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Venezuela

La revolución de cada día

Fuentes: Diagonal

El barrio de La Vega, como otros muchos de la periferia de Caracas, no existía para las instituciones. Ni siquiera aparecía en el plano de la ciudad. Sin embargo ha sido desde siempre un referente de lucha popular: el primer levantamiento de esclavos que hubo en Caracas ocurrió en las haciendas de La Vega. Bolívar […]

El barrio de La Vega, como otros muchos de la periferia de Caracas, no existía para las instituciones. Ni siquiera aparecía en el plano de la ciudad. Sin embargo ha sido desde siempre un referente de lucha popular: el primer levantamiento de esclavos que hubo en Caracas ocurrió en las haciendas de La Vega. Bolívar utilizó sus caminos para llegar a la capital y se apoyó en sus habitantes para hacer presión sobre los españoles. El barrio siempre acogió y protegió a refugiados políticos. En los años ’60 fue foco de movimientos de guerrilla urbana. La Vega ha mantenido la tradición ‘cimarronera’: la resistencia a ‘dejarse domesticar’. Esta idiosincrasia, enraizada en la cultura negra e indígena de sus habitantes, se manifiesta también en su música, sus bailes y sus ritos tradicionales, cuya máxima expresión son las celebraciones de la noche de San Juan, a quienes los vegueños definen como «un santo bien gozón y borracho, a la manera de nosotros». El mestizaje cultural ha transformado el catolicismo de los españoles en una religiosidad de rebeldía y libertad, valores que definen su identidad cultural y política.

La Vega fue y sigue siendo un espacio de discusión y construcción política, con una estructura de autoorganización reivindicativa que no hace tanto impulsaba huelgas de hambre y ocupaciones de sedes institucionales para exigir dotaciones urbanas básicas como agua, electricidad, pavimentación de las calles, escuelas e instalaciones comunitarias. Hoy, una vez conseguida la titularidad de la tierra, sus objetivos comprenden también la formación, la convivencia entre los vecinos y el fortalecimiento de redes. La idea de ‘revolución dentro de la revolución’ implica, entre otros muchos frentes, que «son las instituciones las que han de venir al barrio y no el barrio el que ha de acudir a las instituciones»: un principio que promueve una creciente movilización de los vecinos y un fortalecimiento de las estructuras de acción popular.

Francisco nos lo cuenta: «Ser de La Vega es muy complejo, La Vega es un barrio que, como todos los barrios, permite la relación entre los vecinos con todo y sus pequeños problemas, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, pero lo importante es vivir, estar aquí en el espacio, saber que fue un asentamiento indígena, que fue refugio de perseguidos políticos, que fue y sigue siendo espacio de construcción política».