Comunicado del Centro Delàs con motivo de la reunión de la OTAN en Chicago (21 y 22 de mayo de 2012)
La recientemente finalizada cumbre de la OTAN en Chicago quería confirmar la hoja de ruta de la coalición internacional en la guerra de Afganistán, con lo que el Gobierno de EE.UU. pretendía una retirada ordenada de las fuerzas multinacionales de los 50 países comandados por la OTAN allí presentes, con el objetivo de compartir el esfuerzo militar y económico de esta costosa guerra hasta la retirada prevista el 2014. Pero esto no ha sido posible, el nuevo presidente de Francia, François Hollande, fruto de su compromiso electoral del programa que le ha llevado a la presidencia francesa, ha dicho que retira las tropas de manera unilateral este mismo año abriendo un escenario incierto sobre el futuro de la Alianza Atlántica. El presidente español ha confirmado que la presencia del ejército español está asegurada hasta el final de la misión. Es decir, que se seguirán dedicando centenares de millones de euros de los Presupuestos Generales del Estado cada año a una guerra que, después de más de diez años (bombardeos, invasión y ocupación), ofrece un balance catastrófico.
La segunda cuestión tratada en la cumbre de Chicago afecta de manera especial al Estado español. Ha sido la confirmación de la instalación en la base militar de Rota (Bahía de Cádiz) del escudo antimisiles con el que Estados Unidos pretende proteger Norteamérica y Europa de un ataque con misiles balísticos. Este «Escudo», que supuestamente tiene que protegernos de ataques, abre la puerta a que los países rivales de EE.UU. y sus aliados (es decir, España) desarrollen tecnologías capaces de burlar y hacer vulnerable el Escudo, con lo cual se favorece el relanzamiento de nuevas carreras de armamento. En este sentido, el Estado español prevé dotar sus fragatas del sistema antimisiles Aegis, el mismo del Escudo y que supone un gasto de 200 millones de euros para las arcas públicas. Pero lo que es más grave es el seguidismo de España de la estrategia militar de EE.UU., que nos pondrá en el punto de mira de los enemigos del belicismo norteamericano.
La guerra contra el terrorismo lanzada por EE.UU. en Afganistán no parece que haya servido para acabar con el terrorismo internacional, sino que diez años después hay más posibilidades de que sucedan ataques terroristas. Porque los medios militares no sirven para combatir un fenómeno tan complejo como el terrorismo, que necesita de una combinación de políticas de seguridad interna (ayuda al desarrollo, derechos humanos y construcción de paz) que la lógica militar no contempla. Algo parecido pasa con el Escudo antimisiles que se convierte en un peldaño más para la militarización de las relaciones internacionales, cuando lo que hace falta son políticas de seguridad humana compartidas entre todos los países del mundo. La activa participación de España en la OTAN no nos hace un país más seguro, sino que nos hace partícipes de las políticas militaristas de Estados Unidos.
Centre Delàs de Estudios por la Paz (Justícia i Pau)