No cabe la menor duda de que el papa Francisco, en su gira por Cuba y los Estados Unidos y en su comparecencia ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, conmovió al mundo entero. Literalmente. En cada una de las etapas de este largo viaje, estuvo rodeado por verdaderas multitudes. Estas multitudes excedían ampliamente […]
No cabe la menor duda de que el papa Francisco, en su gira por Cuba y los Estados Unidos y en su comparecencia ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, conmovió al mundo entero. Literalmente. En cada una de las etapas de este largo viaje, estuvo rodeado por verdaderas multitudes. Estas multitudes excedían ampliamente a quienes profesan la fe católica, aunque también es cierto que situó a la iglesia católica en una posición elevada y que se ganó el reconocimiento universal, porque la mostró, intensamente preocupada por los acuciantes problemas del mundo de hoy y por la situación de las masas populares en todos los países. Sobre estos grandes temas, Francisco expuso posiciones inequívocas, que en líneas generales lo ubican en una postura progresista, en favor de la paz mundial, de la solución pacífica de las controversias entre estados, de atención a los problemas vitales de las grandes mayorías, de los pobres del mundo, desarrollando al respecto el lema de las tres T: techo, trabajo, tierra.
El papa Francisco contribuyó eficazmente a la solución de grandes temas mundiales. Ya se ha destacado su contribución efectiva en el problema del restablecimiento de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba, cortadas desde hacía más de medio siglo (desde la conferencia de cancilleres de la OEA en Punta del Este, en enero de 1962). A esta altura ya está designado y en actividad el nuevo embajador de Cuba en Washington, y en este logro está incluido el aporte del papa Francisco, que promovió las reuniones entre los responsables de ambas naciones en el Vaticano, en un clima de reserva y plena responsabilidad. También ejerció su benéfica influencia en la solución del conflicto entre Venezuela y Colombia a lo largo de su extensa frontera común. El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, habló en la ONU después del discurso que allí pronunció el papa, y destacó las perspectivas de afianzar la paz y resolver los problemas pendientes en la convulsionada región fronteriza.
El conjunto de los medios de comunicación internacionales llevaron la gira del papa Francisco a todos los rincones del mundo, sin excepción. Las audiencias de las emisiones que recogían las actividades del papa batieron sin duda todos los récords. Personalmente pude seguir el tema a través de Telesur, con varias horas de trasmisión diaria. Por allí desfilaron todos los detalles. Por ejemplo, además de sus intervenciones medulares, su diálogo con los niños de Harlem, en los suburbios de Nueva York, o la alocución que pronunció en el Ground Zero de las Torres Gemelas (en recordatorio de la catástrofe del 11 de setiembre de 2001), con citas adecuadas del Martín Fierro de Hernández, proyectadas a la escala de la unidad de los pueblos de la América Latina y el Caribe.
Tengo a la vista el texto completo de la alocución del papa Francisco en el Capitolio, en la reunión conjunta de la Cámara de Representantes y el Senado de los Estados Unidos. Es el primer papa que habla en ese recinto, al que llegó acompañado por el vicepresidente de EEUU, Joe Biden, y el presidente de la Cámara, John Boehner (quien pocas horas después renunció a esa investidura, pero esa es otra historia). Veamos algunas de las principales ideas expuestas en un discurso de alrededor de media hora. Por una parte, pidió la abolición de la pena de muerte. Luego incidió directamente sobre el tema de los repetidos asesinatos de afrodescendientes, y llamó a garantizar los plenos derechos civiles y políticos para la población afrodescendiente. Si bien no se refirió directamente al tema de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, habló de «construir puentes» para que los países reanuden el diálogo y abrir nuevas posibilidades pata todos». En sus palabras, «un buen líder político es el que con los intereses de todos aprovecha el momento de apertura y pragmatismo».
Por otro lado, llamó a no tener miedo a los inmigrantes. «No hay que tenerle miedo a los extranjeros porque muchos de nosotros lo fuimos alguna vez. Se lo digo esto como hijo de inmigrantes y sabiendo que tantos de ustedes son descendientes de inmigrantes». Este fue uno de los puntos que concitó los mayores aplausos. También se refirió a la crisis de los refugiados, pero no lo situó solamente en Europa, sino en los mismos Estados Unidos. «En este continente viajan muchas personas hacia el norte en búsqueda de una mejor vida y oportunidades para ellos y sus seres queridos. No nos deben sorprender las cifras sino más bien las personas, sus rostros, escuchar y tratar de responder de manera humana, justa y fraterna a su situación», señaló.
Llamó asimismo a proteger el medio ambiente, tema sobre el cual se pronunció en su última encíclica Laudatio Si, reclamando detener el deterioro ambiental causado por la actividad humana. Exigió ponerle fin a los múltiples conflictos armados en el mundo y detener el tráfico de armas. Se preguntó: «¿Por qué se están vendiendo armas letales? Por el dinero que está empapado en sangre, a menudo de inocentes. Ante el silencio es nuestro deber enfrentar el problema y detener ese tipo de tráfico».
Consideró que la distribución de la riqueza y la generación de empleos «son un servicio al bien común». Recordó también que «el fin primordial de la política es preservar la dignidad de los ciudadanos y avanzar hacia el bien común» y pidió a los congresistas «proteger mediante las leyes la imagen y semejanza de Dios que tenemos en cada rostro humano», particularmente «en los que están atrapados en un ciclo de pobreza».
Al finalizar su discurso, el papa salió al balcón del Capitolio para saludar a miles de personas allí congregadas y que habían seguido su discurso desde la calle. Les habló en castellano y se despidió (en inglés) con «God bless America).
En su discurso en la ONU el papa reiteró algunos de estos pronunciamientos, como el referido al narcotráfico «que silenciosamente mata a millones de personas» y pidió un acuerdo eficaz sobre el cambio climático. Solicitó que la conferencia mundial sobre cambio climático a efectuarse en el mes de diciembre próximo en París llegue a «acuerdos fundamentales y eficaces» y agregó que existe «un verdadero derecho del ambiente». Por aquí apareció además el tema de Grecia y sus implicaciones. Ante las medidas draconianas de austeridad reclamada por los acreedores de la «troika» (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional), el papa solicitó «a los organismos financieros internacionales velar por el desarrollo sostenible de los países y la no sumisión asfixiante de éstos a sistemas crediticios». Lo fundamentó en estos términos: «Lejos de promover el progreso, someten a las poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, sumisión y dependencia». El reclamo de evitar la exclusión se unió a la defensa del derecho «al techo, trabajo y tierra».
Se ha señalado que de esta manera el papa Francisco marcó el tono de una cumbre sobre el desarrollo que se abrió inmediatamente después en la ONU, y en la cual más de 150 dirigentes mundiales adoptaron un ambicioso plan de acción para los próximos 15 años en materia de pobreza, salud, educación y medio ambiente.
Posteriormente, en su visita a Filadelfia, hablando en el lugar mismo donde se declaró la independencia de los Estados Unidos en 1776, el papa se dirigió a los inmigrantes, principalmente de origen latino, a los que les habló en castellano. Les dijo que «no se desanimen y no se avergüencen nunca». Decenas de miles de personas, en su gran mayoría latinas, se dieron cita en el Independence Hall para ver y escuchar al papa, quien se dirigió a ellos en estos términos: «Muchos de ustedes han emigrado a este país con un gran costo personal, pero con la esperanza de construir una nueva vida. No se desanimen por las dificultades que tengan que afrontar. Les pido que no olviden que, al igual que los que llegaron aquí antes, ustedes traen muchos dones a su nueva nación. Por favor, no se olviden nunca de sus tradiciones. Repito, no se avergüencen de aquello que es parte esencial de ustedes. También están llamados a ser ciudadanos responsables y a contribuir provechosamente a la vida de las comunidades en que viven». Este fue su mensaje en el lugar en que se proclamó, 239 años atrás, que todos los hombres y mujeres fueron creados iguales. Aquí abogó también por la libertad religiosa, que catalogó como un «derecho fundamental» para interactuar social y personalmente con los prójimos. En sus palabras: «En un mundo en el que diversas formas de tiranía moderna tratan de suprimir la libertad religiosa, o de reducirla a una subcultura, o de utilizar la religión como un pretexto para el odio y la brutalidad, es necesario que los fieles de las diversas religiones unan sus voces para clamar por la paz, la tolerancia y el respeto».
De esta forma el papa ha estado proporcionando una contribución invalorable a la solución de los grandes problemas que atraviesa actualmente la humanidad. Uruguay ha seguido muy de cerca todo este proceso, y participado en varios de sus aspectos. Por ejemplo, en la instauración del diálogo entre Colombia y Venezuela para resolver la situación fronteriza, proceso en el cual participó el presidente Tabaré Vázquez y el canciller Rodolfo Nin Novoa junto a las autoridades ecuatorianas (presidente Rafael Correa y canciller Ricardo Patiño) en los diálogos 4×4 mantenidos en Quito, capital de Ecuador. Otro hecho auspicioso, en este nuevo clima creado, es que se llegó a un acuerdo entre el gobierno de Colombia presidido por Juan Manuel Santos y las FARC-EP para firmar definitivamente un acuerdo de paz en un plazo máximo de seis meses, hasta marzo de 2016. En la ONU, el sábado habló el presidente de Cuba, Raúl Castro, en la Cumbre sobre los objetivos de desarrollo sostenible 2015-2030, hizo referencia al restablecimiento de relaciones entre su país y los Estados Unidos y reclamó una vez más el cese definitivo del bloqueo impuesto por EEUU, de una vez y para siempre. Para el martes 29, se espera la intervención del presidente Tabaré Vázquez en la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Fuente: http://barometrointernacional.bligoo.com.ve/por-niko-schvarz-los-aportes-del-papa-francisco