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Las redes de terrorismo del fascismo suramericano

Fuentes: Rebelión

La reciente desarticulación de una banda de terroristas, integrada por sujetos provenientes de los países de la Europa del Este, veteranos de la guerra de los Balcanes y de ciudadanos bolivianos ha puesto en evidencia la red que se teje en nuestro continente para atentar contra la estabilidad política y social de nuestros países. Casi […]

La reciente desarticulación de una banda de terroristas, integrada por sujetos provenientes de los países de la Europa del Este, veteranos de la guerra de los Balcanes y de ciudadanos bolivianos ha puesto en evidencia la red que se teje en nuestro continente para atentar contra la estabilidad política y social de nuestros países.

Casi en paralelo al plan descubierto por el gobierno del presidente Evo Morales sobre el contexto y las características del plan conspirativo, otros informes respaldados por la propias fuentes diplomáticas de Argentina han descubierto también la existencia de células integradas por ex militares de esa nación. Inclusive se denuncia la existencia de otras células terroristas integradas por brasileños y uruguayos que participaron en la guerra de los Balcanes.

¿Será Bolivia escenario de un experimento de la derecha fascista para emprender una cruzada terrorista contra los pueblos que han decidido ser libres o cuyos gobiernos tienen cierto grado de independencia frente a los designios del poder capitalista mundial? Es posible y el plan podría estar en pleno desarrollo.

Pocas semanas después de que se desarticulara a la organización neofascista que planeaba ejecutar acciones en Bolivia, en Venezuela, las autoridades allanaron una vivienda donde se ocultaban armas de guerra y explosivos. Como consecuencia del hecho fueron detenido tres ciudadanos de nacionalidad dominicana y otro de nacionalidad francesa.

El ministro de Interior y Justicia de Venezuela, Tarek El Aissami señaló que los detenidos forman parte de una organización terrorista. Las armas encontradas fueron: 500 gramos de explosivos C4; un segmento de cable electroconductor; 11 sistemas eléctricos detonantes para explosivos; 19.721 cartuchos de diferentes de calibres, 14 fusiles de diferentes modelos, de los cuales 5 son con miras telescópicas, 5 con miras láser y uno 1 con silenciador.

Además 5 escopetas calibre 12; 3 ametralladoras; 4 pistolas de diferentes calibres, 51 cacerinas para armas de fuego de diferentes calibres, 2 chalecos antibalas; 11 equipos de radio transmisores, 3 portátiles de radio punto a punto; 1 radio base.

Aún se conocen pocos detalles sobre las características de la red desarticulada en Venezuela, no obstante, ya los hechos de Bolivia han despejado parte del panorama que se esconde tras los mercenarios de origen croata y húngaro que planificaban el asesinato del presidente Morales.

Coincidente con la detención y abatimiento de los terroristas, se encontraba en Bolivia una comisión de la organización denominada UnoAmérica. Una coordinadora de agrupaciones ultraderechistas presidida nada más y nada menos que por Alejandro Peña Esclusa, un viejo conocido de los círculos de la ultraderecha venezolana.

Sin estar claro de donde proceden sus recursos, Peña Esclusa se ha dedicado a recorrer el continente. Participó activamente en la campaña electoral del derrotado candidato de la derecha salvadoreña y ha desarrollado íntimas relaciones con medios de comunicación e individuos pertenecientes a los círculos de ex militares golpistas argentinos.

Pues Peña Esclusa y sus socios argentinos han viajado frecuentemente a Bolivia para sostener que la masacre de Pando fue responsabilidad del gobierno de Evo Morales y no de la opisición de derecha en la persona del ex prefecto Leopoldo Fernández.

Una comisión de la llamada UnoAmérica visitó inclusive a Fernández en prisión para manifestarle su solidaridad, e inclusivo en un documento público extraído de la página web de Uno América se dice: «Peña Esclusa dijo que viendo que las violaciones a los derechos humanos en Bolivia ya han superado muchas barreras, UnoAmérica ha decidido tomar como bandera el caso de Leopoldo Fernández, para lo cual harán las gestiones internacionales que sean necesarias».

Otro de los que viajó frecuentemente a Bolivia, especialmente a las ciudades del oriente fue Jorge P. Mones Ruiz, un ex carapintada que se alzó en armas contra el gobierno de Raúl Alfonsín para exigir la impunidad de los represores de la dictadura.

Mones Ruíz es líder una organización denominada Movimiento por la Verdadera Historia, que entre otras cosas plantea lo siguiente: «La Argentina, Uruguay, Bolivia y Venezuela, países (entre otros) donde UnoAmérica tiene montada una estructura de importancia, se caracterizan por tener presos políticos por idénticas razones. Lo mismo sucede en el Uruguay donde hay que prestar atención, pues con menos estridencias se persigue a quienes lucharon contra la Guerra Revolucionaria Marxista. Esta guerra inconclusa, hoy forma parte de un amplio proyecto de penetración sutil y progresiva, distinta a las acciones armadas del pasado pero que mantiene vigente la perspectiva violenta, escenario en el cual la Iglesia Católica no deja de ser uno de los blancos de la nueva agresión neocomunista».

Mones Ruíz y sus amigos sostienen que en Argentina se discrimina políticamente a «figuras prestigiosas como el abogado Jaime Smart o el diputado nacional Luis Abelardo Patti.

Pues recordemos quien es el señor Patti, para ello reproducimos parte de su historial criminal denunciado en la página web www.desaparecidos.org: «En 1973 fue acusado de asesinar a balazos a tres adolescentes en una confitería del Barrio Lambertucci, de Escobar, porque recibió informes de que habían asaltado y violado a una mujer. Al frente de una comitiva policial, el entonces oficial principal sorprendió a los jóvenes (de entre 16 y 17 años) jugando al metegol y los acribilló ahí mismo. Luego se comprobó que las víctimas no tenían ninguna relación con los delitos denunciados. El hecho fue publicado únicamente por el diario local «El Actual», dirigido por el militante comunista Tilo Wenner. Un día después del golpe de Estado, el 25 de marzo de 1976, Wenner fue secuestrado y desaparecido»

Según fuentes consultadas por el diario bonaerense Página 12, desde hace varios meses que las autoridades de ambos países sospechan de las incursiones de ex carapintadas relacionados con las facciones de ultraderecha de Santa Cruz de la Sierra, Pando y Cochabamba.

Sobre la conexión de los ex carapintadas con la derecha boliviana debemos recordar también que uno de los líderes de la estrategia separatista en la nación del altiplano es Branco Maricovik, quien es descendiente de croatas vinculados al nazismo. Precisamente fueron varios los llamados carapintadas argentinos que recalaron en la guerra de los Balcanes, entre ellos el oficial Rodolfo Barros, otro de los camaradas de Mones Ruiz y Baraldini.

Mones Ruiz también está vinculado con las recientes huelgas promovidas por los empresarios de la soya en Argentina para debilitar al gobierno de Cristina Fernández.

No es sencilla la red que se teje a partir de las mentes más retorcidas que pretenden sembrar de violencia a nuestro continente. De seguro se sabrán, poco a poco, muchas cosas más. A pesar de sus trasnochados y a veces alocados planteamientos (como concebir a Lula Da Silva como uno de los pilares del funcionamiento de las FARC), es conocido que los miembros de UnoAmérica han tenido nexos o han sido protagonistas del ejercicio de la represión y las armas contra el pueblo. Poseen recursos, como los que permiten a Peña Esclusa y a sus socios recorrer el continente y juegan con la desesperación y la ignorancia de los sectores sociales que ven en peligro, de forma real o ficticia, sus intereses, frente a los procesos progresistas que se desarrollan en Sudamérica.