Cuando Gran Bretaña anunció que dejaría de conceder a China asistencia al desarrollo, la medida resultó representativa del viraje que ha protagonizado el país asiático, que pasó de receptor a donante. Siguiendo el rumbo de otras naciones occidentales, el secretario de Estado para el Desarrollo Internacional de Gran Bretaña, Andrew Mitchell, dijo en junio que […]
Cuando Gran Bretaña anunció que dejaría de conceder a China asistencia al desarrollo, la medida resultó representativa del viraje que ha protagonizado el país asiático, que pasó de receptor a donante.
Siguiendo el rumbo de otras naciones occidentales, el secretario de Estado para el Desarrollo Internacional de Gran Bretaña, Andrew Mitchell, dijo en junio que los 40 millones de libras (casi 63 millones de dólares) que su gobierno envía anualmente a China serán mejor gastados en otra parte.
China es la economía de más rápido crecimiento en el mundo, y pronto será la segunda más grande.
«El dinero de Gran Bretaña debería gastarse en ayudar a la población más pobre de los países más pobres, haciendo que cada penique marque una diferencia real, dándoles a las familias la oportunidad de un futuro mejor», declaró Mitchell.
De hecho, China, cuya propia pobreza se ha reducido en los últimos 25 años, se ha convertido en un formidable donante de asistencia e inversor en países en desarrollo.
Según un informe difundido en 2009 por el Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos, la asistencia que China brinda a África, América Latina y Asia sudoriental pasó de menos 1.000 millones de dólares en 2002 a unos 25.000 millones en 2007.
«En los últimos años, la República Popular China ha impulsado su presencia diplomática y recogido la buena voluntad internacional mediante su financiamiento de proyectos de infraestructura y de desarrollo de recursos naturales, asistencia en la realización de esos proyectos, y grandes inversiones económicas en muchos países en desarrollo», señaló el reporte.
El estudio también concluyó que las actividades de China en materia de asistencia a países de África y América Latina sirven a sus intereses económicos de largo plazo, mientras que las que realiza en el sudeste asiático reflejan objetivos diplomáticos y estratégicos a más largo plazo.
Sin embargo, el informe observó que aunque esas iniciativas de asistencia «son un recordatorio altamente visible del creciente ‘poder blando’ de China, otros países y regiones, como la Unión Europea, Estados Unidos y Japón, continúan dominando las inversiones directas en África, América Latina y Asia sudoriental».
De todos modos, el incremento de los proyectos chinos de asistencia e inversiones directas en el exterior refleja que el país acepta cada vez más su rol de líder del mundo en desarrollo.
«A medida que China se vuelve más rica, es su responsabilidad ayudar a otros países pobres», dijo Wang Yaohui, director general del Centro para China y la Globalización, una organización de expertos independientes con sede en Beijing.
«Es una transición natural», agregó.
China no tiene una agencia central de asistencia. Su ayuda al desarrollo es administrada básicamente por el Ministerio de Comercio, así como por el Ex-Im Bank de China, el Ministerio de Finanzas y el de Relaciones Exteriores.
Solamente en Camboya, las inversiones directas chinas llegaron a un total de 8.000 millones de dólares en junio, convirtiendo a China en el mayor inversor allí.
Las inversiones de China apuntan a la agricultura, el turismo, la infraestructura, la energía hidroeléctrica y la industria de la vestimenta, dijo el secretario de Estado del Ministerio de Economía, Kong Vibol.
Los países africanos han sido los principales beneficiarios de la asistencia china. Para fines de septiembre de 2009, la asistencia toal de China a África fue de 11.150 millones de dólares.
Más de la mitad de los 900 proyectos que China tiene en marcha en África buscan mejorar el sustento de los ciudadanos locales, mediante obras de infraestructura como vías férreas y centrales eléctricas, escribió Wang Wei, investigador del Instituto de Estudios Internacionales de China, en el portal de Internet China.org.cn.
Donar asistencia a África tiene ventajas estratégicas. China tiene la mira puesta en la vasta riqueza de recursos y energía de ese continente, y no ha hecho ningún secreto de su deseo de lograr un rol influyente allí.
China es el segundo mayor socio comercial de África. Entre 2000 y 2009, el comercio bilateral aumentó de 10.600 millones a 91.100 millones de dólares.
Además de potenciar la asistencia a África, China ha comenzado a cancelar la deuda de ese continente, hacia el cual ha enviado voluntarios.
El gobierno chino también creó un fondo de desarrollo de recursos humanos para los países africanos, que entre otras cosas ofrecerá becas a estudiantes y ayudará a esos países a instalar laboratorios y a financiar la construcción de escuelas.
«Las cercanas relaciones entre China y los países africanos han ejercido un efecto positivo sobre el desarrollo económico de África», escribió Wang.
«La construcción de obras de infraestructura en materia de transporte, energía hidroeléctrica y telecomunicaciones ha potenciado el desarrollo económico africano», agregó.
Según Wang, es probable que no sea sólo altruismo lo que guía a la superpotencia en ciernes. «Es verdad que China puede tener una mayor influencia frente a estos países», dijo. Pero Niu Jun, profesor de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad de Peking, dijo que China también brinda asistencia en situaciones en las que no espera nada a cambio, por ejemplo en situaciones de desastres.
«A medida que China se vuelva más rica y más industrializada, brindará ayuda a más países. Nosotros alentaremos su desarrollo», dijo Niu.