Irán se ha reafirmado en continuar manteniendo su identidad desoyendo las presiones y amenazas estadounidenses -principalmente- y realizando unas elecciones sencillamente aceptables pero que para sí quisieran muchos de los países que tanto se burlan e intentan desprestigiar. Antes de iniciarse el proceso electoral, las elecciones ya estaban siendo demonizadas y los candidatos deslegitimados. Sucedió […]
Irán se ha reafirmado en continuar manteniendo su identidad desoyendo las presiones y amenazas estadounidenses -principalmente- y realizando unas elecciones sencillamente aceptables pero que para sí quisieran muchos de los países que tanto se burlan e intentan desprestigiar. Antes de iniciarse el proceso electoral, las elecciones ya estaban siendo demonizadas y los candidatos deslegitimados. Sucedió que nadie pensaba -los «expertos» de siempre- en Mahmud Ahmadineyad fuera el claro ganador, iniciado en la política apenas hace un par de años, como Alcalde de Teherán, de cuya Universidad era Profesor.
Vaya por delante que Irán no es un país fácil. Más de media docena de etnias suman la mitad de los 70 millones de habitantes -como en tantos otros países- su cultura, religión y tantas otras cosas están en crisis, evolución o como se quiera llamar, pero ni más ni menos que en el resto del mundo, donde la única y mayor diferencia es poco más de medio siglo. No parece que podamos dar tantas lecciones de democracia, cuando solo basta recordar nuestro reciente siglo XX con sus dos Guerras Mundiales, donde se asesinaron unas cuantas decenas de millones de personas. De momento en Oriente Medio y alrededores, los crímenes, van por millones, pero propiciados primero, por el colonialismo, y ahora por el neocolonialismo estadounidense y su engendro israelí, principales desestabilizadores de la zona.
Apenas circulan los detalles de las elecciones, del país y demás cuestiones; económicas, culturales, políticas y sociales. Solo sabemos, nos dicen, que es un ultra conservador, reaccionario, involucionista. Más que unas elecciones parece que se haya celebrado un concurso de adjetivos y de descalificaciones, pero que en ningún caso nos aportan nada, más que lo mal que les ha sentado, a juzgar por las descalificaciones hechas.
El Departamento de Estado estadounidense, el británico por medio de su Secretario de exteriores y, el alemán por su Ministro también de exteriores, les ha faltado tiempo para desmadrarse con comentarios, diciendo que no marchan al compás del resto de la zona en materia de libertad, refiriéndose a Afganistán y a Iraq, como ejemplo de elecciones limpias, lo que hay que oír. Ante la imposibilidad de una acción armada, ahora, no les queda más camino que la presión y desestabilización mediante todos los medios posibles.
La cuestión es que Irán tiene las segundas reservas probadas mundiales de petróleo, el 11,4 por ciento, y las segundas reservas de gas, el 15,2 por ciento, lo que convierte al país, nada menos, en el mayor proveedor potencial de petróleo-gas.
Hubiera sido normal que los países citados, hubiesen intentado mantener unas relaciones cordiales, amistosas, aunque solo fuera por interés energético, pues no, allá por 1.980 Estados Unidos, apoya y financia a Iraq -a Saddam Husein- en una interminable guerra de ocho años y desde entonces no ha hecho más que incordiar en todo, y todo lo posible, actuando con todas las malas artes posibles en lo que parece es lo único que la saga de los Bush y similares sabe hacer, como es esta política criminal de guerras y más guerras, preventivas o no, que mantiene al Mundo contra las cuerdas y con millones de muertos, para al final, además, acabar perdiendo.
Así las cosas, y con un vecino como China, que no tiene casi ni gota ni de petróleo ni de gas (el 2,1 y el 1,0 por ciento de las reservas, respectivamente) Irán lleva suscritos cientos de convenios de cooperación con China y lo mismo podría y podrá hacer con cualquier otro país que le plazca y le convenga.
Irán es un país emergente, con grandes recursos de todo tipo y también, como no, con problemas, con sus problemas. De momento no parece que toda esta intoxicación les haya distraído de sus objetivos. Estados Unidos es el gran peligro y problema para Irán y no al revés.