La Unión Europea y Estados Unidos aseguran que no tienen nada que ver con la represión de la Junta Militar birmana . Bruselas y Washington recuerdan que aplican, desde hace una década, un embargo de armas, de servicios financieros y otras medidas a los dictadores de Yangón. Lo que no dicen es que ese embargo […]
La Unión Europea y Estados Unidos aseguran que no tienen nada que ver con la represión de la Junta Militar birmana . Bruselas y Washington recuerdan que aplican, desde hace una década, un embargo de armas, de servicios financieros y otras medidas a los dictadores de Yangón. Lo que no dicen es que ese embargo no impide que la petrolera francesa Total sea el primer socio comercial de la Junta, con la inestimable cooperación de la estadounidense Chevron Texaco, vía ex-Unocal.
Mucho se ha hablado del peso de China e India en el meollo birmano, pero lo cierto es que París es hoy uno de los principales apoyos económicos de la Junta. Según la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), la multinacional francesa del petróleo Total aporta un 7% del presupuesto del Estado de la Junta. Y ello por la vía del acuerdo que la convierte en operador exclusivo de un yacimiento en alta mar y del gasoducto de Yadana, que lleva hasta Tailandia.
Total y Unocal construyeron ese gasoducto mediante numerosas subcontratas locales. A principios de los años 2000, estalló el escándalo: En el país más corrupto del mundo , los subcontratistas eran familiares de los generales y obligaban a trabajar a la gente a punta de pistola. Total y Unocal (hoy propiedad de Chevron), fueron sentadas en el banquillo de los acusados por las víctimas del trabajo forzado.
Total empleó una defensa curiosa. En 2003, pidió un informe sobre su filial birmana a un consultor cuyo nombre no dice nada. Se trata de BK Conseil, gabinete que recibió, según fuentes concordantes, 25.000 euros. Detrás de BK se esconde un nombre más conocido: Bernard Kouchner , hoy ministro francés de Exteriores.
Kouchner es el canciller del país que preside actualmente el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y de momento no se ha pronunciado a favor de un embargo económico a Yangón.En su informe de 2003, Kouchner disculpaba a Total. Pese a que no había investigado, afirmaba alto y claro que las denuncias por esclavitud era «alegaciones fantasiosas».
Pese a considerar que se trataban de unas «alegaciones fantasiosas», en noviembre de 2005 Total se apresuró a indemnizar a ocho birmanos y a untar copiosamente a una pseudo ONG. A cambio, claro está, de una retirada de la querella criminal por trabajo forzado.
El yacimiento de Yadana, junto con el de Yetagun, no es sólo un asunto económico. Es la fuente directa de poder de la Junta Militar birmana, otorgado por las propietarias Total, Chevron, la poco conocida PTTEP de Tailandia, la malaya Petronas y la japonesa Nippon Oil. China e India están interesadas por las reservas de gas inexploradas, para las que Dehli se ha aliado con la firma coreana Daewoo.