persas, sin dudas.
Haniyeh era el líder político que en Occidente se mencionaba como “moderado”, el jefe mas referenciado entre los palestinos y que estaba conduciendo las negociaciones con la inteligencia israelí en busca de una salida pacífica, o al menos una desescalada, en los marcos de las resoluciones internacionales de “dos estados” y el reconocimiento a una autoridad palestina colectiva consensuada (tal como se había planteado con la mediación de China). Al asesinarlo Israel patea el tablero y muestra con claridad su estrategia: la guerra total lo antes posible.
Muestra su “Impaciencia estratégica”. Pero también coloca a Irán en una situación comprometida. El país es una potencia regional y un actor mundial reconocido. “Debe” garantizar la seguridad de su territorio. Sabemos que eso es imposible para un país de las dimensiones de Irán si un enemigo esta dispuesto a “romper las reglas”, el terrorismo es siempre imposible de detener en lo inmediato. Irán es incomparable con Israel: un pequeño “cuartel” en comparación. Pero este golpe sin dudas repudiado ampliamente en la mayoría del mundo y que (a pesar del silencio cómplice) hace gran ruido en Occidente, es una muestra de nerviosismo. No de derrota, eso seria mucho decir, pero sí de “Impaciencia”. Y la impaciencia es mala consejera, además de indicar que la estrategia iraní es viable hasta hoy. Sin embargo, Irán debe responder, no sabemos cómo lo hará, si se le “acabará la paciencia” o si buscara una respuesta que equilibre la situación (aunque un equilibrio en una acción como la israelí ya de por si sería un ataque muy duro).
En la represalia anterior por su ataque al consulado en Damasco, Irán se moderó. Lanzo un ataque masivo pero posible de ser previsto, y que no causaría grandes bajas, con el publico señalamiento que se encuadraban en una respuesta proporcional de represalia, tal como internacionalmente se acepta, como también dejaron claro que la idea era llegar hasta ahí y evitar seguir escalando; así inclusive lo “charlaron” con los preocupados occidentales. En esa acción los misiles y drones iraníes fueron interceptados en su mayoría. Sin embargo, tuvieron una conclusión importante para el conocimiento iraní: Israel desvelo el conjunto de sus capacidades defensivas quienes eran lo que actuaban y como. En ese sentido Irán cuenta hoy con información de importancia, como debe ser la consecuencia de “acciones de reconocimiento en fuerza”.
De la misma a forma, en esta política “impaciente” Israel pretende invadir Líbano. Otra acción que implica una escalada muy riesgosa (riesgosas para el mundo, para el “eje de la resistencia” pero también para Israel, dada la dificultad que se evalúa tendría en obtener una victoria rápida frente a una fuerza como Hizbollah). Esencialmente si vemos el panorama mundial que indicamos al inicio, Occidente y especialmente EEUU se verían involucrados en un nuevo conflicto armado de implicancia geoestratégica y de conclusión impredecible a priori. Que sin dudas dañaría la relación con países como Turquía, Egipto y Arabia Saudita, al menos, con los cuales en los últimos tiempos ha perdido influencias. De hecho, no es un dato menor la realización de la “Conferencia islámica”, (reúne a todos los países de mayoría islámica) que condenó en los términos mas duros el “ataque terrorista” israelí. Declaro “mártir” al líder palestino, y llamo violación flagrante a la soberanía de Irán al atentado. Recordemos que esto lleva la firma de Arabia Saudita, Turquía, Indonesia, Paquistán, las monarquías del golfo, etc. Si bien la Conferencia no es un organismo vinculante, expresa una opinión colectiva que muestra un estado de animo que sin dudas influye en las resoluciones políticas.
De hecho, una guerra en la que Irán se involucrara en forma directa, implicaría probablemente el cierre del Golfo Pérsico y la necesidad de EEUU de desplazar el grueso de su flota hacia los mares Rojo, Mediterráneo y Arábigo. Y colocaría en dudas las posiciones militares en las bases norteamericanas en el Golfo. Una escalada aun mayor con intervención de tropas de tierra en gran escala por parte de Irán quizás implicaría la presencia occidental para reforzar a Israel. Y no hablamos de cuestiones fantasiosas. El balance militar oficial índice Global Fire Power (estando situado Irán en el puesto 14, e Israel en el número 17, salvo por las armas atómicas israelíes) coloca a Irán levemente por arriba de Israel, aunque esto deba verse en la calidad tanto técnica como doctrinal y de sus oficiales en el campo de batalla.
Dudamos que Occidente quiera o acepte elevar la apuesta. Aunque Israel es impredecible. Y su Gobierno de chauvinistas extremos y fanáticos religiosos puede generar sorpresas negativas. Creemos que Irán puede responder y lo hará de alguna manera. Pero intentara moderarse y mantener el conflicto en los canales que el estado persa sostiene que le están dando resultados. En el momento de publicación de esta nota quizás ya hayan sucedido nuevos eventos, quizás Irán haya realizado alguna acción de represalia, no sabemos. Pero podemos expresar la opinión y advertencia que ya nos hizo Carl von Clausewitz: evitar el “ascenso de los extremos”; esa tendencia dialéctica de la guerra que lleva a cada vez poner mas fuerza y violencia en el alcance de los objetivos en forma recíproca. Parece que esa es la intención de Israel.
Guillermo Martín Caviasca UBA/UNLP
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