Recomiendo:
0

Las nuevas claves para el análisis de la acción colectiva en Honduras

Fuentes:

Introducción El objetivo del presente artículo es aportar algunos conceptos y enfoques, considerados claves nuevas para el análisis de la acción colectiva. Se trata de evidenciar mediante el análisis teórico y la evidencia empírica, como el viejo paradigma clásico de análisis de la acción colectiva es insuficiente para dar cuenta de la realidad, y cuáles […]

Introducción

El objetivo del presente artículo es aportar algunos conceptos y enfoques, considerados claves nuevas para el análisis de la acción colectiva. Se trata de evidenciar mediante el análisis teórico y la evidencia empírica, como el viejo paradigma clásico de análisis de la acción colectiva es insuficiente para dar cuenta de la realidad, y cuáles son las nuevas claves a considerar en el análisis.

¿Qué incluye la acción colectiva?

La forma más clásica y conocida de acción colectiva, son los movimientos sociales. Un movimiento social tiene densidad histórica en el sentido que es portador de proyectos, que tienen como finalidad transformar o conservar la sociedad o esferas relevantes en la sociedad. No todo lo que se mueve es actor, puede ser simplemente un agente; como no todo actor es portador de proyecto histórico. Los movimientos sociales se caracterizan por mantener cierta estabilidad en el tiempo y por tener cierto grado de organización e institución.

Ejemplos clásicos de movimientos sociales han sido los movimientos obreros y campesinos, disputados en muchas ocasiones en su rol de sujeto central por el movimiento estudiantil y algunos gremios profesionales. En la actualidad, la visibilidad más concreta del movimiento social en Honduras está constituida por el Bloque Popular y la Coordinadora Nacional de Resistencia. Fuera de estos movimientos sociales, no se observan acciones y discursos prometedores de una sociedad alternativa.

Los actores sociales se caracterizan por ser portadores de demandas concretas y específicas, ligadas específicamente a mejorar condiciones sociales de un sector social en particular. Tienen importantes niveles de organización e institucionalización, así como estabilidad en el tiempo y en el escenario nacional o local. En los últimos años en Honduras, una buena muestra de actor social relevante lo ha constituido el gremio magisterial.

A nivel de agentes y movilizaciones, lo que se tiene son demandas expresadas de múltiples formas reclamando derechos humanos y ciudadanos. Los niveles de organización, institucionalización y estabilidad en el tiempo son débiles. Una muestra de este tipo de acción colectiva lo constituye en el país, movilizaciones como la Marcha por la Vida y acciones de cabildeo que desarrollan plataformas organizaciones y ONGs.

El viejo paradigma de análisis de la acción colectiva

¿Por qué no es posible seguir analizando los actores sociales con el paradigma clásico? Básicamente porque ha cambiado la matriz – sociopolítica de la sociedad. Hablamos de matriz sociopolítica a la forma como se relacionan e interactúan el Estado, Sistema Político y Sociedad Civil o Base Social. Clásicamente en esta matriz corresponde al Estado la dirección y unidad de la sociedad, al sistema político la agregación de demandas y presentación, y a la sociedad civil, expresión de la diversidad y participación. Durante los años de la dictadura y autoritarismos, el Estado acaparaba todos los roles y fragmentaba y minimizaba tanto al sistema de representación como a la misma sociedad civil o base social.

El análisis de la acción colectiva desde el paradigma clásico se caracterizar por: unidad y correspondencia entre estructura y actor, predominio de la estructura sobre el actor y la existencia de de un eje central que ordena la acción colectiva y la conformación de los actores sociales. Lo importante y lo que contaba eran las estructuras, no los sujetos y actores.

El nuevo paradigma de análisis de la acción colectiva

Se ha configurado una nueva sociedad, donde han aparecido nuevas formas de acción social y nuevos actores. Mujeres, indígenas, jóvenes, ambientalistas, etc. Plantean nuevas demandas y desarrollan procesos de construcción de identidad y de su subjetividad.

No es posible seguir pensando en un actor central portador de un proyecto de nueva sociedad. Nos encontramos ante la diversidad de sujetos y actores. Cada actor y sujeto quiere y exige representar sus propias demandas, no está dispuesto a delegar en otro actor que se autodenomina representante de toda la sociedad.

Este nuevo paradigma de análisis no puede dejar de lado el proceso de globalización a nivel mundial, que ha incorporado otros matice a la acción colectiva. Así se han conformado actores globalizados, conocidos como movimientos anti-globalización.

En el nuevo paradigma de análisis de los actores, el tema identitario es fundamental, pues los actores se sienten y asumen como jóvenes, mujeres, indígenas, de la tercera edad, con discapacidades, ambientalistas, etc. «más que nacionales de un país, o seguidores de una ideología o realizadores de alguna función o miembros de una profesión».

Pero, ¿por qué ya no la posibilidad de un sujeto central, nacional – popular y revolucionario? Siguiendo a Carretón por las siguientes situaciones:

1. La relativa consolidación de los sistemas político – institucionales que tienden a sustituir la dictaduras y las modalidades revolucionarias de décadas precedentes. 2. Agotamiento del modelo de desarrollo hacia adentro – industrialización del rol del Estado y su reemplazo por fórmulas que asignan prioridad al papel del sector privado y buscan insertarse en la economía globalizada y dominada pro las fuerzas transnacionales del mercado. 3. Transformación de la estructura social, con el aumento de pobreza, las desigualdades, la marginalidad y la precariedad de los sistemas laborales». 4. Crisis de las formas clásicas de modernización y de cultura de masas norteamericana predominantes en las elites dirigentes, y el reconocimiento y desarrollo de fórmulas propias e híbridas de modernidad.

Toda esta situación anterior ha dejado un vacío en el marco de las relaciones Estado – Sociedad, que se ha pretendido llenar desde tres propuestas:

1. El neoliberalismo que busca sustituir o cuando menos minimizar la política. Se ampara en una política instrumental que busca sustituir la acción colectiva por la razón tecnocrática y donde la lógica del mercado parece aplastar cualquier otra dimensión de la sociedad. Desde esta posición se busca despolitizar la sociedad al plantearse que lo único importantes es: «resolver los problemas concretos de la gente». 2. Hay una postura crítica desde la sociedad civil, crítica frente al Estado y la misma política. Es la antipolítica que promueven algunos sectores de la sociedad civil. El argumento es: «donde hay política y políticos de cualquier signo que sea, no podemos participar». 3. De una u otra manera, las dos propuestas anteriores debilitan la legitimidad del Estado y de la política. Hay una tercera propuesta, que busca resolver tal deficiencia, es la visión más institucionalista del refuerzo del papel del Estado y de la democracia representativa, buscando evitar la destrucción de la sociedad por el mercado, los poderes fácticos o el particularismo de la reivindicaciones identitarias y corporativas. (Garretón: 2002)

Asistimos a una acción colectiva más en función de ejes que dan sentido a la acción, que de estructuras y posiciones ideológicas.

En la actualidad puede clasificarse la acción colectiva a través de 4 ejes: uno, la democratización política; dos, la democratización social o lucha contra la exclusión y por la ciudadanía; tres, la reconstrucción y reinserción de las economías nacionales o la reformulación del modelo de desarrollo económico, y cuatro, la redefinición de un modelo de modernidad.

La democratización política

Este tipo de acción se enmarca en lo que se conoce como el proceso de democratización. La lucha por la reforma política juega un papel central, si bien es cierto, que los principales protagonistas de las reformas son los partidos políticos, los movimientos de la sociedad civil juegan un importante papel para evitar que las reformas se empantanen o se desnaturalicen. La profundización de la democracia, es la principal meta en este tipo de acción colectiva.

Estos movimientos tienden a privilegiar como forma de acción colectiva el cabildeo, la abogacía y la opinión pública por sobre las movilizaciones y las acciones de masas.

En este eje se ubican las acciones de redes, plataformas, movimientos ciudadanos, ONGs, organizaciones de derechos humanos, etc. que buscan profundizar la democracia. Movimientos significativos en Honduras de acción colectiva en este eje, han sido la lucha por la derogación del servicio militar obligatorio, el traspaso de la policía a manos civiles, la nueva forma de elección de la Corte Suprema de Justicia y las reformas judiciales en general y las reformas políticas.

La democratización social

Este eje está relacionado con la búsqueda de redefinición de la ciudadanía y con la superación de la pobreza y la exclusión social. Nunca como hoy se había redimensionado la ciudadanía como categoría analítica y sujeto social. Pero se da una paradoja, por un lado crece el significado y dimensión de la ciudadanía, y por otro, se debilitan las instituciones responsables de garantizar los derechos ciudadanos, civiles, políticos, sociales y económicos.

En este eje se pueden distinguir muy claramente dos direcciones en la acción. Uno, actores que se ubican en las reivindicaciones clásicas, debido a que ven amenazados lo que han sido conquistas y derechos históricos porque se está debilitando el Estado y sus instituciones responsables de garantizarlos. Aquí se pueden ubicar las demandas de los actores por salud, educación, trabajo, estabilidad laboral, aumentos salariales, etc.

La lucha magisterial, es de las más recientes que se han escenificado en el país. Algunos sectores de la sociedad y sobre todo del gobierno, quisieron hacer aparecer al movimiento magisterial como un movimiento corporativo, egoísta, y anti-solidario. Pero, al margen de otras valoraciones que se puedan hacer, lo que se estaba enfrentando era un sector social profesional, que no está dispuesto a ver disminuidas sus conquistas sociales; con el Estado que para seguir las políticas de los organismos internacionales y garantizar la estabilidad macroeconómica está dispuesto a reducir el gasto público por la vía de la reducción de las conquistas sociales.

En este eje de acción colectiva también se pueden identificar las acciones de actores que luchan contra la discriminación, como las demandas específicas de las mujeres, jóvenes, indígenas, etc.

La reconstrucción de la economía nacional y su inserción

La globalización, el neoliberalismo, los programas de ajuste estructural de la economía y los procesos de privatización de los servicios sociales y las empresas estatales que los administran, han dejado a la ciudadanía a merced de los poderes económicos nacionales y sobre todo transnacionales. El neoliberalismo ha generado fragmentación social y es un modelo completamente fracasado, porque su promesa de un desarrollo sostenible y sustentable ha quedado muy lejos.

Ante la situación anterior se ha desarrollado un movimiento de defensa, que articula actores clásicos y nuevos actores, que levantan las banderas de la anti-globalización, anti-neoliberales y anti-privatización de empresas estatales. La acción colectiva en este eje ha estado representada por las marchas y movilizaciones que ha desarrollado la Coordinadora Nacional de Resistencia, y el Bloque Popular.

La reformulación de la modernidad

En realidad este eje es una mezcla de los anteriores. Está recubierto por la ciudadanía. Aquí de incluyen las acciones colectivas que buscan reconocimiento e inclusión de sujetos agrupados en nuevas identidades, como la redefinición de los derechos de mas mujeres, jóvenes, indígenas, y otros.

A manera de lecciones aprendidas

1. Los actores y sociedad civil presentan una situación compleja. Los actores clásicos han perdido protagonismo social y político, están desarrollando acciones por defender las viejas conquistas históricas. De hecho, hay una mayor presencia de los nuevos actores, pero estos todavía no logran constituirse en movimientos estables. Están signados por una acción colectiva que aparece en calidad de públicos o en movilizaciones bastante esporádicas. Son actores con baja institucionalización y representación política.

2. Otro factor es que los medios de comunicación han tomado por asalto, la representación y agregación de demandas e intereses. Los medios de comunicación masiva realizan encuestas y sondeos de opinión, las que presentan como la voz de la ciudadanía. Esta está siendo, en alguna medida, una forma de sustitución de la movilización y representación social.

3. Como lo dice Garretón: «Hay menos espacios para políticas altamente ideologizadas, voluntaristas, pero hay una demanda que se hace a la política, la demanda de «sentido», lo que las puras fuerzas del mercado, el universo mediático, los particularismos o los meros cálculos de interés individual o corporativos no son capaces de dar». Lo que se visualiza «es una variedad de formas de lucha y movilizaciones más autónomas, más cortas, menos políticamente orientadas, relacionadas con las instituciones en lugar de ser comportamientos extra-institucionales, más orientadas hacia las inclusiones sectoriales, las movilizaciones parciales y la democratización e integración social gradual que hacia los cambios globales» (Garretón: 2002:22).

4. El vacío de sentido se hace más profundo, porque desde el Estado y los partidos políticos, como actores llamados a promover los espacios institucionales para el abordaje de las demandas; están sumidos en prácticas banales, cínicas y corruptas.

5. En el caso de los partidos políticos, estos se encuentran triplemente desafiados: desde arriba, por el debilitamiento del Estado como referente de la acción social, desde el medio, por los propios problemas de reorganización del sistema partidario y desde abajo por las nuevas organizaciones sociales que le disputan la intermediación de demandas.

6. El paradigma del neoliberalismo está en crisis, está a la defensiva ante la movilización de actores internos nacionales y actores con dimensión global. Ya no hay gobierno de América Latina que sostenga un discurso a favor del neoliberalismo, aunque en la práctica continúan desarrollando acciones de corte neoliberal. En palabras de Atilio Boron: «Las crisis enseñan, y vastos contingentes de nuestras sociedades han aprendido gracias a ellas qué es lo que se puede esperar de las políticas neoliberales. Lo que se comprueba en el momento actual es pues algo bastante peculiar: una llamativa disyunción entre el inocultable debilitamiento del impulso neoliberal en los ámbitos de la cultura, la conciencia pública y la política y, al mismo tiempo, su arraigada persistencia en el crucial terreno de la economía y el policy making (es decir, en las cabezas y en las decisiones de funcionarios, ministros de hacienda y economía, presidentes de bancos centrales, dirigencia política, etcéte ra)». (Boron: rebelión.org, 31/08/04)

7. Los actores sociales en Honduras han puesto al desnudo los cinismos e incapacidades del Estado y del sistema político para enfrentar la diversidad de demandas sociales. El punto de inflexión lo marca la movilización del 26 de agosto del 2003 que sentenció el fracaso del llamado «Gran Diálogo Nacional». Durante el 2003 y 2004 las luchas magisteriales han evidenciado una vez más el viejo dicho, «si no es bajo presión los gobiernos no negocian ni atiendes las demandas de los sectores populares». Por otro lado, la Marcha por la Vida, que protagonizó su segunda movilización en junio del 2004, desenmascaró el cinismo con que se abordan por parte de la clase política las demandas ciudadanas nacionales como las ambientales y el poder de los grupos fácticos en el Estado como los grandes empresarios de la madera.


Bibliografía

1. Boron, Atilio: Neoliberalismo vs. Movimientos sociales en América Latina, en http://www.rebelión.org, 31 de agosto del 2004.
2. Garretón, Manuel Antonio. La transformación de la acción colectiva en América Latina, en Revista de la CEPAL N.76, 2002.

[email protected]