El Foro Social Mundial llega a su novena edición con el dilema de repensar su futuro como instrumento mundial de debate e intercambio de experiencias entre los movimientos sociales. Muchos desean que en Belem do Para pierda su neutralidad y tome posición contra la ocupación de Gaza. Una edición que, por primera vez, abordará la […]
El Foro Social Mundial llega a su novena edición con el dilema de repensar su futuro como instrumento mundial de debate e intercambio de experiencias entre los movimientos sociales. Muchos desean que en Belem do Para pierda su neutralidad y tome posición contra la ocupación de Gaza. Una edición que, por primera vez, abordará la autodeterminación de los pueblos. Una delegación de Euskal Herria aportará su experiencia sobre esta cuestión.
La ocupación de Gaza marcará de manera especial el Foro Social Mundial que se inicia el martes y se prolongará hasta el 1 de febrero.
El FSM, que nació en enero de 2001, vuelve de nuevo a Brasil, pero en este caso a una ciudad, Belem do Para, ubicada en plena Amazonia, muy distinta de Porto Alegre. El lema que lo inspiró, «Otro mundo es posible», sigue caracterizando este movimiento «horizontal y no organizado» que se asienta sobre una «Carta de principios». Carta que sirve de referencia a la multitud de foros regionales, nacionales, locales y temáticos que desde entonces se han multiplicado en muchos rincones del planeta, entre ellos Euskal Herria.
Aunque lo recóndito de su ubicación impedirá una presencia tan masiva como en otros foros, durante seis días miles de activistas llegados de todo el mundo discutirán hasta el alba sobre todo lo imaginable que tiene que ver con la transformación social del planeta.
La elección de la Amazonia no es gratuita. En una entrevista concedida a GARA en el Foro Américas celebrado en otoño en Guatemala, uno de los fundadores del FSM, Candido Grzybowski, explicaba así esta elección:
«En este contexto de crisis de los propios fundamentos de la economía, la Amazonia surge como una reserva planetaria. Es un territorio compartido entre nueve estados pero en el que viven diez millones de personas, con su propia articulación social. Es por tanto un espacio no exclusivo sino compartido».
Para el director del prestigioso instituto Ibase «esta idea debe prevalecer sobre la del estado que controla todo -Brasil-, incluida la naturaleza de la Amazonia». «La Amazonia -explicaba- ha dejado de ser una frontera natural que separa estados. Es algo radicalmente nuevo. Deben articularse respuestas colectivas teniendo en cuenta a los pueblos originarios que viven en sus límites que, no olvidemos, cuentan con un fuerte movimiento social organizado».
Aunque el tema estrella debería ser la sostenibilidad y el derecho de los pueblos que viven en la Amazonia a gestionar sus recursos naturales, la cuestión palestina marcará esta edición.
Boaventura de Sousa Santos, activo participante del FSM, afirma en una entrevista con TerraViva, que «la cuestión palestina va a envenenar todas las relaciones internacionales y el Foro debe tener una posición muy clara y visible».
Sin embargo, el FSM tiene como criterio fundacional no tomar posiciones políticas y ser «sólo» un marco de debate e intercambio. «Si el FSM se reúne en este contexto de crisis mundial y no sale con una posición del Consejo Internacional o de la asamblea ante esta agresión, mi temor es que la gente se quede con la impresión de que el Foro no sirve», advierte.
Precisamente, su futuro está a debate. Mientras algunos creen que la fórmula Foro está terminada, otros como este sociólogo portugués, estiman que los cambios producidos por la crisis han creado una situación nueva: «Debe seguir como un espacio abierto, pero identificando temas donde hay suficiente consenso para tener posiciones políticas y programáticas». Entre otros cita «la reforma de la ONU y una posición internacional visible para enfrentar la crisis, exigiendo la eliminación del Banco Mundial y del Fondo Económico Internacional o propiciando su reforma».
En la entrevista a GARA, Candido Grzybowsi ya avanzaba que «después del foro en la Amazonia habrá que repensar el FSM» y avanzaba la idea de «crear un nuevo instrumento».
En declaraciones a la emisora chilena Radio Tierra, reconoce que es «imperativo» avanzar en esta edición. «Nacimos como respuesta y contraposición a la globalización neoliberal y el actual escenario de crisis afecta a nuestro propio horizonte».
Para el miembro del Consejo Internacional del Foro, una de las interrogantes más vitales de este Foro tiene que ver con «la capacidad de los movimientos y organizaciones sociales de instalar la prioridad humana y ambiental en las políticas que enfrentan la crisis». «Nos anotamos una victoria cuando en el primer FSM dijimos que había que construir una alternativa al neoliberalismo», resalta.
Cuatro presidentes
El Foro contará con la asistencia de los presidentes de Brasil, Venezuela, Bolivia y Paraguay que aceptaron la invitación de la organización para debatir sobre distintas facetas de la realidad mundial, entre ellas la crisis y el desarrollo de América Latina.
En la carpa
Las luchas sociales, las naciones sin estado, los procesos de liberación y la globalización serán algunos de los temas que se abordarán en la carpa por «los derechos colectivos de los pueblos». En las charlas participarán entre otros Walter Wendellin, Oier Imaz, Iñaki Gil de San Vicente e Igor Urrutikoetxea.
El derecho a decidir, eje de la delegación de Euskal Herria
Una de las novedades de esta edición es la carpa por «los derechos colectivos de los pueblos». La creación de este espacio fue decidida durante la reunión del Consejo Internacional celebrada en Malmon (Suecia). Durante tres días, la carpa, que tiene capacidad para mil personas, acogerá multitud de debates y coloquios en un territorio donde existen multitud de pueblos sin ningún tipo de reconocimiento. El foro contará con 17 carpas y ésta será la tercera mas importante.
Uno de los impulsores de esta iniciativa es la delegación de Euskal Herria, compuesta por Askapena, LAB y la izquierda abertzale. En la rueda de prensa que ofrecieron para presentar la delegación, Oier Imaz, representante de Askapena, se mostró satisfecho, porque, según remarcó, «este espacio es fruto del trabajo de estos años y con él hemos dado un paso importante». «Por primera vez, entre los diez ejes de trabajo definidos en el seno del FSM hemos conseguido que uno de ellos sea trabajar en pro del derecho a la autodeterminación». Los miembros de la delegación también incidirán en la necesidad de impulsar el cambio social para hacer frente a la actual situación y la campaña de boicot a Israel.