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Víctimas de tormentas tropicales y políticas

La tragedia de Gonaives, Haití

Fuentes: CounterPunch

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

El primer ministro Gerard Latortue voló a Gonaives el 20 de marzo y fue saludado por una inmensa y ruidosa multitud de miles. Durante la celebración, Latortue abrazó a elementos de las bandas y del antiguo ejército que ayudaron a derrocar al gobierno democrático del presidente Jean-Bertrand Aristide calificándolos de «combatientes por la libertad». Desde entonces, Latortue y su gobierno han hecho poco por tomar el control de la tercera ciudad por su tamaño de Haití y han permitido que jefes de las pandillas como Buteur Metayer y Wilfort Ferdinand la dirijan como si fuera su feudo privado.

Una de las primera víctimas de la campaña de represalias políticas contra presuntos partidarios de Aristide, bajo la dirección de los «combatientes por la libertad» en Gonaives, fue Biwo Pwoteksyon Civil u Oficina de Protección Civil.

Esta institución, políticamente benévola, fue establecida en cooperación con el gobierno municipal local con subsidios de la Agencia de Desarrollo Internacional de EE.UU. (USAID) y fue administrada a través de la Fundación de Desarrollo Panamericana (PADF, por sus siglas en inglés). El sitio en la red de PADF lo confirma: «Los esfuerzos de reacción ante las emergencias y de reconstrucción de PADF son complementados con la capacitación comunitaria en la preparación para desastres. El entrenamiento atenuante promueve el desarrollo de planes de acción civil que permiten que las comunidades identifiquen prioridades y refuercen la infraestructura básica. El año pasado, se formaron 23 comités locales de protección civil y más de 5.000 personas fueron entrenadas en concienciación de desastres para lograr comunidades más seguras». Desgraciadamente, con el primer desastre representado por la destrucción de la autoridad constitucional en Haití, promovido en Washington, París y Ottawa, todos esos dólares del contribuyente que USAID invirtió en la preparación para el tipo de calamidad que acaba de azotar a Haití, también fueron desperdiciados.

Los programas de USAID y de PADF fueron establecidos para confrontar precisamente este tipo de desastre en el norte de Haití. Había componentes que vigilaban las tormentas tropicales que se aproximaban y suministraban una red de advertencia y de preparación diseñada para planificar una reacción ANTES de que ocurriera el desastre. Los planes incluían el asesoramiento anticipado de las comunidades sobre las tormentas que se aproximaban y en su preparación ante ellas mediante el almacenamiento de grandes existencias de agua potable, alimentos, suministros médicos y carpas portátiles para los desplazados de sus hogares. Cuando llegó la tormenta tropical Jeanne esas estructuras ya no existían y todos los participantes entrenados y competentes del programa habían sido expulsados hace tiempo del área y sus oficinas saqueadas e incendiadas. En ninguna parte fue más evidente esta situación que en Gonaives donde numerosas personas que estaban asociadas con el gobierno Aristide y su partido Lavalas, fueron, según se informa, arrastrados por las calles y quemados vivos.

En lugar de restablecer el control del Estado y reconstruir la infraestructura necesaria destruida después del golpe del 29 de febrero, Latortue mantuvo una política de abandono benévolo y de acomodo con los matones de la región que ha llevado a tantas innecesarias muertes y al sufrimiento causado por la tormenta tropical Jeanne. Para ser justos, la culpa no es exclusiva del gobierno instalado por EE.UU. La administración Bush tiene gran parte de la culpa por la situación actual por imponer un cambio de régimen mal concebido que ha reemplazado lo que consideraban un Estado fracasado por uno aún peor.

También Naciones Unidas tiene una gran responsabilidad por las pandillas armadas y los elementos del antiguo ejército que dificultan los esfuerzos de ayuda en el norte de Haití. Como el acomodo de Latortue con las pandillas en Gonaives, las fuerzas de la ONU han permanecido pasivas mientras el antiguo ejército se apoderaba de varias ciudades en el norte. La excusa oficial de la ONU fue que no tienen suficientes fuerzas en el terreno para impedir que el antiguo ejército se apodere del control de la región. Parece que para cuando tengan las fuerzas necesarias para enfrentar a los antiguos militares, estos ya habrán encontrado socios en la capital Port au Prince. Esto no promete nada bueno para los habitantes de Port au Prince si un desastre natural llegara alguna vez a afectar a la capital junto con el actual desastre político tal como sucedió en Gonaives.

La ONU y Latortue son ambos víctimas de sus propias políticas fracasadas y en última instancia de la política fracasada de la administración Bush en Haití. Los que sufrirán más como resultado de estos fracasos son los que dicen que han venido a esta isla a ayudar. La falta de planificación y de reacción ante este desastre, que es el resultado de la deficiente toma de decisiones políticas, ha resultado en más sufrimiento para el pueblo de Haití durante este tiempo de crisis.

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Kevin Pina es un reportero independiente. Su correo es: [email protected]



http://www.counterpunch.org/pina09272004.html