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Discurso pronunciado por el presidente cubano en la Reunión Ministerial del Buró de Coordinación del Movimiento de No Alineados

La ONU necesita tres veces menos para acabar con la pobreza y el hambre de lo que los países del Sur desembolsan en pago de deuda externa

Fuentes: Rebelión

Distinguidos asistentes a esta reunión ministerial: Es un honor para nuestro pueblo y Gobierno acoger nuevamente una reunión de alto nivel del Movimiento de Países No Alineados. Han transcurrido dos años y siete meses desde la celebración en esta misma sala de la XIV Conferencia Cumbre de Jefes de Estado o de Gobierno, en septiembre […]

Distinguidos asistentes a esta reunión ministerial:

Es un honor para nuestro pueblo y Gobierno acoger nuevamente una reunión de alto nivel del Movimiento de Países No Alineados. Han transcurrido dos años y siete meses desde la celebración en esta misma sala de la XIV Conferencia Cumbre de Jefes de Estado o de Gobierno, en septiembre de 2006.
Entonces expresé:

«Sobre el sólido cimiento de nuestras históricas victorias en la lucha por la descolonización y por la desaparición del apartheid; con la rica experiencia de nuestros esfuerzos en pro de un Nuevo Orden Económico Internacional y a favor de la paz, el desarme y el verdadero ejercicio del derecho al desarrollo, el Movimiento de Países No Alineados tendrá ahora heroicas batallas que librar frente al unilateralismo, el doble rasero y la impunidad de los poderosos; por un orden internacional más justo y equitativo frente al neoliberalismo, la expoliación y el despojo; por la sobrevivencia de la especie humana frente al consumo irracional de los países ricos.» -Fin de la cita-

Los desafíos identificados en aquella ocasión no sólo se mantienen, se han hecho más peligrosos y urgentes. Por ello, la necesidad de que el Movimiento actúe de manera concertada es hoy más vital y perentoria.

Nos afecta una profunda crisis económica, social, alimentaria, energética y ambiental, que ha adquirido carácter global. Los debates internacionales se multiplican, pero no con la participación de todos los países. Hay una conciencia creciente de que es preciso encontrar respuestas a corto plazo, sin embargo las justas y duraderas están por alcanzarse.

Si no actuamos con la firmeza y urgencia requerida, serán nuevamente nuestros pueblos los que sufrirán, por más tiempo, las peores consecuencias de esta crisis.

Es imposible mantener los injustos e irracionales patrones de consumo que sirvieron de fundamento al ordenamiento internacional vigente, impuesto por unos pocos y que hemos sido forzados a respetar. No es legítimo ni éticamente aceptable un ordenamiento global inspirado en pretensiones hegemónicas y en el egoísmo de minorías privilegiadas. No es perdurable un sistema que destruye al medio ambiente y que potencia el desigual acceso a la riqueza. El subdesarrollo es una consecuencia inevitable del actual orden mundial.

El neoliberalismo, como política económica, ha fracasado. El mito de las bondades del mercado y de su desregulación, los supuestos beneficios de las privatizaciones y de la reducción de la capacidad económica y redistributiva de los Estados, la credibilidad de las instituciones financieras, son hoy profundamente cuestionados en cualquier análisis objetivo.

Cuando Cuba asumió por primera vez la Presidencia del Movimiento de Países No Alineados, en 1979, hace 30 años, el líder de la Revolución Cubana, compañero Fidel Castro, alertó sobre las negativas consecuencias del gasto de más de 300 mil millones de dólares en armas y la existencia de una deuda externa de los países subdesarrollados por un monto similar.

En esa ocasión, el compañero Fidel calculó que con esa cifra, entonces se habría podido y cito: «construir en un año 600 mil escuelas con capacidad para 400 millones de niños; ó 60 millones de viviendas confortables con capacidad para 300 millones de personas; ó 30 mil hospitales con 18 millones de camas; ó 20 mil fábricas capaces de generar empleo a más de 20 millones de trabajadores; o habilitar para el regadío 150 millones de hectáreas de tierra, que con un nivel técnico adecuado podrían alimentar a mil millones de personas», concluyó.

Por supuesto, nada se hizo y la situación se ha agravado dramáticamente. Baste señalar, que los gastos militares anuales rebasan, en la actualidad, la cifra de 1 millón de millones de dólares; el número de desempleados en el mundo podría incrementarse a 230 millones en el transcurso del 2009; y en apenas un año, en el 2008, el número de hambrientos en el mundo creció de 854 millones a 963 millones.

La ONU estima que bastarían 80 mil millones de dólares anuales durante una década para acabar con la pobreza, el hambre y la carencia de servicios de salud, educación y de viviendas en todo el planeta. Esa suma es tres veces menor de lo que los países del Sur desembolsan cada año por concepto de la deuda externa.

Es imprescindible un cambio fundamental en el sistema de relaciones económicas internacionales. Así lo exigieron hace casi 35 años los países miembros de nuestro Movimiento al concebir la Declaración y el Programa de Acción para el Establecimiento de un Nuevo Orden Económico Internacional, aprobados en el Sexto período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en mayo de 1974.

La superación de la crisis económica global demanda una acción concertada, con la participación universal, democrática y equitativa de todos los países. La respuesta no puede ser una solución negociada a espaldas de Naciones Unidas por los mandatarios de los países más poderosos.

La solución del G-20, de fortalecer el papel y las funciones del Fondo Monetario Internacional, cuyas políticas funestas contribuyeron decisivamente a la génesis y agravaron la magnitud de la actual crisis, no resuelve tampoco la desigualdad, las injusticias y la insostenibilidad del actual sistema.

La Conferencia de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre la Crisis Económica y Financiera y su impacto en el desarrollo, prevista del 1ro al 3 de junio de 2009, constituye el marco imprescindible para debatir y buscar soluciones de consenso a esta grave situación. El Movimiento de Países No Alineados debe apoyar su celebración.

Este Movimiento ha demostrado desde su fundación la voluntad de trabajar por la paz, la seguridad de la comunidad de naciones y la defensa del Derecho Internacional. La eliminación de las armas de exterminio en masa, en primer lugar el logro del desarme nuclear, continúa siendo una tarea prioritaria.

El ejercicio del multilateralismo requiere un estricto respeto a la soberanía de los Estados, a su integridad territorial, y a la autodeterminación de los pueblos. Requiere también prescindir de la amenaza y uso de la fuerza en las relaciones internacionales, de las aspiraciones hegemónicas y de las conductas imperiales. Exige que se ponga fin a la ocupación extranjera y se niegue toda impunidad a agresiones criminales como las llevadas a cabo por Israel contra el pueblo palestino.

El Movimiento debe involucrarse en todos los debates importantes de la agenda internacional, en las diferentes sedes y foros multilaterales, con la más amplia participación de sus países miembros. Nunca para competir con otros formatos de representación de los países del Sur, sino para fortalecerlos y complementarlos.

Necesitamos seguir perfeccionando de modo permanente los métodos de trabajo del Movimiento. El cumplimiento del Plan de Acción que nos hemos trazado, constituye una herramienta indispensable en la determinación de nuestras prioridades y las tareas a cumplir.

Debemos todos trabajar desde ahora para asegurar una exitosa XV Conferencia Cumbre de Jefes de Estado o de Gobierno en Egipto, en el venidero mes de julio. Evaluar de modo crítico lo realizado hasta hoy y trazarnos objetivos y metas que respondan a los problemas y desafíos actuales y del futuro.

Finalmente deseo expresar, a nombre de Cuba, el agradecimiento de nuestro Gobierno y de todo nuestro pueblo a la firme e invariable solidaridad del Movimiento de Países No Alineados con la Revolución cubana, en particular por su permanente reclamo de que se ponga fin al injusto bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos.
Las medidas que recientemente anunció el Presidente Obama, si bien son positivas, su alcance es mínimo. El bloqueo quedó intacto. No hay pretexto político ni moral que justifique la continuidad de esa política.

Cuba no ha impuesto sanción alguna contra los Estados Unidos ni contra sus ciudadanos. No es Cuba la que impide a los empresarios de ese país hacer negocios con el nuestro. No es Cuba la que persigue las transacciones financieras realizadas por los bancos norteamericanos. No es Cuba la que tiene una base militar en territorio de los Estados Unidos contra la voluntad de su pueblo, etcétera, etcétera, etcétera, para no hacer interminable la lista y por lo tanto, no es Cuba la que tiene que hacer gestos.

Hemos reiterado que estamos dispuestos a hablar de todo con el gobierno de Estados Unidos, en igualdad de condiciones, pero no a negociar nuestra soberanía ni nuestro sistema político y social, el derecho a la autodeterminación, ni nuestros asuntos internos.
Y si quieren discutir de todo eso y por lo mismo así lo expresamos recientemente en Venezuela, en una Cumbre del ALBA: discutirlo todo, todo, todo, lo nuestro, pero también lo de ellos en igualdad de condiciones.

La fuerza mayor de nuestro Movimiento radica en su unidad dentro de la diversidad que nos caracteriza. Esa ha sido la premisa fundamental del ejercicio de la presidencia cubana durante estos casi tres años de mandato.

No albergo la menor duda de que el Movimiento de Países No Alineados seguirá siendo un actor fundamental y constructivo en los debates internacionales. Cuba mantendrá su empeño en contribuir con ese objetivo.

Les deseo éxitos en esta Reunión Ministerial.

Muchas gracias.