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La resistencia de los trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social definirá la suerte de cientos de miles de trabajadores mexicanos

Fuentes: CGH-Ho Chi Minh

En el caso del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el mandato del Banco Mundial ha sido explícito: los trabajadores deben pagar íntegramente el monto de la pensión que reciban durante su vejez y el fondo de pensiones debe ser manejado por los banqueros Si logran doblegar la lucha de los trabajadores del IMSS, seguirán […]

En el caso del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el mandato del Banco Mundial ha sido explícito: los trabajadores deben pagar íntegramente el monto de la pensión que reciban durante su vejez y el fondo de pensiones debe ser manejado por los banqueros

Si logran doblegar la lucha de los trabajadores del IMSS, seguirán los afiliados al ISSSTE y todos los trabajadores que aun cuentan con algún sistema digno de pensiones: petroleros, electricistas, telefonistas y los que trabajan para los gobiernos estatales. El objetivo de estos mandatos es claro: el gobierno debe dejar de «gastar» los recursos generados por los trabajadores del campo y la ciudad, en prestaciones sociales, y debe facilitar que los dueños del dinero se enriquezcan todavía más permitiendo a los banqueros jinetear el dinero de las pensiones y jubilaciones.

El año pasado, Fox y Santiago Levy (exdirector del IMSS), se pusieron al frente de la ofensiva contra los trabajadores del Seguro Social, pero gracias a la resistencia de estos compañeros los de arriba no pudieron imponerse del todo. Hicieron una reforma a la Ley del Seguro Social que tuvo dos implicaciones: una, que sólo el Consejo Técnico (CT) del Instituto definirá la contratación de nuevos trabajadores, con «criterios de productividad, eficiencia y competitividad», excluyendo cualquier participación del sindicato; y dos, que queda «prohibido» destinar recursos del presupuesto del IMSS para las pensiones de los futuros trabajadores.

Tras estas modificaciones, las autoridades del Seguro Social decidieron dejar de contratar personal, porque hacerlo ahora, bajo los derechos actualmente plasmados en el Régimen de Jubilaciones y Pensiones (RJP) del IMSS, no es nada «eficiente», «competitivo» ni «productivo». Es por ello que más de 20 mil plazas no han sido ocupadas, y los de arriba presionan, diciendo que sólo se cubrirán si se modifica el RJP que llevan dos años tratando de desbaratar. El mismo día que las reformas a la Ley del Seguro Social de agosto de 2004 entraron en vigor, las autoridades emitieron una circular donde se ordena a las dependencias «suspender los procesos de selección de personal». Ahora quieren responsabilizar a los trabajadores del IMSS de la ineficiencia que ha provocado la falta de personal, cuando son ellos los únicos responsables de esta situación.

Esta táctica de desprestigio no es nueva. Los gobiernos llevan años ahorcando financieramente al IMSS a través de disminuir la aportación de los patrones en enfermedades y maternidad, a través de destinar los recursos que debían ser usados en seguridad social a cosas como el pago de la deuda externa, el Fobaproa-IPAB y demás robos, y a través de quitarle al IMSS el manejo del fondo de pensiones de los trabajadores que laboran en la iniciativa privada, además de toda la corrupción que representa fugas de presupuesto. Después de que toman tales medidas, por todos los medios de comunicación lanzan una campaña infame culpando a los trabajadores del IMSS de la crisis en la institución, para hacernos creer que si no se eliminan sus pensiones, no será posible que el Seguro Social cuente con medicinas y equipo médico para la atención de los pacientes.

La caída de Santiago Levy: quitar un peón para avanzar contra el rey

Santiago Levy, de línea dura, impulsó hasta el cansancio las políticas neoliberales dentro del Seguro Social. Como director, trabajó constantemente por el desmantelamiento del IMSS como institución pública, y nunca buscó ni aceptó un diálogo verdadero con los sindicalizados. Por ello, para los trabajadores estaba claro: en la defensa de las conquistas laborales y del IMSS como patrimonio del pueblo mexicano, Levy era un enemigo a vencer.

Ahora, con su renuncia que rápidamente aceptó Vicente Fox, seguramente muchos compañeros estarán contentos, y no es para menos. El haberse quitado de encima a un personaje tan nocivo para el Instituto, tan déspota y autoritario como Santiago Levy, es un resultado de la invaluable resistencia de los trabajadores. El mismo Comité Ejecutivo Nacional (CEN), encabezado por Vega Galina, que ya había pactado con Santiago Levy la modificación del RJP, tuvo que retractarse de ese pacto y desmarcarse de Levy, ante la oposición clara y contundente de los trabajadores de base.

Pero esto de ninguna manera significa que el gobierno y los de arriba hayan renunciado a sus aspiraciones. Santiago Levy les representaba ya un estorbo por la polarización que había generado, que alejaba cada vez más la posibilidad de que el CEN pudiera volver a pactar con él. En estas condiciones, se potenciaba el peligro de que los trabajadores del IMSS llegaran a una huelga que fuera cubierta de solidaridad por los electricistas agrupados en el SME, por los estudiantes y por muchos otros contingentes, sacudiendo al país entero y dejando al gobierno muy mal parado frente a las elecciones presidenciales por venir.

Además, quitar a Levy le permite al gobierno mostrar ante la opinión pública una nueva cara, la de Fernando Flores, que se presenta como «conciliador», «mediador» y «dispuesto al diálogo», buscando con ello reforzar la presión social contra los trabajadores para que éstos se sientan obligados a ceder.

Es evidente que en el centro de la decisión de quitar a Levy se encuentra la necesidad de volver a llegar a un acuerdo «en lo oscurito» con el CEN del sindicato para relanzar el ataque contra los trabajadores, pero esta vez en mejores condiciones. No olvidemos que Vega Galina es priísta y, en realidad, ni él ni su partido estuvieron nunca en contra de llegar a un acuerdo con el gobierno.

¿Cuál fue el pacto establecido por Vega Galina con el gobierno a cambio de la caída de Levy? Por ahora no se sabe con precisión, pero lo que ya es claro, es que el CEN está abriendo las puertas para una modificación del RJP que afecte tanto a los futuros trabajadores, como a los activos y jubilados actuales.

Las propuestas que están hoy en el tapete de la discusión

Vega Galina pretende abrir la negociación con el gobierno y las autoridades presentando una propuesta, a nombre de todos los trabajadores, que incluye: (1) que la cotización quincenal de los activos y jubilados pase de 3% a 10%, a través de aumentos progresivos de 1% anual; (2) que los requisitos para jubilarse sean dos: llevar 35 años de servicio y tener cuando menos 60 años de edad; (3) una disminución real del monto de la pensión, por la vía de establecer que en ningún caso puede rebasar el 100% del último salario.

Sobre esto, es importante considerar dos cosas. En primer lugar, si en la mesa de negociaciones el sindicato abre con una propuesta así, podemos estar seguros que el resultado final será mucho peor.

En segundo lugar, abrir la posibilidad de que sea modificado el RJP es abrir el camino para que el gobierno elimine el derecho a pensión. No olvidemos que ese es el objetivo. Se trata de dejar de destinar recursos para las pensiones de los ancianos de hoy y de mañana, y se trata también de que los recursos del fondo de pensiones vayan a manos de los banqueros.

Inicialmente, pueden incluso aceptar una modificación parcial, si con ella logran doblegar la resistencia de los trabajadores. Pero podemos estar seguros de que luego vendrán por lo que les falta.

Los estudiantes sabemos muy bien lo difícil que es enfrentar las campañas en las que se señala a los que luchan como intransigentes, como gente que busca mantener privilegios, como quienes quieren que el gobierno les resuelva todo. Pero también sabemos de la crucial importancia que representa no doblegarse ante tales calumnias, defendiendo con firmeza lo poco que a los de abajo nos queda.

Además, el despojo que hemos sufrido durante años y años nos ha enseñado a no creer en las declaraciones de los de arriba. Tenemos muy claro que cada peso que el gobierno deje de gastar en las pensiones de los trabajadores del IMSS, será un peso que no se destinará a aumentar el gasto en medicinas y equipo medico, que no será utilizado en mejorar la seguridad social. Cada peso que se ahorren por eliminar derechos y prestaciones, irá a parara a cosas como el pago de la deuda externa y los rescates de todo tipo de empresarios y banqueros. Por eso, contrario a lo que afirman en la campaña de desprestigio, la resistencia intransigente de los compañeros del IMSS es la mejor forma de defender la seguridad social, igual que nuestra intransigente defensa de la gratuidad de la UNAM fue un paso fundamental para mantener a esta institución como tal.

Por todo esto, los estudiantes debemos estar al lado de los compañeros del IMSS, cerrando filas con ellos en torno a la consigna: ¡Al RJP no se le modifica ni un punto ni una coma!

Cuando Vicente Fox declara que: «la necesidad de modificar los sistemas de retiro tanto en el IMSS como en el ISSSTE no implica tocar o restar los derechos ganados con esfuerzo y trabajo por quienes ya han laborado buena parte de su vida, o a quienes incluso ya se han jubilado», debemos recordar que ya escuchamos declaraciones del mismo tipo en boca de Gil Díaz (secretario de Hacienda) y de González Roaro (director del ISSSTE). Pero cuando analizamos su propuesta de modificación a la Ley del ISSSTE descubrimos que consideran que los trabajadores actuales no se han ganado el derecho a una pensión como establece la ley actual. Dicen que el único derecho que pueden reclamar los trabajadores actuales es que las aportaciones que ya hicieron al fondo de pensiones, sean tomadas en cuenta a la hora de crear la cuenta de ahorros individual de cada trabajador en una AFORE.

Pero además, aun cuando la reforma sólo afectara a los futuros trabajadores, ¿creen acaso que los trabajadores actuales son tan mezquinos para entregar las pensiones de los que vienen atrás de ellos? ¿Creen que pueden chantajearlos diciendo que a ellos sólo les disminuyen una parte a cambio de que acepten que le quiten todo a los que vienen detrás? Por supuesto que no. Así como nosotros hicimos una huelga para que la UNAM siguiera siendo gratuita para los futuros estudiantes, los trabajadores del IMSS pelearán por las pensiones de los que les seguirán. Por eso los estudiantes debemos cerrar filas con ellos exigiendo codo a codo la derogación de las reformas aprobadas en 2004, y diciéndole fuerte y claro a Fox, Fernando Flores y Vega Galina: ¡el derecho a la pensión de los actuales y futuros trabajadores no se toca!

Sí, la pelea será dura, pero no cabe duda que vale la pena, porque es mucho lo que se juega en esta batalla.

Llevamos más de 20 años oyendo que con las reformas neoliberales al país le irá mejor, y lo que hemos visto es que a los que les va mejor es a los de arriba, al gran capital, a los diputados, senadores, magistrados, gobernadores, presidentes, etc, y que los de abajo cada vez estamos peor. ¡Debemos ponerles un alto a esta eterna marcha hacia atrás!

Sí hay recursos para los derechos de los trabajadores

El pretexto que utilizan para impulsar tal canallada, es, como siempre, la «carencia de recursos». La «falta de dinero» porque los trabajadores «laboran pocos años y aportan pocos recursos», o porque «ya viven más años gracias al aumento de la esperanza de vida». Puros engaños.

Los asalariados producen una riqueza inmensa, que alcanza y sobra, entre muchas otras cosas, para darle una pensión digna y justa, no sólo a los trabajadores del IMSS, ni a todos los trabajadores formales, sino a toda la población mayor de 65 años del país. Se ha demostrado que con el 3.5% del PIB de nuestro país se puede asegurar una pensión de 5 mil pesos mensuales a todos y cada uno de los viejos mexicanos, desde Yucatán hasta Mexicali, independientemente de si fueron obreros, empleados o campesinos. Es decir, es perfectamente posible no sólo que se mantengan las pensiones actuales para los trabajadores que aun cuentan con ese derecho, sino incluso, que exijamos que ese derecho cubra también a los que nunca han contado con él.

Pero el gobierno ha decidido destinar los recursos de nuestro pueblo, producidos con el trabajo y el esfuerzo de los trabajadores, en otras cosas.

Por ejemplo, en la víspera de la definición del presupuesto para el año 2006, la propuesta de los políticos que nos «representan» es que se presupueste el precio del petróleo mexicano 20 dólares por debajo de lo que algunos expertos en el tema aseguran estará en realidad durante todo el año que viene. Esto quiere decir que miles de millones que el gobierno va a ganar por la exportación de petróleo, no serán presupuestados; recursos que el Estado va a tener y que no quiere gastar en educación, salud o vivienda que nuestro pueblo tanto necesita. Y por supuesto, mucho menos en una pensión digna para los trabajadores del IMSS y para todos los viejos del país. El gobierno neoliberal pretende que todo ese dinero de la nación sea, como ha ordenado el Banco Mundial, para el pago de la deuda externa. Mientras tanto exigen: ¡quien quiera derechos que los compre!, ¡el que quiera una pensión, que la pague!; así de cínicos son los que nos gobiernan.

Cada uno de ellos le roba a nuestro pueblo cientos de miles de pesos al mes: Mariano Azuela, de la SCJN, gana más de 700 mil pesos mensuales, Vicente Fox gana más que Bush y que muchos de los presidentes más déspotas del primer mundo, al Fobaproa-IPAB le destinan 10 veces más que al presupuesto anual de la UNAM, y por ejemplos podríamos no parar.

¡No tenemos por qué aceptar esta situación! Por supuesto que México es rico. Sus 70 millones de pobres no son resultado más que de la pésima distribución del ingreso nacional, de la corrupción y de la injusticia que este sistema capitalista nos impone, y que nos obliga cada vez más a organizarnos para derrotarlo.

Esta lucha es de todos, ¡ni un paso atrás!

Los compañeros del IMSS tienen nuevamente en sus manos el futuro de muchos trabajadores y el futuro de los que mañana seremos trabajadores. Por eso, la lucha de los compañeros del IMSS es una lucha de todos.

Si los de arriba avanzan contra las pensiones, las cosas no van a quedar ahí. Después arremeterán con todo para llevarse el agua, el petróleo, la educación, la electricidad, para quitarnos más derechos sociales y laborales, para imponernos IVA en alimentos, medicinas y libros, y todas las reformas que, en la lucha, los estudiantes, los electricistas, los médicos, enfermeras, maestros, trabajadores y pueblo en general han detenido.

En días pasados, trabajadores telefonistas denunciaron la intención de su patrón, Carlos Slim, y de su secretario general, Hernández Juárez, de imponer una reforma que aumente en 5 años el tiempo de trabajo para alcanzar la jubilación. Hernández Juárez es «un cínico en busca de más poder… candil de la calle y oscuridad en su casa», afirmaron los telefonistas, pues dice apoyar a los trabajadores del Seguro Social en su defensa del RJP, pero dentro del sindicato telefonista «cabildea una iniciativa» para golpear ese derecho. En el mismo sentido, el gobierno federal «propuso» al sindicato de la CFE «aumentar los años de labores para aspirar a la jubilación». Y en ese mismo canal, Juan Ramón de la Fuente ha declarado su aceptación de modificar la Ley del ISSSTE.

Arriba, los funcionarios gubernamentales, los empresarios y todos los que se sirven del poder, lanzan su campaña de desprestigio. Los de abajo, los estudiantes, campesinos, colonos, indígenas, trabajadores, amas de casa, organizaciones sociales y populares, los integrantes de la Otra Campaña que pretende ser un lazo que una todas las luchas de nuestro pueblo, todos, debemos cerrar filas con los trabajadores del IMSS, quienes ahora encabezan la lucha de todo el pueblo contra el despojo.

¡Resistir y Construir!