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La paz y el desarrollo son mejores que la austeridad y la guerra

Fuentes: Instituto Tricontinental de Investigación Social

A medida que se intensifican la retórica y el gasto militar de EE.UU. y sus aliados, queda claro que el mundo debe alzarse y construir un camino alternativo, basado en la paz y el desarrollo.

La razón parece haber sido gradualmente abolida por el lenguaje de las bombas. Mientras los sistemas de armas se vuelven cada vez más “inteligentes”, el repertorio de instrumentos diplomáticos utilizados por los Estados del Norte Global se torna cada vez más tosco. Las y los diplomáticos estadounidenses y europeos han retomado el viejo hábito colonial de hablar fuerte y con brusquedad. Sermonean a lxs nativxs sobre lo que deben o no hacer, mientras ellxs hacen lo que les place. Si los pueblos nativos no están de acuerdo, los antiguos gobernantes coloniales simplemente amenazan con cortarles las manos o bombardear sus hogares.

Cuando la Corte Penal Internacional intentó abrir un expediente para investigar las atrocidades cometidas por Estados Unidos en Afganistán, Washington respondió revocando las visas de lxs fiscales y amenazando con sancionar a sus familias. Recientemente, el gobierno estadounidense sancionó  a la relatora especial de la ONU, Francesca Albanese, por su informe sobre la complicidad corporativa en el genocidio israelí contra el pueblo palestino. Este comportamiento, propio de la mafia, refleja la actitud histórica de los gobernantes coloniales, marcando un retorno a la época en que Occidente enviaba sus cañoneras para amenazar a nuestros países a comerciar en sus términos, en lugar de hacerlo en pie de igualdad. A esa conducta, durante el período colonial, se la llamaba “diplomacia de las cañoneras”. Hoy tenemos una versión actualizada: diplomacia de misiles nucleares.

La cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de 2025, realizada en La Haya, ofrece otro ejemplo de esta diplomacia de misiles nucleares. El comunicado final fue el más breve que se haya producido en una reunión de la OTAN, con apenas cinco puntos, dos de los cuales trataban sobre dinero. La Declaración de La Haya contó con solo 425 palabras, en contraste con las 5.419 palabras (44 párrafos) de la Declaración de Washington, emitida en la cumbre de 2024. Esta vez no hubo un análisis detallado sobre tal o cual amenaza, ni una evaluación extensa sobre la guerra en Ucrania o del apoyo ilimitado que le proporciona la OTAN. Mientras que la declaración de 2024 afirmaba que “el futuro de Ucrania está en la OTAN”, esa afirmación no aparece en la declaración de 2025. Lo que queda claro es que Estados Unidos no permitió una enumeración detallada de las obsesiones de la OTAN. En su lugar, se impuso la obsesión estadounidense: que Europa aumente su gasto militar para financiar el escudo protector que Estados Unidos extiende sobre el continente.

Presionados por Estados Unidos, los Estados miembros de la OTAN acordaron formalmente aumentar su gasto militar al 5 % de su Producto Interno Bruto (PIB) para el año 2035. Considerando que muchos de estos países no han alcanzado siquiera el objetivo previo del 2 %, la medida probablemente desate intensos debates internos dentro de la alianza. Según nuestros cálculos, como muestra el gráfico no 5 de HECHOS, arriba, los países de la OTAN gastan actualmente 2,7 billones de dólares en guerras. Si aumentan su gasto militar al 5 % del PIB, esta cifra ascenderá a 3,8 billones de dólares, es decir, un billón más que en los años anteriores.

Hussein Mirghani (Sudán), Sin título, 2019.

¿Qué más podría hacerse con un billón de dólares? Para empezar, se podría erradicar el hambre a nivel mundial en un plazo de 20 a 25 años. Eliminar de inmediato el hambre infantil, o saldar, en poco más de una década, la totalidad de la deuda externa de los países en desarrollo, que asciende a 11,4 billones de dólares. En la actualidad, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha advertido que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) no se alcanzarán para el año meta de 2030 y podrían retrasarse décadas, si no un siglo. Una de las áreas más alarmantes de retroceso es el ODS 2: Hambre cero. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que, en ausencia de crisis inflacionarias importantes o de alteraciones geopolíticas y geológicas, serían necesarios entre 40.000 y 50.000 millones de dólares adicionales al año para poner fin al hambre en el mundo. En lugar de ello, ese dinero se destina a destruir sistemas alimentarios, no a construirlos.

En 2024, el gasto militar mundial alcanzó los 3,7 billones de dólares. Ese mismo año, las Naciones Unidas aprobaron un presupuesto anual de apenas 3.720 millones de dólares (que incluye operaciones de paz). El presupuesto de la ONU, por tanto, representa solo el 0,1 % del presupuesto mundial en armamento. Resulta difícil observar estas cifras sin sentir la inutilidad de impulsar una agenda de paz entre los pueblos y diplomacia entre los Estados. Hay tanto por resolver y, sin embargo, se hace tan poco, dentro de este marco limitado, para abordar estos problemas.

Htein Lin (Myanmar), Loudspeaker [Altavoz], 2021.

Los Estados miembros de la OTAN aceptaron sin objeción el mandato del presidente estadounidense Donald Trump de aumentar el gasto militar al 5 % de su PIB. Debido a sus diversas restricciones neoliberales de deuda, tendrán que recortar el gasto social para financiar la producción y compra de armas. Alemania, que tiene el PIB más alto de Europa, sigue sumida en graves problemas sociales: por ejemplo, el 21,1 % de su población enfrenta riesgo de pobreza o exclusión social. El gobierno alemán, liderado por el canciller Friedrich Merz, ha prometido destinar 650.000 millones de euros en los próximos cinco años al gasto militar para alcanzar la meta del 5 % en 2035, una cifra que incluso el Financial Times califica de “asombrosa”. Para alcanzar esta promesa, Alemania necesitará recaudar unos 144.000 millones de euros anuales, principalmente mediante reasignaciones presupuestarias. Es decir, austeridad y más préstamos, o sea deuda, (el aumento de impuestos es poco probable, incluso en la forma regresiva del impuesto al valor agregado sobre el consumo).

En otras palabras, lo que Europa y Estados Unidos han adoptado es el camino de la austeridad y la guerra. Esa es su promesa al mundo para los próximos años. Mientras tanto, en la 17ª Cumbre de los BRICS en Río de Janeiro (Brasil), los países BRICS+, que ahora incluyen a Indonesia, optaron por una visión distinta. Su declaración abogó por programas “en beneficio de nuestros pueblos mediante la promoción de la paz, un orden internacional más representativo y justo, un sistema multilateral revitalizado y reformado, desarrollo sostenible y crecimiento inclusivo”. Las palabras clave aquí son paz y desarrollo.

Esa es la disyuntiva que se nos plantea: austeridad y guerra, por un lado, o desarrollo y paz por el otro.

Bayan Abu Nahla (Palestine), Break on the Beach [Descanso en la playa], 2023.

Frente a esta disyuntiva, nos indignamos, lloramos, salimos a las calles y nos negamos a aceptar cualquier camino que no sea el de la paz. Así se sentía el poeta iraquí Badr Shakir al-Sayyab (1926–1964) en 1953, tras ser expulsado de Irak por su participación en la fallida intifada iraquí de 1952 contra la monarquía. Más tarde ese mismo año, en Teherán, fue testigo del golpe de Estado respaldado por la CIA que derrocó al primer ministro Mohammad Mossadeq y restauró al sha de Irán. En 1954, escribió el extenso poema “Armas y niños” (الأسلحة والأطفال). A continuación, compartimos un fragmento:

“Hierro”
¿Para quién es todo este hierro?
Para una cadena que se enrosca en una muñeca
una cuchilla sobre el pecho o la vena
una llave abre la celda de quienes no son esclavos
una noria que recoge sangre.
“Balas”
¿Para quién son todas estas balas?
Para lxs niñxs miserables de Corea
lxs trabajadorxs hambrientxs de Marsella
para el pueblo de Bagdad y tantos más
para quien quiera salvarse
Hierro
Balas
Balas
Balas
Hierro…
Oigo al comerciante
y a lxs niñxs riendo,
y como el filo que cae antes de que la víctima lo perciba,
como un relámpago que estalla en mi mente
como una pantalla, como una herida abierta que sangra—
veo cráteres retumbando—
llenando el horizonte—llamas y sangre
que caen como aguacero, desbordándolo todo
Balas y fuego. El rostro del cielo
frunce el ceño cuando el hierro lo sacude
Hierro y fuego, fuego y hierro…
¡Luego el impacto, luego la bomba!
Truenos por doquier,
cuerpos sin vida y los escombros de una casa.
Hierro viejo para una nueva batalla
hierro… para nivelar este desierto sin agua,
donde lxs niñxs dibujaron en la arena
y donde lxs mayores creían estar a salvo.
“Paz”
Como si la chispa de las letras
fuera sepultada por la oscuridad de las cavernas,
junto con las esperanzas del primer ser humano.
¿Qué figura inscribió en las piedras,
empujado por la muerte: es una victoria,
un anhelo por el mejor de los mundos?

Esa es la disyuntiva: hierro o paz, balas o desarrollo. No hay paz posible a través de las armas, ni desarrollo posible a través de las balas. Es una elección. Debemos participar en esa elección. El silencio conduce a las armas, a las balas, a la guerra; tu voz, si se alza con fuerza, junto a otras, quizás nos lleve hacia la paz y el desarrollo, hacia la risa de niñas y niños que juegan sin miedo al ocaso.

Fuente: https://thetricontinental.org/es/newsletterissue/boletin-paz-desarrollo-otan-brics/