¿Qué está sucediendo en Kirguizistán? ¿Está al borde de una guerra civil? ¿Puede vivir una especie de balcanización? ¿Puede llegar a vivir una especie de síndrome de Afganistán? Hace más de una semana se suceden enfrentamientos étnicos entre kirguisos y uzbecos en Osh, la segunda ciudad más grande de Kirguistán, siendo en el peor estallido […]
¿Qué está sucediendo en Kirguizistán? ¿Está al borde de una guerra civil? ¿Puede vivir una especie de balcanización? ¿Puede llegar a vivir una especie de síndrome de Afganistán? Hace más de una semana se suceden enfrentamientos étnicos entre kirguisos y uzbecos en Osh, la segunda ciudad más grande de Kirguistán, siendo en el peor estallido de violencia desde que el presidente Kurmanbek Bakiyev fue derrocado en abril. Ya hay más de 2000 muertos.
Se estima que 300.000 personas fueron desplazadas en Kirguistán y hasta 100.000 huyeron hacia Uzbekistán, donde unas 80.000 están instaladas en campamentos, debido a los enfrentamientos entre kirguisos y uzbecos en el sur del país. El gobierno interino de Roza Otunbayeva, que asumió luego de un golpe de estado contra Bakiyev en abril pasado, pidió ayuda a la comunidad internacional y Estados Unidos y Rusia presentaron su alarma antes los trágicos hechos de violencia.
Kirguizistán es un país montañoso, sin salida al mar, bordeado por Kazakstán, China, Tayikistán y Uzbekistán. Actualmente tiene más de 5 millones de habitantes. Los kirguisos tienen orígenes siberianos y son parientes de los pueblos turcoparlantes y mongólicos. En el siglo XII adoptaron el islam de rama sunna de la escuela hanafí y fueron parte del imperio mongol en el siglo XIII. Hacia 1870 el imperio zarista los somete y a partir de la década de 1920 quedan bajo jurisdicción soviética como república socialista autónoma. Su economía ha sido predominantemente agrícola y ganadera, hasta que las medidas industrializadoras de los sucesivos gobiernos soviéticos provocaron una creciente industrialización. En 1991 logra la independencia nacional tras el derrumbe de la Unión Soviética y el nuevo régimen queda bajo poder de los antiguos burócratas del Partido Comunista local que se alían a Occidente pero no abandonan la cercanía con Rusia.
Al igual que los kirguisos, los uzbecos también son un pueblo que habla una lengua de origen turcomana y que adoptó el islam sunna. Los uzbecos son un 15% de la población total de Kirguizistán, que se concentra en las ciudades del sur, alrededor del fértil valle de Ferganá. Tanto kirguisos como uzbecos han vivido juntos en estas tierras durante siglos y en muchos casos comparten miembros de familias que pertenecen a distintas etnias. También existe una diferencia en el modo de vida y de producción de sus vidas materiales como pueblos. Los kirguisos eran principalmente nómadas y criadores de ganado, mientras que los uzbecos cultivaron la tierra y tradicionalmente dominaron el comercio. En la era soviética convivieron sin problemas, pero luego de 1991 las disputas por el reparto de recursos como la tierra, el agua y el trabajo generó tensiones que rozaron el nacionalismo chovinista de cada lado. Además, tras la caída de la Unión Soviética, la ciudad kirguisa de Osh se convirtió en tierra del crimen organizado y de las mafias de la droga. Se cree que los uzbecos han estado durante este tiempo a cargo del tráfico de drogas, con el apoyo tácito de los oficiales kirguisos.
Ahora bien, hay algo que debemos tener en cuenta. Luego de la caída del régimen soviético las tensiones étnicas se dieron dado que la fundación de Uzbekistán en 1991 ha fomentado cierto nacionalismo separatista en el sur de Kirguizistán. La minoría uzbeca de Kirguizistán trató de ganar la autonomía para unirse a la vecina Uzbekistán, pero Bishkek siempre opuso.
Kirguizistán es de gran interés tanto para Washington como para Moscú por sus recursos naturales, acceso energético y rutas de comercio. Tanto Rusia, que apoyó al gobierno interino, como Estados Unidos tienen intereses en que el ejecutivo de Kirguizistán consiga estabilizar la situación, entre otras cosas porque ambos tienen bases militares en el país que utilizan para llegar a la vecina Afganistán. Pero la violencia sigue y ya la ONU la ha calificado de «catastrófica». El fantasma de la balcanización ya ronda por los pasillos diplomáticos de las potencias. Pero, ¿por qué?
Todo se inicia en el golpe de estado de abril pasado. El 6 de abril último cuando manifestantes antigobierno en la ciudad de Talás, al oeste de Biskek, retuvieron al ministro del interior Moldomusa Kongantiev y protagonizaron una ola de protestas violentas. Pronto sobrevino la declaración del estado de sitio y la situación se agravó aún más. La dura represión policial se hizo sentir y el día 7 de abril en Biskek se funda un «gobierno de confianza popular» encabezado por la ministra de relaciones exteriores Roza Otunbayeva. Esta dirigente declaró a los medios nacionales y del mundo que el gobierno interino, que ella encabezará, se quedará en el poder por seis meses y redactará una nueva constitución. La minoría uzbeca, que apoyó al nuevo gobierno de Otunbayeva. Según Otunbayeva, el mandatario depuesto está detrás del actual conflicto en el sur del país, algo que niega Bakiyev.
Lo cierto que la ONU parece plantear enviar una ayuda humanitaria, algo que Washington ve con buenos ojos. Rusia y China expresaron su preocupación por el «interés» de Occidente en el conflicto kirguiso. Moscú tiene una presencia militar permanente en Kirguistán, al igual que Estados Unidos y la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), mientras que China se ha convertido en un fuerte inversor en el sector energético regional. En este país empobrecido las disputas por el poder responden a una rivalidad entre Rusia, China y Estados Unidos. Lo cierto que el «interés humanitario» de Washington responde a que Estados Unidos viene perdiendo terreno: en 2005 el gobierno de Uzbekistán le cerró una base militar muy clave para la guerra de Afganistán y en 2008 las ex repúblicas soviéticas de Asia central, incluida Kirguizistán, firmaron varios pactos militares con Rusia, China y Mongolia. De hecho, el gobierno kirguiz no cambió la política precedente pro rusa, ya que siguió siendo un miembro activo de la alianza militar «anti-OTAN» (que lidera Rusia), del Pacto de Shanghai (que lideran Rusia y China) y además siguió albergando una base militar rusa en Kant, cerca de Biskek y analizó la futura apertura de una segunda base rusa en Osh.
Indicadores de Kirguizistán:
· Poblacion: 5.259.000 hab.
· Esperanza de vida: 65,6 años
· Población urbana: 35,8%
· PIB por habitante: 1.927 $/año
· Deuda externa total: 2.032.000.000 $
· Indice de Desarrollo Humano: 0,696
· Analfabetismo hombres: 0,7%
· Analfabetismo mujeres: 1,9%
· Pob. sin acceso agua ptble.: 33%
· Nº medicos: 2,5 por 1.000 hab.
· Mortalidad infantil: 53,1 por 1.000 nacidos vivos
· Casos de malnutrición aguda en menores de 5 años: 11%
· Prevalencia adul. VIH/SIDA: 0,1%
· Prevalencia tuberculosis: 133 por 100.000 hab.
Datos del Informe sobre desarrollo humano 2007/2008 (ONU) y El Estado del Mundo – Anuario económico geopolítico mundial 2008