López Obrador, por un cambio del modelo económico Raimundo López El candidato presidencial opositor Andrés Manuel López Obrador llega a las elecciones del 2 de julio próximo en México con la esperanza de alcanzar la cima de una intensa carrera política iniciada en su juventud. López Obrador fue postulado por la coalición Por el bien […]
López Obrador, por un cambio del modelo económico
Raimundo López
El candidato presidencial opositor Andrés Manuel López Obrador llega a las elecciones del 2 de julio próximo en México con la esperanza de alcanzar la cima de una intensa carrera política iniciada en su juventud.
López Obrador fue postulado por la coalición Por el bien de todos, integrada por los partidos de la Revolución Democrática (PRD), del Trabajo y Convergencia por la Democracia, que refrendan posiciones de izquierda y centroizquierda.
A tono con esas ideas, su campaña la centró en la consigna ?oprimero los pobres?? y la necesidad de cambiar el modelo neoliberal impuesto con fuerza en el país, con desastrosas consecuencias para la mayoría de la población.
Desde el año pasado lideró todas las encuestas, pero en la medida que se intensificó la rivalidad de los demás aspirantes, desde abril último vio reducirse su ventaja y en ocasiones, diluirse.
Sondeos publicados recientemente le otorgaron la punta, aunque con márgenes estrechos que oscilan entre tres y cinco puntos, por lo cual sus dos adversarios principales opinan que existe un empate técnico entre los tres.
López Obrador nació el 11 de noviembre de 1953 en Villa de Tepetitán, municipio de Macuspana, en el estado de Tabasco, con costas en el Golfo de México, donde comenzó sus primeras actividades políticas.
De su tierra natal le viene el apodo con el cual es conocido: el Peje, nombre de un pez de río típico de esa demarcación y una palabra que, según sus simpatizantes, significa también inteligente, sagaz, astuto.
Hijo de Andrés López y Manuela Obrador, comerciantes, tuvo una infancia modesta en compañía de siete hermanos y hermanas, según relata una de sus biografías.
López Obrador se afilió al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 1976 para colaborar en la campaña a senador de Tabasco del poeta Carlos Pellicer, decisión considerada como el inicio de su carrera política.
En Tabasco fue nombrado en 1977 delegado del Instituto Nacional Indigenista, puesto desde el cual se le reconoce una importante labor a favor de los pueblos aborígenes.
Durante unos meses, en 1983, se desempeñó como presidente del Comité Ejecutivo del PRI en Tabasco y luego se trasladó a la capital, donde al año siguiente asumió la dirección de promoción social del Instituto Nacional del Consumidor.
No obstante, siempre ha minimizado su paso por el PRI, partido surgido tras la revolución mexicana (1910-1917) y el cual dominó la escena política nacional los últimos 70 años del siglo pasado.
López Obrador se incorporó en 1988 al grupo de militantes del PRI denominado Corriente Democrática, encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas, quien aspiró a la presidencia ese año, y del cual surgió en 1989 el PRD.
Cárdenas, hijo de una de las personalidades más emblemáticas de México, el general Lázaro Cardenas, fue postulado por el Frente Democrático Nacional, con el cual López Obrador buscó sin éxito la gobernatura de Tabasco.
Posteriormente, asumió el liderazgo del PRD en ese estado y se dedicó a su organización hasta ser nominado nuevamente como candidato a gobernador en los comicios de 1994, los cuales perdió frente a uno de sus actuales rivales por la presidencia, Roberto Madrazo.
Tras denunciar la existencia de un fraude en su contra, llamó a la resistencia civil y encabezó una marcha hacia la capital con sus partidarios, pero no pudo revertir los resultados de la votación.
Un paso importante en su carrera lo alcanzó el 17 de abril de 1996 cuando ganó la presidencia del PRD, cargo en el cual se mantuvo desde el 2 de agosto de ese año hasta el 10 de abril de 1999.
Durante su gestión, el Partido obtuvo uno de sus principales éxitos electorales, al ganar por primera vez, con Cárdenas, las elecciones para gobernar el populoso Distrito Federal, controlado desde entonces por el PRD.
El propio López Obrador ocupó el cargo tras ganar las elecciones del 2 de julio de 2000, con el 38,3 por ciento de los votos, un éxito que terminó por encumbrarlo como figura política en el país.
El 29 de julio del año pasado renunció al cargo para contender por la candidatura a la presidencia por el PRD, la cual obtuvo el 5 de diciembre pasado, tras vencer sin oposición en los comicios internos un mes antes.
Es padre de tres hijos, José Ramón, Andrés Manuel y Gonzalo Alfonso. Su esposa, Rocío Beltrán, falleció a principios del 2003 víctima de una grave enfermedad. No ha vuelto a casarse.
A diferencia de sus dos principales rivales, Felipe Calderón, del gubernamental Partido Acción Nacional (PAN), y Madrazo, no ha involucrado a su familia en la campaña electoral.
Felipe Calderón: un «pecador estándar» que quiere ser presidente
Moisés Pérez Mok
A los 43 años de edad, Felipe Calderón Hinojosa, el candidato presidencial del gobernante Partido Acción Nacional (PAN), se autodefine como un «pecador estándar» que busca asir las riendas de un México urgido de modernización.
Abogado de profesión, y con sendas maestrías en Administración Pública y Economía, el también ex secretario federal de Energía (septiembre de 2003 a junio de 2004) es visto como un aspirante muy bien ajustado al perfil panista: tradicional y conservador.
Hijo de Luis Calderón, considerado junto a Manuel Gómez Morín y Efraín González Morfín entre los ideólogos del PAN, el abanderado del blanquiazul se convirtió en 1996 en el dirigente más joven de ese partido, cuya presidencia asumió contando 34 años de edad.
También autoproclamado «El hijo desobediente» – en alusión al título de un corrido mexicano que solía cantarle su madre cuando niño – Calderón fue también legislador en la Asamblea de Representantes de la capital (1988-91), diputado federal (1991-94) y candidato a gobernador en su natal Michoacán (1995).
Muchos aquí recuerdan que cuando fungió como coordinador de la bancada panista en la Cámara de Diputados se opuso a que la comandancia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) pudiera utilizar esa tribuna.
También estuvo comprometido con la reprivatización y la extranjerización de la banca nacional, así como con el llamado «rescate bancario», que endeudó al país en más de 100 mil millones de dólares y en el cual niega insistentemente su participación.
Mas, como operador en el legislativo durante la 58 Legislatura, no pudo cumplir su principal encomienda: llevar adelante la reforma fiscal; como tampoco pudo sacar adelante la energética cuando llevó las riendas del sector.
Calderón presume, sin embargo, que a su paso por la presidencia panista se alcanzó la reforma política que dio paso a la vida democrática federal y se ganaron los gobiernos de Nuevo León, Querétaro y Aguascalientes, además de 14 capitales de estado y otros ayuntamientos de importancia.
Durante el gobierno de Vicente Fox fue titular del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras) y, posteriormente, Secretario de Energía, en ambos casos por cortos períodos de tiempo.
Este último cargo se vio obligado a abandonarlo a mediados de 2004, cuando tras «destaparse» como precandidato al sillón de Los Pinos un fuerte – y para él inesperado – regaño de Fox lo dejó sin otro alternativa que dimitir.
De ese episodio refiere en su libro «El hijo desobediente» que lo hizo sentirse «que iba como en un trasatlántico – en el del gobierno- y de repente me tocó echarme al mar en medio de la noche y, la verdad, estaba muy fría el agua y estaba muy solo el mar».
En el propio volumen asegura imaginar a México el 2 de julio por la noche con un claro triunfo en las urnas. «Estoy incluso preparando el mensaje que siga a esa victoria y la convocatoria al gobierno de unidad nacional».
De ser así, ha prometido convertirse en «el Presidente del empleo» – uno de los grandes pendientes que deja la administración de Fox – y emprender una serie de cambios con «mano firme y pasión por México».
Para esta nueva etapa (2006-2012), sostiene, se requiere una fuerza capaz de impulsar las grandes transformaciones sin titubeos y sin autoritarismos, y con un liderazgo sólido.
Mas, analistas de reconocido prestigio advierten que la propuesta (implícita o explícita) de Calderón es la continuidad y radicalización del modelo neoliberal en lo económico y en lo social.
Esto se haría, precisó Julio Botvinik, con dos ingredientes adicionales: el hostigamiento y la represión policíaca contra quienes busquen obstaculizar las reformas neoliberales pendientes y la implementación de proyectos antipopulares como la presa La Parota.
Además, con una mayor injerencia en la vida pública de las doctrinas y prácticas católicas; sin que lo frenen el respeto a los derechos humanos, ni la legalidad.
Nada lo detendría para favorecer a los grupos económicos que han financiado su campaña, ni para establecer un modelo que – en opinión de Botvinik – podría definirse como «neoliberalismo católico represivo».
Roberto Madrazo- ¿Una propuesta de centro para México?
Moisés Pérez Mok
Político de larga data, Roberto Madrazo Pintado, candidato presidencial de la opositora Alianza por México, asegura que la suya es una propuesta de centro, y la única capaz de garantizar al país desarrollo y gobernabilidad.
Los más de 71 millones de mexicanos que podrán votar el próximo 2 de julio tienen tres opciones para elegir, afirma.
Pero dos de éstas posibilidades constituyen «un riesgo para el país», advierte, refiriéndose a las del gobernante Partido Acción Nacional (PAN), que defiende Felipe Calderón, y la coalición «Por el bien de todos», cuyo abanderado es Andrés Manuel López Obrador.
Por un lado – sostiene – el PAN representa la inexperiencia, la ineptitud y el estancamiento; por el otro, López Obrador – el candidato de los partidos de la Revolución Democrática (PRD), del Trabajo y Convergencia – personifica la violencia, el conflicto y la radicalización de las cosas.
En cambio, argumenta, la Alianza por México – que conforman los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Verde Ecologista de México (PVEM) – ofrece «un gobierno con experiencia, madurez, serenidad, rumbo y firmeza».
La nuestra es una propuesta de centro para el desarrollo y la gobernabilidad, afirmó Madrazo a finales de abril último, cuando se realizó aquí el primer debate entre candidatos presidenciales.
Entonces sostuvo que el país «está al revés» porque perdió el rumbo y acusó a lo que consideró la derecha intolerante (el PAN) y la izquierda conflictiva (el PRD) de querer llevar a México «a la incertidumbre y el estancamiento».
Mi propuesta – insistió en aquella ocasión – es muy concreta: regresarle a México certidumbre y hacerlo sobre la base del consenso, con acuerdos, experiencia y trabajo político.
Y es que, al margen de los cuestionamientos que le merecieron tanto su desempeño como dirigente nacional del PRI, como el modo en que ganó la candidatura presidencial, casi todos aquí coinciden en que se trata de un hombre «que suda y respira política».
Nacido el 30 de julio de 1952 en la Ciudad de México (aunque su acta de nacimiento fue expedida en Villahermosa, Tabasco), egresó de la Licenciatura en Derecho a los 22 años.
En el PRI se desempeñó como secretario general de la Juventud Revolucionaria; delegado del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) en varias entidades; secretario de Gestoría y Promoción (1984-87), y posteriormente de Organización.
Por primera vez en 1999 intentó infructuosamente ganar la candidatura presidencial del tricolor y tres años después resultó el primer presidente del partido que asumió el cargo como resultado de una elección abierta.
Ha sido además diputado local y federal, senador y gobernó Tabasco entre 1994-2000 tras ganar unos comicios (su rival fue precisamente López Obrador) cuya legitimidad impugnó el PRD, que denunció irregularidades en mil 100 de las mil 744 casillas electorales instaladas entonces.
En 2005 consiguió la candidatura presidencial priísta luego que quedara como aspirante único en la elección interna, ante la renuncia del ex gobernador del Estado de México Arturo Montiel, acusado de corrupción y enriquecimiento ilícito.
Madrazo emprendió entonces – en alianza con el PVEM – una costosa carrera hacia la residencia oficial de Los Pinos, que según el primer monitoreo del Instituto Federal Electoral (IFE) supuso un desembolso de más de 12 millones y medio de dólares entre el 19 de enero y el 15 de marzo pasado.
Sin embargo, semejante derroche de recursos ha sido insuficiente para remontar el tercer puesto que, invariablemente, le han asignado las numerosas encuestas de intención de voto realizadas tanto por empresas especializadas como por medios de comunicación.
De cualquier modo, el ex dirigente nacional priísta ha insistido en que tiene ya «más de medio cuerpo en Los Pinos», donde cree que podrá cumplir las cuatro principales tareas que cree le esperarán al próximo mandatario: convocar, conciliar, pactar y ejecutar.
Reconocido corredor de largo aliento (ha participado en 19 maratones internacionales, entre éstos los de Boston, Berlín y Chicago), Madrazo aseguró recientemente a una televisora local que por primera vez soñó con guiar los destinos de la nación cuando apenas tenía ocho años de edad.
También dijo que el momento más triste de su vida fue el 4 de junio de 1969, cuando sus padres fallecieron en un accidente de aviación, y aseguró que de no ganar los comicios de julio próximo continuará en la política, «porque eso es lo que me gusta».
Acérrimo crítico del actual gobierno, es de quienes considera que los principales aciertos del mandatario Vicente Fox han sido sólo dos: «ser tolerante y amar a su mujer».
Por lo demás, insiste, todo lo que debía haber ido hacia arriba: empleo, salario, competitividad, ha ido hacia abajo; mientras, la inseguridad, la pobreza, los impuestos, los precios de la gasolina y las tarifas eléctricas han crecido.
Para remediar esta situación, afirma tener listos más de un millar de proyectos (agrupados en 25 innovadores megaproyectos) enfilados a potenciar el desarrollo económico y social de México.
Muchas de estas propuestas están contenidas en su libro Bases para un gobierno firme y con rumbo, en el cual asegura que la nación enfrenta hoy «una de las situaciones políticas más desafiantes y riesgosas de su historia contemporánea».
Ahora – subraya – el país padece rezagos y nuevos desafíos reforzados, paradójicamente, por el impacto de la modernización, la apertura económica y la globalización, cuyos beneficios han sido insuficientes para la mayoría de los mexicanos.